Apócrifo - Gods land - Capítulo 34

Después de un mes y medio del funeral de Rómulo, Kain se enteró de que la familia Zeus fue severamente reformada. Para empezar, Maxim se estaba convirtiendo poco a poco en un excelente sustituto del difunto Rómulo. La gente de la familia lo respetaba y él mismo ponía de su parte para demostrar que era un digno sucesor. Por otro lado, el sub-capitán Zald, lo acompaño en esta empresa. Como tenía mucha más edad que Maxim lo fue aconsejando y deteniendo en varias cosas que se estaban saliendo de control. Maxim era un muchacho muy entusiasta, así que en los entrenamientos se pasaba de la raya y le exigía demasiado a las personas. Así que Zald le fue diciendo para empezar, que se calmara porque no todos eran como él. Después de eso lo fue ayudando en el manejo de las finanzas. Rómulo era un viejo fósil que con los años aprendió el teje y maneje, pero cometió el error de no enseñarle nada de eso a Maxim, por lo cual, Zald tuvo que instruirlo.

Por otro lado, un mes después de la muerte de Rómulo, Zeus recién hizo acto de presencia en su familia. Los mismo aventureros lo trataron muy mal y él reacciono amenazándolos con no actualizar su estatus. Lo que no esperaba era que su propia familia le respondiera que por ellos estaba bien. Eso lo dejo en shock. Después fue rematado por Maxim, quien lo increpo delante de toda la familia por no asistir al funeral de Rómulo y le dijo todas sus verdades. El viejo desde hace años estaba teniendo problemas con sus aventureros, sobre todo por sus excesos y sus chantajes. Ahora su falta de respeto con la única persona que lo defendió de manera incondicional, le estaba pasando la cuenta.

Por su parte, Zeus reacciono utilizando su bendición en contra Maxim y amenazándolo con maldecirlo. Como muestra de eso, lo hizo retorcerse en el suelo de dolor, al parecer, la bendición no solo sirve para "ayudar" a los humanos, sino que también es una especie de seguro para los dioses. No obstante, la jugada no le salió tan bien como esperaba. Decenas de aventureros se lanzaron sobre él y lo machacaron hasta dejarlo negro de tantos verdugones que le hicieron en el cuerpo. Después lo llevaron a la guild y le pidieron a Uranos que ejerciera un juicio. Era toda la familia Zeus contra el propio Zeus. Cuando se escuchó el rumor, nadie se lo quiso creer, pero unos días después, todo quedo claro cuando se llevó a cabo una asamblea de dioses. A muchos no les gusto el trato que le dieron a Zeus. No obstante, la mayoría abogo por un trato justo para los aventureros. Si hacían la vista gorda, una vez más, los aventureros y la ciudad misma pondría poner en tela de juicio a los dioses.

Así que se llevo a cabo un juicio en donde todo el mundo se quejo del Zeus. Tuvo decena de denuncias por el no pago de sus deudas, por presionar a las aventureras para que le hicieran favores sexuales y muchas otras faltas a la imagen que debería dar un dios. Cabe decir, que la mitad de estas cosas fueron consentidas, pero era el momento de tomar la revancha contra el fastidioso dios. Al menos, así lo vio su propia familia.

Así que se acordó lo siguiente: Zeus no entraría más a los territorios ni tomaría nada de la familia Zeus. Lo único que podía percibir era un remuneración por cada actualización que hiciera. Por otro lado, si seguía con su comportamiento, Uranos le prometió devolverlo al cielo. Amenaza que no fue poca viniendo del gran vigilante y arbitro del mundo.

De esa manera, Zeus no solo perdió a Rómulo, si no que se quedo sin familia. Además de que estaba obligado a trabajar para un montón de "pequeños humanos", según él.

Por su parte, Kain escuchaba todo esto de la boca de Hera. Era de noche y estaban abrazados en la cama. Ella se lo contaba con un aire vengativo, entre divertido y rencoroso. Kain hizo una nota mental de nunca caer en el lado malo de sus amantes. Pero volviendo al tema, ella continuo murmurando todo lo que aconteció con un sentimiento de deleite.

-Ya ves- dijo Hera -a las pocas horas que termino el juicio, Zeus fue a buscar apoyo adonde sus amantes, pero todas le dieron con la puerta en la cara, incluso esa zorra Ishtar. Así que el mal nacido vino a verme como su última opción. Yo por supuesto lo sabía, pero igual lo espere y cuando llego, lo salí a recibir a la reja. Lo hubieras visto, venía arreglado como nunca antes, incluso trajo flores, jajajaja. Me quería reír, pero trate de mostrar mi patentada seriedad. Él me dijo- Hera puso la voz más tonta que pudo -"Hera, mi amor, quisiera conversar contigo, sé que no he sido el mejor, pero podemos reivindicar todo lo pasado"-

En ese momento, Hera se quedó callada y pellizco a Kain de forma involuntaria. Este último hizo una mueca de dolor, pero al parecer, ella no se dio cuenta y solo continuo con un tono de voz gélido y vengativo -yo le dije que se perdiera, que ya no tenía un lugar conmigo y que se fuera a jugar con sus amantes. El muy bastardo me lo rogó de rodillas, pero no le creía nada. Por otro lado, su sola presencia me producía repulsión. Ojala pase una carroza, lo atropelle y le rompa el cuello para no tener que verlo más-

Aun con la oscuridad de la noche, Kain podía ver como la cara de Hera se deformaba en un mueca de odio y desprecio. Kain soltó un suspiro, paso su mano izquierda por debajo de la sabana y le acaricio la larga pierna hasta llegar al abdomen. Al mismo tiempo, Hera sintió la intención de Kain y soltó su enojo. A oscuras acercó su rostro al de Kain y le dio un pequeño beso mientras abría sus piernas. Por otro lado, Kain se posó sobre ella y la beso varias veces.

-No te hace bien guardar ese rencor- le susurro Kain -ese sentimiento viene de Zeus ¿No dijiste que eras solo mía?-

Hera podía sentir las grandes y fuertes manos de Kain sosteniéndola por las caderas. Parecía que por el tamaño y el largo, Kain estaba listo para entrar en ella una vez más, pero algo lo detenía.

Hera asintió a las palabras de Kain, se sintió molesta por pensar en Zeus cuando estaba con Kain. Eran dos mundos aparte uno de otro. Desde hace meses que sigue maldiciendo su suerte, si tan solo se hubieran conocido antes.

-Lo siento- susurro Hera con una voz triste -es solo que es difícil olvidar estas cosas-

-Lo sé- dijo Kain mientras le acercaba la boca al oído y le mordía el lóbulo. Hera soltó un pequeño gemido y movió sus caderas restregando su sexo con el de él.

-Tratare- dijo Hera

Pero Kain negó y le beso el cuello -no tienes que tratar, eres mía, dilo-

-Soy tuya- respondió Hera mientras anticipaba lo que venía y estiraba sus manos para agarrarle el trasero a Kain.

-Así es- respondió Kain con una sonrisa imperceptible en la oscuridad de la noche.

-o-

Al otro día, Kain se despertó con los primeros rayos del sol. Empezó a tantear a su alrededor pero no encontró lo que buscaba. Abrió un poco sus parpados e inspecciono los alrededores. Lo primero que hizo fue colocar la palma de su mano por encima de sus ojos, el sol estaba en lo alto de los cielos y atravesaba las cortinas blancas semitransparentes. Una vez que pudo mitigar la segadora luz, Kain vio que las ventanas estaban abiertas y se colaba un brisa refrescante. Gracias a eso, las cortinas ondeaban y se levantaban dejando pasar la luz del sol con toda su fuerza. Kain pensó que casi quedaría ciego por la intensidad del astro.

A Kain no le quedo de otra que sentarse en la cama, ya que a esa altura no le llegaba el sol directamente a los ojos. Después soltó un gran bostezo y estiro su espalda mientras inspeccionaba la habitación. Hera no estaba por ningún lado. Kain se iba a levantar para buscar su ropa, pero en ese momento llego Hera empujando un carrito metálico. Llevaba un montón de comida para el desayuno. A Hera le gustaban las naranjas por la mañana, así que iban dos pocillos con gajos y un par tazas de café. Según ella, era la mejor manera de empezar el día. Kain que también le gustaba el café, no le hayo ningún problema.

Hera cerró la puerta y acercó el carrito a la cama. Ella le iba a servir algo a Kain, pero este último la abrazo por las caderas mientras se mantenía aun desnudo. La beso en los labios y ella correspondió sus avances mientras lo invitaba a recostarse en la cama. Después de un largo intercambio, Kain se detuvo y alejo su rostro por un momento. Sonrió y ella le devolvió el gesto. Kain podía sentir los rayos del sol sobre su nuca y Hera pensaba que Kain había obtenido un halo luminoso. Encontró demasiado hermoso esos rasgos claros y esos ojos de un azul intenso. Ella sonrió enamorada y levanto su cabeza para robarle un beso. Kain la correspondió con una sonrisa y se dejó caer sobre ella. No obstante, de repente se detuvo. Si recordaba bien, habían pasado varias horas desde que sello la divinidad de Hera.

Kain alejo su rostro una vez más y la miró serio -¿no sientes ninguna molestia?- pregunto -¿Por qué no te afecta tu divinidad?-

Hera coloco una gran sonrisa y le dijo -te diré si te portas bien-

Kain soltó una risita y prosiguió con su ataque.