Apócrifo - Gods land - Capítulo 77

En una calurosa tarde de verano, una hermosa mujer y un elfo de cabello blanco paseaban por las sombreadas calles de Orario. Eran las siete de la tarde y el sol había empezado a descender. La pareja caminaba por una angosta calle de no más de cinco metros de ancho, adoquinada de principio a fin. Las casas a los lados estaban pareadas y mantenían una combinación de piedra y cemento, lo único que se diferenciaba de los colores grises, eran las puertas, ventanas y balcones, los cuales estaban hechos de madera oscura. Esta calle en particular, no era demasiado transitada a pesar de que por un extremo estaba la avenida principal, y por el otro, había una feria artesanal. Para empezar, a Isabel le encantaba venir a ver pequeños adornos para la casa. A lo mejor un caballo de cristal, una estatua de un hermoso espíritu de agua o el grabado de unas palabras extranjeras. En un principio compraba todo lo que le gustaba y como consecuencia, la casa se llenaba de un montón de pequeños adornos. Desde la cocina hasta los dormitorios, pasando por los pasillos y llegando hasta la entrada de la casa. Todo el mundo se armó de paciencia y toleraron la situación durante un par de años, pero cuando la misma Isabel no dio abasto para limpiar todas las cosas en un solo día, supo que se había excedido. Así que ahora solo venía a mirar la feria artesanal y siempre que venía con alguien le preguntaba si a los niños les gustaría los adornos. Cosa que el mismo Kain encontró rara, ya que los únicos niños que quedaban en la casa eran Marcus y Elrond. Todos los demás estaban grandes, tenían sus propias casas o andaban deambulando por aquí o por allá, como Viggo por ejemplo.

Kain e Isabel llegaron al final de la calle y entraron a la feria artesanal.

-¿Crees que le guste a los niños?- pregunto Isabel con una mirada expectante

Kain miró lo que ella quería comprar. Era una pequeña estatua de una mujer de larga cabellera con una vasija sobre su hombro, la cual vertía agua en una pequeña fuente. La pequeña escultura de piedra medía más de cincuenta centímetros de alto y estaba hecha para ponerla en la parte alta de una pileta. Así que para empezar, el problema era que ellos no tenían una pileta. Kain soltó un suspiro y negó.

Por su parte, Isabel asintió y le dijo al anciano que había tallado la estatua que será para una próxima vez. Después de eso, siguieron mirando el resto de los puestos de la feria artesanal.

-Eres tan aburrido- se quejo Isabel como si todavía fuera una muchacha -habían un montón de cosas lindas-

-Isabel- respondió Kain en un tono serio -ya hablamos de esto, dijimos que nada más de adornos-

-Lo entiendo, pero, es que me gustan tanto, son muy lindos-

-Yo también te entiendo, pero la casa ya es lo suficientemente grande como para andar llevando cosas para almacenar más polvo-

-Está bien, querido- respondió en un tono bajo y le tomo la mano a Kain. Este último soltó un suspiro y la acompaño a deambular por el resto de la feria.

Como a eso de las nueve de la noche terminaron de visitar todos los puestos de la feria y ahora estaban haciendo su camino de vuelta. No obstante, las calles principales estaban bastante transitadas, así que optaron por tomar las calles aledañas. Por otro lado, a esa hora ya estaban prendidas las farolas y el cielo se estaba tornando oscuro.

-Kain ¿Cómo esta Flora?- pregunto Isabel mientras avanzaban por las calles adoquinadas. Lo único que resonaba en ese momento eran sus palabras y el sonido de sus tacones.

Kain a su lado, le dio una breve mirada y después siguió mirando hacia adelante -está bien- respondió -se fue a vivir a un reino vecino, muy cerca de la torre de Hera y se volvió caballero junto a Aquiles. Ya sabes, su fuerza es superior a la del promedio-

-Mmmm- pronuncio Isabel entre segura de que su hija estaba bien y triste por no poder verla. Miraba las calles y avanzaba cuidando de donde ponía su pie. Era un poco complicado andar con unas sandalias con tacones. Por otro lado, sentía que le escocía entre medio de los dedos, pero trato de aguantarse.

Kain la vio pisar con el borde del pie, de manera extraña y le dijo apuntando a una esquina -ven conmigo, siéntate en esa banca-

Isabel vio a donde apuntaba y lo único que pudo ver fue un rectángulo de concreto frente a las casas pareadas. No tenía un gran estilo, pero por lo menos se habían preocupado de colocar en los dos extremos un par de macetas con flores. Isabel camino tratando de disimular su dolor y se sentó. Kain al siguió, se hinco frente a ella y le miró el pie. Tenía la piel interna del dedo pulgar rota. Kain la miró a los ojos algo enojado, pero no le dijo nada después de ver una sonrisa de disculpa. Después le quito la sandalia y le reviso por completo el pie.

De repente escucho el sonido de unas ruedas avanzando por los adoquines. Kain le dio una breve mirada y vio que a unos cuarenta metros, se divisaba un gran armatoste móvil, como si fuera un cubo cubierto por una especie de tela roja. Kain no le presto mucha atención a las personas que lo dirigían y se dedico a curar a Isabel. Después de eso, le volvió a colocar la sandalia y se puso de pie.

-Muchas gracias- dijo Isabel poniéndose de pie y mirándolo a los ojos con una tierna sonrisa

Kain sonrió y le puso las manos sobre las caderas, le dio un pequeño beso y después una leve nalgada -no me agradezcas- dijo -eres mi tesoro-

-Boca dulce- dijo Isabel mientras soltaba una risita y lo miraba a los ojos, después se puso un poco sería y le pregunto -¿Por qué? ¿Por qué no tenemos otro hijo?-

Kain alzo la ceja y también se puso serió, tomo una profunda respiración y asintió como entendiendo el punto, después de todo, Isabel solo tenía un poco más de treinta.

Por otro lado, mientras ellos se abrazaban, el grupo que transportaba el gran armatoste sobre una carretilla tirada por caballos, paso por al lado de ellos.

Kain nunca soltó su abrazo con Isabel, pero pudo ver más de cerca a las personas. Entre las sombras de la estrecha calle y la luz de las farolas, pudo ver que todas eran mujeres, de piel morena y ropa exótica. Al ver a Kain, las mujeres soltaron risitas, pero como estaban en medio de un encargo, no le dijeron nada. No obstante, a Isabel no le gusto porque pensó que se lo estaban comiendo con la mirada. Así que tomo el rostro de Kain entre sus manos y lo obligo a fijarse solo en ella. Kain sonrió y dejo de pensar en las llamativas amazonas.

Kain iba a besar a Isabel, pero esta última de repente se congelo y miró en dirección a las amazonas. Después dejo a Kain y las empezó a seguir por alguna razón.

-Espere, espere- dijo Isabel corriendo detrás de ellas

Las amazonas no le hicieron caso y siguieron avanzando.

Kain alcanzo a Isabel y le pregunto -¿Por qué las llamas? Pensé que no te agradaban-

-No es eso- dijo Isabel angustiada -es, es, es lo que ellos transportan. Por alguna razón me llama-

Kain frunció el ceño y estiro su mano en dirección a las amazonas. Junto su energía y del suelo salió una enorme pared de piedra que llegaba hasta el techo de las casas, impidiéndoles así el paso. Después de eso, Kain le tomo la mano a Isabel y camino hasta donde estaban las amazonas, las cuales los esperaban con machetes y espadas en mano.

Una enorme aventurera salió de entre medio del grupo de diez. Era tan gruesa como un barril, con un enorme rostro y un cabello horrible, el cual parecía que se lo hubieran arreglado colocándole un plato hondo en la cabeza y recortado lo que sobraba. Ella miró a Kain relamiéndose los labios y le dijo -vas a tener que compensarme por esto-

-No te he hecho nada, solo quiero ver lo que llevas debajo de esa tela- respondió Kain

-Por favor, déjame ver- dijo Isabel con una voz angustiada

La horrible aventurera frunció el ceño al ver el hermoso rostro de Isabel y mostro una clara molestia -vete- dijo -esto es de lady Ishtar y ustedes no tienen nada que hacer aquí-

-Por favor, solo una mirada, por favor- suplico Isabel

La aventurera puso un rostro enojado, se acercó mostrando sus dientes como si fuera un perro rabioso, alzo su enorme y regordeta mano e intento de golpear a Isabel. Sin embargo, nunca alcanzo su objetivo. Solo se escuchó el crujir de huesos y explosivo golpe de ella estrellándose contra los adoquines. Ninguna de sus compañeras capto lo que paso, pero se dieron cuenta que Kain tenía la mano derecha alzada.

-Nunca, en tu puta vida, vuelvas a levantarle la mano a mi mujer- dijo Kain con una voz fría. Después miró al resto de las amazonas y continuo -ustedes, ahora quiero ver el contenido con mas ganas ¿Qué van a hacer? ¿Se pondrán en mi camino o se apartaran?-

Todas las nueve restantes, se alejaron del armatoste y Kain acerco a Isabel mientras la llevaba de la mano. Una ignorante trato de atacar a Kain por la espalda, pero también termino estrellada contra los adoquines. El resto no se atrevió a moverse.

-Veamos que hay debajo- dijo Kain y soltó la mano de Isabel para comenzar a rajar la tela. Debajo había una jaula de metal y dentro una niña con orejas largas como de lobo, pero más puntiagudas y largas. Después miró al resto de las amazonas y les dijo -hace años se abolió la esclavitud Orario junto con la destrucción de Evilus ¿Qué significa esto?-

Nadie se pronuncio, todas las amazonas estuvieron calladas, con la cabeza agachada y los puños apretados.

-Kain- dijo Isabel con voz angustiada -eso no importa, la niña es mas importante-

Kain asintió y con sus dedos rompió el candado que sujetaba la puerta de la jaula. Abrió la puerta e Isabel se lanzó de cabeza hacia adentro. Abrazo a la niña y le susurró que todo iba a estar bien. La joven caía perfectamente entre los brazos de Isabel, ya que no debería haber tenido más de diez años.

Después de sacar a la niña, Isabel miró a Kain como queriendo pedirle algo y este asintió con un suspiro.

-Bien- dijo Kain en un gran tono, miró a las amazonas y continuo -díganle a Ishtar que ha ofendido a Kain Dragonroad, así que tomare a la chica como una compensación. No necesita venir a pedir disculpas, solo tiene que permanecer en el nido de ratas que lleva gobernando durante tanto tiempo-. Entonces Kain abrazo a Isabel y se dieron la vuelta para irse.

-Ella tiene aliados- grito una de las amazonas

Kain miró hacia atrás y le dijo con una gran sonrisa -eso sería interesante de ver. Me gustaría saber quién es tan fuerte que puede respaldar a tu diosa. Solo déjalo ser, háblale a tu diosa de mí y veras la realidad con tus propios ojos. En último caso, solo tengo que hablar con ese mocoso Ottar y cobrarme uno de los tantos favores que me debe Freya, para desaparecer a tu pequeña familia-

Después de decir eso, Kain desvaneció la pared y avanzo por las oscuras calles de Orario. Por otro lado, la joven que le grito a Kain quedo con una expresión de incredulidad. ¿Quién era Ottar? El mejor aventurero de Orario, pero este tipo lo llamo mocoso. Así que se preguntó con qué tipo de monstruo tuvo la mala suerte de toparse.