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Suerte y perseverancia

Pequeña aclaración: Cada volumen es independiente del otro. Sigue su propia línea de historia y no se ve afectado por los volúmenes anteriores. Bueno, salvo por algún poder o habilidad que se viene arrastrando por el conocimiento y la personalidad del protagonista que va evolucionando. Volumen 1 Cross over entre nasuverso y Madam ou no Vanadis Volumen 2 viaje por Juego de Tronos, Señor de los anillos y Dark Soul 3 Volumen 3 Mushoku Tensei y Danmachi. Volumen 4 Naruto y muchos otros. -o- Kain, antiguo vástago del equilibrio. Renació en el mundo de Fate y vivió durante varios siglos. Sin embargo, al encontrarse con su viejo enemigo, el dios Hilden, lucho y perdió. Ahora su alma viaja a través del multiverso buscando el poder y la forma de volver a aquel mundo por la venganza. -o- Reglas del juego: 1.- No hay power up indiscriminados 2.- Todo se estudia y se gana hasta dominarlo 3.- El alma influye sobre el cuerpo, por ende, el cabello y los ojos siempre serán los mismo (ojos color lazuli y pelo blanco). 4.-La fuerza es proporcional al conocimiento adquirido, la técnica y la fuerza del alma. 5.- El nivel del mundo es proporcional al alma. Eso quiere decir que si el alma del protagonista es fuerte, irá a un mundo de mayor nivel.

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Apócrifo - Gods land - Capítulo 65

Al siguiente día, Kain y Riveria se reunieron con el rey Larfal para desayunar. Según Kain, fue un almuerzo escueto y desabrido, digno de la realeza, sin alimentos sabrosos y variados. En su mayoría eran verduras y sabia, mezclada con todo tipo de frutos secos. Por otro lado, el comedor del rey era una habitación pequeña, con un gran ventanal que tenía vista a la isla sagrada. Contaba con una mesa redonda y cuatro sillas hechas de madera antigua y lustrosa. El desayuno se llevó en completo silencio, con Riveria entre medio de Kain y Larfal, mientras que el joven Elrond, despierto y entusiasta, conversaba de ciertas cosas ininteligibles desde un pequeño corral, en una esquina de la habitación. Sus pequeños balbuceos hacían gracia al rey, que a pesar de haber estado la mayor parte del tiempo serio, sonreía para su nieto.

Mas tarde, Riveria y Kain salieron a dar un paseo por la ciudadela noble, un lugar mágico y florido. No obstante, solo pudieron bordear los jardines que rodeaban las tres torres. Adonde iban, los sirvientes y nobles los reverenciaban, incluso si sus expresiones reflejaban que no querían. Por otro lado, en la parte trasera de las tres torres, entre árboles y enredaderas, se producía un laberinto natural. Su suelo estaba cubierto de hojas y pétalos de colores, mientras que el techo, era un entrelazamiento de ramas que formaban un medio arco. De esta manera se formaban largos túneles floridos, cosa que amo el joven Elrond, el cual parecía estar en su medio ambiente, como un pez en el agua. Él era feliz y sus padres lo eran con él.

Esa misma tarde, le llevaron sus ropas formales para asistir al banquete real, consistía en una túnica blanca con un bordado de oro en la espalda simbolizando los tres arboles sagrados. La única diferencia en la túnica fue que la de Kain tenía hombreras similares a tres hojas sobre puestas, una sobre la otra. Por otro lado, a Riveria se le llevo una fina corona de plata, símbolo de su título de princesa. Por su parte, el joven Elrond también se le dio una túnica y una corona, pero como la mayoría de los bebés, se molestó tanto que al final se la saco.

Después de eso, tipo siete de la tarde, llego un caballero en armadura de plata a buscarlos. Caminaron todo el camino escoltados hasta el salón de banquetes y una vez que entraron, el caballero se quedó fuera.

En ese momento parecían haber llegado todos los invitados, salvo ellos y el rey, el cual entraría en el último momento. Por ahora, los elfos más jóvenes, se mantuvieron cerca de las mesas con comida vegetal y platicaron de todo tipo de negocios. Llenos de sonrisas falsas, risas empaquetadas y halagos inmerecidos. No obstante, los más viejos, se sentaron en una mesa y se miraban con altivez. No se contaban más de diez, pero ejercían una presión tremenda sobre los demás. Todo el mundo, independiente de que estuvieran conversando, mantenían un ojo en esa mesa.

Sin embargo, en el momento que entro Riveria y Kain, los viejos detuvieron todo intercambió y miraron al joven Elrond. Asintieron como si dieran su aprobación y después continuaron con su conversación, como si la presencia de Riveria y Kain fuera un mero adorno.

-Su majestad, buenas noches- saludo una joven elfa de cabello rojo llameante, se arrodillo frente a Riveria y la miró esperando su saludo. Vestía igual que los demás, pero a diferencia de la mayoría de las elfas, su ropa tenía un gran escote y dejaba ver unos grandes atributos. Nunca podría competir contra Mikoto o Deméter, pero dentro del mundo de las elfas destacaba demasiado.

Riveria frunció el ceño y respondió tratando de mantener la neutralidad -buenas noches, Ekaterina-

La joven y exuberante se puso de pie y estiro sus brazos mientras mostraba una gran sonrisa -¿puedo cargar a mi primo?- pregunto

Riveria sonrió y le respondió -no lo creo, Elrond no es un muchacho de darse con otras personas-

No obstante, independiente de lo que su madre dijo, el joven Elrond estiro sus brazos, como queriendo abrazar a Ekaterina.

-¡Oh!- exclamo Ekaterina con una gran sonrisa -puede que yo sea la diferencia ¿Puedo?-

Riveria asintió con una sonrisa que no lo era y le paso al joven Elrond. Después de que Ekaterina lo tomara y lo abrazara con gran cariño, Riveria le dio un pellizco a su marido, como culpándolo de que el joven Elrond sea aficionado a las tetas. Sin embargo, el mismo Kain no lo puedo culpar, ya que se veían bastante tersas y firmes, así que de buen agrado se sacrificó por su hijo.

Después de que se acercara Ekaterina, comenzaron a llegar otros elfos, todos jóvenes y rebosantes de curiosidad, ya que dentro de todo, el nacimiento de Elrond se considera apresurado. Para la mayoría de los elfos, se le considera joven a cualquiera que esté por debajo de los cien años y tener hijos antes de eso se le considera precoz. Las jóvenes, incluso si sus intenciones no eran buenas en un principio, se dejaron enamorar por Elrond. Al principio solo se acercaron por curiosidad, pero al cabo de interactuar con el bebé, lo consideraron más preciosos que sus propias vidas.

Por su parte, Riveria entendió aún mejor las palabras de Deméter. Elrond transmitía ese sentimiento a naturaleza y pureza, digno de ser comparado con la energía transmitían el bosque sagrado.

Los jóvenes interactuaron con Elrond durante media hora, hasta que el bebé comenzó a cabecear y empezó a reclamar por comida. Riveria pidió su permiso y se retiró para atender a su hijo. Por otro lado, Kain se quedó en medio de un montón de extraños, pero solo Ekaterina le hizo compañía. Ella lo condujo hasta una de las mesas con comida y se quedaron mirando al resto de las personas presentes.

-¿Cómo esta Aina?- pregunto Ekaterina con una tierna sonrisa

-Bien, muy bien, ya tenemos una hija- respondió Kain tomando una copa hecha de madera clara

Por su parte, Ekaterina abrió los ojos grandes en un gesto de sorpresa y le pregunto con incredulidad -¿tú y ella?-

-Sí- respondió Kain con una sonrisa

Ekaterina soltó una risita mientras se cubría la boca con delicadeza -la princesa y su chamberlain- dijo -¿tú no pierdes el tiempo?-

-No es eso, cuando nos conocimos, ni siquiera sabía quiénes eran. Solo éramos un grupo de viajeros que se toparon por el camino-

-Que bien, me gustaría tener un encuentro tan mágico-

-Dudo que lo puedas tener si te quedas por siempre en el reino de Alf-

-Lo haces sonar tan fácil- respondió Ekaterina un tanto molesta, tomo una uva y se la echo a la boca, después bebió un poco de vino para pasar la fruta -puede que no lo entiendas, pero los viejos son quisquillosos con la sangre. Por eso se nos prohíbe salir afuera y mezclarla con otras razas. Riveria tuvo suerte, ya que el rey la ama demasiado y por eso consintió que saliera del reino. Gracias a eso, el tío ha tenido unos cuantos problemas durante los pasados años-

-¿Eres prima de Riveria?-

-Sí, al igual que Aina-

Después de eso, siguieron conversando por unos minutos hasta que el rey Larfal se hizo presente. Vestía una túnica blanca, con una capa verde y su corona de madera sagrada. Se veía alto, fuerte e imponente, como si fuera el pilar de todo este reino. Ante su presencia, los viejos no pudieron permanecer indiferentes y como buenos aristócratas, se levantaron y se acercaron para arrodillarse frente al rey. Por su parte, Larfal asintió con indiferencia y paso de ellos para sentarse al final de la habitación, en donde había un trono de madera sagrada. Una vez ahí, un grupo de jóvenes elfas de hermosa apariencia, se le acercaron para servirle vino y otros manjares. Después de eso, todo el mundo volvió a su conversación y solo Ekaterina se acercó al rey.

-Mi amado rey- dijo Ekaterina poniéndose de rodilla frente al trono

-¿Qué es, Ekaterina?- pregunto Larfal mientras sostenía una copa de madera clara

-Quisiera ir al reino de Orario si me da su permiso-

Larfal levantó la ceja y le pregunto extrañado -¿Con que motivo? Conoces bien las leyes, ningún joven saldrá del reino. Por lo menos, en los próximos treinta años-

-Mi rey, esto no es por mí, ni por la diversión, ni por la curiosidad. Es por resguardar el tesoro de este reino-

-¿Ooooh? Habla ¿De qué se trata?-

-Quisiera que me pusieras a cargo de cuidar del príncipe Elrond-

-Eres muy joven para ese tipo de cargo, ni siquiera tienes tus propios hijos-

-Pero soy versada en la ley y las costumbres del reino. Además de que sé varios idiomas, puedo ser la mejor opción de todas-

Ekaterina levantó su rostro y miró al rey con una amplia sonrisa. El resto de los congregados solo permaneció en silencio, expectante a cuál sería la respuesta del rey. Mientras tanto, los viejos elfos miraron al rey con cierta frialdad y como un acto reflejo, varios elfos que estaban entre los jóvenes y viejos, se acercaron al rey se arrodillaron delante de él.

-Mi señor, las leyes son claras- dijo un elfo de cabello azul -Por otro lado, ya que ha vuelto la princesa y su hijo, ellos deberían permanecer en el reino-

Uno de los viejos fósiles elfos, se levantó de su silla y camino hasta ganarse frente al trono. Tenía el cabello ceniciento y el rostro arrugado -lo mismo pienso Larfal- dijo -ya rompiste las leyes una vez ¿vas a hacerlo de nuevo?-

Por su parte, Larfal levantó la ceja y lo miró con indiferencia -¿Quién es el tío para cuestionar mi autoridad?- pregunto -que yo recuerde, sigo siendo el rey del Bosque Alf ¿o acaso eso ha cambiado sin darme cuenta?-

El viejo arrugo aún más su cara, en un claro gesto de molestia y le grito -no seas insolente, este reino no se sustenta solo por tu mano. Ordena tu casa-

El rey y el viejo elfo se quedaron mirando el uno al otro sin nunca apartar la mirada. Mientras tanto, todo el mundo quedo pálido del susto ¿esto era un golpe de estado?¿Una amenaza de sublevación?.

El rey Larfal tomo una poderosa respiración y dijo -el joven Elrond puede quedarse en el reino, pero no aprisionaran a mi hija-

-Bien- dijo el viejo elfo con un sonrisa de autosuficiencia -por fin una buena respuesta-

Una risa profunda reverbero por todo el salón del trono, que poco a poco fue creciendo y se transformó en una carcajada histérica. Todos miraron hacia donde nacía la risa y pudieron ver a un alto elfo de cabellos blancos. Se reía de buen agrado, por lo cual, el resto de los congregados lo tomaron por loco.

Después de reírse lo suficiente, Kain avanzo hasta el trono, se abrió paso y parándose al lado del viejo, hizo un ademan con su mano que genero una columna de fuego que llego hasta el techo. El viejo comenzó a gritar, pero su sufrimiento solo duro unos cuantos segundos. Al poco rato se convirtió en ceniza y Kain con un chasquido de los dedos, deshizo la columna de fuego.

Todos entraron en pánico de inmediato, unos quisieron huir, otros quisieron pelear, el problema es que se suponía que en este salón no se podía hacer magia, fue diseñado con ese propósito, entonces la pregunta era ¿Cómo lo logro?.

-Desde que llegue- dijo Kain avanzando al trono -me haz tratado con ligereza, has sido insolente y un mal anfitrión. Todos ustedes lo fueron, que dentro de todo, no me importo. Pero ahora, vienes y decides sobre mi hijo y mi esposa. Un rey debería entender los límites de su poder ¿no lo crees?-

Kain tomo al rey del cuello, lo levantó y lo estrello contra el piso. Después se sentó en el trono y los miró a los ojos -Vamos a aclarar algo- dijo -Elrond es su príncipe, eso lo tengo claro. Riveria me lo dijo desde un principio, me dijo que si teníamos un hijo, él crecería para ser un rey. Así que no tengo reparo con sus costumbres, pero él en estos momentos no puede decidir, no puede responder. Así que yo les diré que pasara-

Kain vio que el rey se estaba levantando con dificultad, pero le pateo la cabeza para que se volviera a dormir. Entonces miró a la multitud como un rey déspota y les dijo -Ekaterina, ve y sirve a mi hijo, le enseñaras todo lo que sea relevante al reino y las tradiciones. Si descubro que le metes ideas raras en su cabeza, eliminare tu linaje de esta tierra ¿entendido?-

Ekaterina, que paso a paso trataba de retroceder y alejarse, se vio congelada por las palabras y a los pocos segundos las pudo procesar. Entonces asintió con sentimientos encontrados y se arrodillo -como sea su comando- dijo

-Por otro lado, mi hijo estará aprendiendo, así que Larfal será rey hasta que mi hijo pueda tomar el control del reino-

-Señor- alzo la voz Ekaterina y levantó su mirada con miedo en sus ojos -no puede designar así a nuestro rey, él debe ser reconocido por la gran sacerdotisa del bosque sagrado-

Kain sonrió levantado su mano a la altura de su hombro y cerro sus dedos formando un puño. Al mismo tiempo, emitió una energía que hizo resonar la tierra y todo el reino de Alf tembló en ese momento, incluso el bosque sagrado no fue indiferente. Por otro lado, los wyrm en el lago, emergieron y comenzaron a rugir con dirección hacia el castillo.

-Créeme- dijo Kain con soberbia una vez que detuvo su magia -ella me escuchara, como puedes ver, puedo ser muy persuasivo-

Los ancianos que permanecieron sentados en todo momento, se acercaron al trono y uno de ellos, el cual utilizaba unas pequeñas gafas, le dijo -joven, entendemos tus propuestas, pero debes saber que el futuro rey de Alf debe tener una cónyuge de las casas nobles. Tu caso con la joven princesa es algo inaudito en la historia del reino-

-¿Tienes algo que reclamar?-

-No, para nada, es solo que esperamos que esta generación sea más sensata. Con el tiempo nuestra sangre se ha ido debilitando y tu hijo, puede que sea el último atisbo de esperanza para permanecer como elfos. De lo contrario, los elfos desaparecerán como raza y no serán diferentes de los humanos-

Kain tomo una gran respiración y pensó en las palabras que Riveria siempre le dijo. Entonces miró al anciano una vez más y le respondió -está bien, toma a las jóvenes que sean de la edad de mi hijo y envíalas a Orario. Podrán tener su oportunidad como todas las mujeres que conozca mi hijo, incluso estarán en ventaja, ya que serán sus amigas de infancia-

-Pero eso- protesto el viejo asustado

-Entiendo tu preocupación por la sangre- respondió Kain -pero el reino elfo de Alf, no puede seguir apartándose del mundo. Se están quedando atrás en conocimiento y avances tecnológicos, eso puede ser letal para tu raza. Dime ¿Quieres que el reino de Alf continúe existiendo hasta el fin de los tiempos?-

No solo el viejo de las gafas, sino que todos los vejestorios asintieron.

Entonces Kain mostro una amplia sonrisa y continuo -entonces deben capacitarse, generar vínculos con otras razas y aprender nuevas formas y tecnologías. Perderán algo de su cultura, pero es un pequeño precio con tal de perdurar en el tiempo ¿no lo crees?-

Los viejos asintieron, parece que se debilitaban cada vez que asentían.

Kain al verlos tan derrotados, les trato de dar consuelo -sé que tratas de cuidar de tu cultura y tu raza, pero es difícil que permanezcan puros hasta el final. Por lo menos, trata que el legado de tus ancestros perdure. Lo que siga después, ya está fuera de tus manos-

Después de eso, Kain despidió a todos los presentes y les dijo que si tenían alguna disconformidad, podían venir a rebatirla cuando quisieran. No obstante, después de hacer temblar toda la tierra de los alrededores, nadie quedo con ánimos de rebatir las ideas del gran elfo.

Por su parte, Kain quedo solo en el gran salón, con Larfal inconsciente sobre el suelo y las cenizas del vejestorio que quería ordenar sobre la vida de su hijo.

-o-

Una hora más tarde, Kain volvió a la habitación de Riveria, la cual al parecer, se había enterado de su limpieza. Todavía llevaba su vestido de gala, pero tenía el cabello desordenado por acostarse con Elrond y tratar de hacerlo dormir. Lo miró con reproche, pensando que fue demasiado brusco con su padre y con el mismo reino. El remezón no había provocado mayores problemas, pero si daño a nivel de infraestructura. Kain podría haber delimitado los derechos sobre su hijo, pero tal destrozo era un detrimento para Riveria.

Kain sonrió y levantó las manos en señal de rendición, después se acercó a Riveria y la abrazo. A su vez, Riveria volteo su rostro hacia otro lado, como queriendo expresar su molestia, pero de todas maneras lo abrazo. Fuera de todo el miedo que podría haber pasado su pueblo, Kain cumplió su promesa, él mantuvo a salvo a su hijo. Lejos de la política y las influencias del reino. Eso le produjo un alivió como ningún otro y por un momento sintió que se relajaba en sus brazos.

-Te amo- dijo Riveria con un suave susurro -gracias-

Kain dejo salir una pequeña risita y se agacho para darle un beso en el cabello. Permanecieron abrazados mientras la última luz de la tarde se extinguía y las estrellas acaparaban el cielo nocturno. Solo el suave balbuceo de Elrond los saco de su relajo. Riveria y Kain encendieron la luz y caminaron hacia a la cama, en donde encontraron al joven Elrond sentado. Se golpeaba los muslos con sus pequeñas manos, como si los llamara para que se apuraran.

-¿Y usted señor?- dijo Kain cargándolo en sus brazos -¿Por qué todavía está despierto? ¿No habíamos aclarado este punto el otro día? La noche es para que duermas y papi y mami te den otro hermanito-

Riveria lo pellizco por decirle tal tontera a su hijo, pero después se divirtió viéndolos a los dos conversando en la cama. Por su parte, Kain saco un montón de muñequitos de colores, caballitos y caballeros entre ellos. Lo cuales llamaban la atención de Elrond, más por sus colores vividos que por su significado. Kain le coloco una gran cabecera en la espalda y lo vio jugar durante una hora, sin pestañar ni detenerse. Conversaba con los caballeros y los caballos, como si fueran pequeños hombrecitos con los que pudiera dialogar. De vez en cuando, le consultaba algo a Kain, pero este solo sonreía y le decía que sí. Por otro lado, a veces Kain le quitaba un muñeco y lo hacía rabiar de puro gusto. En esos momentos Elrond decía "no, no, no" o comenzaba a llamar a su madre.

-Suficiente Elrond- dijo Riveria ya con su piyama puesto -ven para acá, vamos a dormir-

Kain sonrió al escuchar esto, se había relajado tanto que le estaba entrando sueño. El reino de Alf solo fue otro reino, con sus virtudes y defectos, pero no tuvo nada que lo desafiara. No obstante, dado las circunstancias estuvo feliz, no le gustaría sufrir y ni hacer sufrir a sus hijos por su incapacidad de poder defenderlos.

Mientras Elrond luchaba por mantenerse en la cama, Kain pensó en sus otros hijos, los que tenían que pelear contra el Dios Humano. Se preguntó si estarán bien, si Ariel murió y como quedo Ars, si Kain Jr habrá entrelazado su destino con la joven alada, también se preguntó si todavía funcionan las cosas entre Elías y Silvia. Kain soltó un suspiro y murmuro -sería bueno que todos estén sanos y a salvo-

Entonces se quedó mirando el techo mientras pensaba en cada uno de sus hijos, que estaban haciendo, como estaban creciendo y expandiendo su mundo. De repente sintió un gran peso en su mente y una enorme preocupación en su corazón, no podía avanzar si seguía amarrándose a cada mundo al que iba. Era una sensación tan renovadora, tan emocionante que se volvía adictiva, pero si quería completar sus promesas, debería abandonar este estilo de vida. En medio de sus pensamientos, sintió un cuerpo esbelto y cálido, posarse sobre el suyo. Kain miró hacia abajo y vio un cabello esmeralda. Entonces entendió quién era y estiro sus manos para abrazarla.

-¿En qué piensas?- preguntó Riveria

-En nada en especial- respondió Kain -solo cosas a futuro-

Riveria apretó la camisa de Kain y le preguntó -No te vas a ir ¿cierto?-

-No, aún no-

-¿Por qué…Porque no te quedas conmigo? Para siempre, yo viviré mucho, incluso viviré más que tú, puedo cuidarte cuando estés viejo. Entonces, entonces podremos ver a nuestros nietos y los dos…-

-Eso no puede ser- dijo Kain con seriedad -al igual que tu querías ser maga, yo tengo mis cosas que hacer. Te prometo, te acompañare unos treinta años más, pero eso será todo y después, lo más probable es que me tenga que ir-

Riveria comenzó a sollozar y respirar congestionada. Después abrazo a Kain con todas las fuerzas que le permitieron sus delgados brazos de maga y lloro.

Mas tarde, ambos caminaron hasta el balcón y miraron el cielo nocturno. Las estrellas cubrían el cielo y la luna se reflejaba en el lago que bordeaba el reino de Alf. El clima era perfecto, con algo de calor acompañado de una brisa fresca. Kain y Riveria se abrazaron y miraron como la quietud de la noche los envolvía.

He vuelto, les debo tres capítulos más. Estos serán publicados en sucesión de aquí al domingo.

Mañana más...

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