¡Eran todos omegas! —exclamé mientras daba un paso tambaleante hacia atrás chocando con Azul.
—Arianne... —respiró Azul—. ¡Todos son omegas! —dijo la última parte con un gruñido.
Asentí con la cabeza sin poder hablar. ¿Cómo era esto posible? —reflexioné mientras miraba a la multitud que me observaba con ojos verdes brillantes. Me giré para mirar a Zaron, quien me miraba apenado.
—Todos son omegas. —exhalé todavía sin poder creer en mis ojos.
Zaron asintió con la cabeza tristemente. —Ahora sabes por qué no pueden salir y recibir tratamiento.
Asentí con la cabeza, un tembloroso aliento escapando de mis labios. Serían asesinados por lo que eran antes de que pudieran siquiera ser tratados.
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