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Sujetos Extraños.

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Mi visión se encontraba borrosa, hace unos momentos me había desmayado y me estaba reintegrando nuevamente a la luz del día, mis párpados pesaban al igual que mi cabeza, llegando al punto qué podría volver a desmayarme con un movimiento en falso. Suspiré con pesadez mientras apoyaba una de mis manos en la pared que tenía detrás mio, para tenerlo de apoyo y, poco a poco, me fui levantando lentamente por aquella superficie lisa, con mi mano libre, no hice más que ponerla en mi cabeza adolorida. 

—¡Karin! —bramó una voz enojada hacía mi dirección, todavía me encontraba deconsertada y al punto que no podía abrir correctamente mis parpados antes de que él hombre me proporcionara una bofetada qué resonó por todo el lugar. 

Mi mejilla ardió ante la repentina acción. Diablos, tiene la mano pesada este tipo y problemas de ira por lo visto. 

—¡A-Ay! —gemí del dolor, mi cara se giro hacía un lado por la fuerza de la cachetada. Agarre mi mejilla con cuidado. ¡Eso duele! Pensé en mis adentro. El sabor metálico se formó en mi boca, dejándome un amargo sabor a su paso. Mis cabellos caían libremente a mi costado... a este punto pude abrir mis parador correctamente, pero... eran de un color rojo sangre.  

Yo no tenía un color exótico de cabello sino que tenía un azabache común.

—¿Cuánto tiempo debe de pasar para qué te despiertes? —el hombre frente a mí escupió sus palabras con desdén—. ¿No puedes cumplir con una simple misión la cuál se te asigna? —Su rostro estaba rojizo debido al coraje que sentía el hombre en ese momento. No entendía lo que le pasaba a este sujeto. 

Por una razón mi cuerpo reaccionó con miedo, pero lo raro era que yo... no conocía a este hombre que estaba frente mío. 

Su estatura era de aproximadamente 1.60, cabello castaño y complexión ancha. Lo que más resaltaba eran sus ojos color aceituna, los cuales parecían dagas dispuestas a matarme en cualquier momento que le diera la espalda. 

—Lo minímo que puedes hacer por comer y dormir en esta lugar sería curar a nuestros shinobi —empezó su perorata—. Maldita forastera, sabía que no debía acogerte —¿qué? ¿Forastera? ¿Dónde? me quede desconcertada en el mismo lugar antes de poder procesar lo que había dicho aquel hombre—. ¡¿Tengo que repetirte las cosas dos veces!? ¡¡Haz tú maldito trabajo de una vez!! Tsk —chasqueó la lengua con desagrado antes de mirar hacia otro lado y cruzarse de brazos en el proceso. Se veía más que disgustado. 

Parecía una cacerola hirviendo el tipo aquel. 

Mi mente trabajaba a mil millas por segundo a pesar de no saber absolutamente la razón del desagrado de ese... Idiota. 

Espera... 

"¿Karin...?" Abrí mis parpados antes de mirar al hombre de mediana edad parado enfrente de mí, vestia unas ropas raras y me miraba con más que molestia en sus ojos. Porque si, ahora me veía con ganas de matarme en todos los sentidos. "Él... ¿acaba de llamarme Karin?... y ¿por qué tengo el pelo rojizo?"

—¡Deja de molestarla! —una voz se hizo presente en el lugar. Dándome cuenta, era un pequeño bosque, en el cual me embobe por unos segundos antes de que mi vista captará a una joven de alrededor de 15 a 18 años que se posicionó frente de mí, de forma protectora abriendo los brazos con el afán de protegerme—. ¡No molestes a Karin! —ella ordenó mientras trataba de mantenerse fuerte delante de mí, a pesar de que temblaba ligeramente. Desprendía algo de confianza, lo cual hizo qué mi estómago se revolviera por alguna razón. 

Solamente la observe sin estar al tanto de mi situación actual y con ahora un revoltijo. 

Su melena color gris se meneaba al compás del aire y su respiración era agitada por el recorrido que acababa de hacer antes de llegar. Su cuerpo estaba lleno de moretones y hematomas que trataba de tapar con sus harapos –en un intento miserable– ya qué se veían con claridad, tenía un color inhumano en su piel, era lo más blanquesina posible e inexistente que había logrado apreciar a lo largo de mi vida, su piel se asemejaba a la leche y era muy fina y delicada. 

—Yoshino —pronunció el nombre de la joven con ligera amenaza en su tono—. ¿Por qué siempre tratas de proteger a esta forastera? —cuestiona el hombre para seguido de esto señalarla con su dedo antes de alzar su ceja y poner un ceño fruncido a medida que esperaba la respuesta de la contraria, quien no espero para contestarle. 

—¡Karin no es una forastera! —defendió la chica a medida que gritaba su respuesta, sus manos estaban hechas puños al punto que se veía inhumano su color de piel, debido a la falta de circulación en los nudillo.

Ahora, una sonrisa burlona aparece en los labios del castaño antes de contestar con arrogancia. 

—Ella es una forastera. Ninguno del pueblo de la Hierba tiene un color carmín al igual que en sus ojos. Ella es una Uzumaki —dictamina antes de cruzar los brazos, mirándome fijamente—. Su madre vino casi rogando que la aceptaramos en este pueblo, pues la estaban persiguiendo para matarla y exterminar a su clan. Ella viene de la aldea del remolino, la cuál fue destruida hace unos pocos años. Su padre se afilio a la aldea mucho antes que su madre, él igual era un Uzumaki pero murio por el país, pero eso no simbolizaba nada. Sus ojos inyectados de sangre, simbolizan que tan pura es. 

Mis rodilla flaquearon ante aquella confesión y mis manos tocarón el frío asfalto al igual que mis piernas. La información recibida de alguna manera me afecto al punto que no podía respirar. "¿Aldea del remolino...?" Mis ojos se abrieron ante la información. No, no, no. ¡Esto no podía ser cierto! "¿Uzumaki? ¿Este hombre no me había llamado Karin...? ¿Cómo Karin Uzumaki? ¿...El nombre de la chica pelirroja que estaba interesada en Sasuke Uchiha?"

Esto no era real. 

Me negaba a creerlo. Siplemente no era posible. Si bien, existían las realidades alternas y los multiversos, las reencarnaciones... y todo eso. ¿Era posible reencarnar en un personaje ficticio? Dios... 

Yo me encontraba leyendo como cualquier otra persona real mis libros de fantasias y leyendo uno que otro manga y manwhas. Siempre soñaba despierta de que un principe se enamorara de mí y cuando yo me enojara con él me pidiera perdón de rodillas o incluso que un delincuente se enamorara profundamente de mí y me tratara como su reina. Pero todo eso era fantasía, no cruzaba la realidad. Eran momentos en las cuales mi mente podía divagar libremente. 

Es más, si me decías que la luna es de queso, te habría timado de loco hace unos minutos atrás, pero ahora veo aquella posibilidad. 

El manga que más me había enganchado era el de Naruto y Jujutsu Kaisen. Pero por lo menos le agradecía a él universo y a los astros qué no me mando a Jujutsu, ese lugar era todo menos reencarnable, al igual que Naruto. Pero por lo menos agradecía estar aquí. 

Con Naruto no me gustaba el anime, ya que en cierta forma una porqueria por el relleno que le metieron donde hacía ver mal a Sakura Haruno aunque los golpes eran comedia japonesa los cuales nunca llegué a comprender ni comprendería de ahora en adelante. 

Me la pasaba leyendo la mayor parte de mi tiempos fanfiction's o manwhas de reencarnacion para ver que hubiera hecho aquella persona que transmigra en su lugar, o una perspectiva diferente de algún personaje primario o secundario. Porque también los personajes secundarios merecían al menos un poco del protagonismo. 

Leía la mayoria de veces manwhas dónde la escritora renace en el mundo en el cual ella misma creo. Por eso evitaba crear libros por si alguna vez renacia, para poder evitar que experimentar la vida de aquellos personajes que ahora serían personas en mi nuevo mundo. 

Es decir, hipotéticamente imposible, pero... Lo único limitate es nuestro cerebro. 

Imagina crearle un pasado muy trágico a la villana o protagonista y vivir todo lo que les hiciste pasar.  

Por qué si, el karma es una perra y cuando menos te lo esperas ella ya se encarga de tí. 

Simplemente me encontraba imaginandome más de mil y un historias con mis personajes amados. Con la esperanza de que alguna vez una persona me amara con tanto fervor y cariño. 

Tal vez, solo tal vez, encontraría nuevamente a aquella alma qué alguna vez le jure amor eterno en mi vida pasada y se la pasa buscándome en la actual. 

Pero todo se fue al carajo.

Mi mundo entero se sumió en la oscuridad antes de encontrarme aquí con estas personas que visten de manera extraña y tienen acentos extraños. 

"Esto no podía ser real. De entre millones de personas ¿por qué tendría que ser yo? ¿Qué tenía de especial...? No podía simplemente renacer en un mundo dónde las personas se matan constantemente por el poder y supervivencia. ¡¿Qué clase de jodida broma me estaba jugando el universo!?"

Aunque replanteando, Naruto era un poco mejor que Jujutsu Kaisen para renacer.

La información era como un balde helado de agua qué acababa de ser soltado. Agarre mi pecho con una mano dando bocanadas grandes de aire, hasta que pude regular mi respiración. 

—¿Tú te llamas Yoshino? —murmuré con un leve tartamudeo para luego señalarla y parpadear varias veces, ya que me estaba forzando a creer toda esto. Mi vista se desenfocaba con cada palabra que pronunciaba. 

—Así es —asintió con la cabeza lentamente sin voltearme a ver—. ¿Por qué estas preguntando eso kaa-chan? —mi labio tembló ligeramente hacia esto, ya que lo pronunció de una manera bastante cariñosa. 

Me señale con el dedo nerviosa, tratando de no parecer rara—. El apodo de Karin, es ¿"Kaa-chan"? —A este punto sentía que mi mundo daba vueltas.

No me tragaba lo que estaban diciendo, por más que me forzara.

—¡Kaa-chan! Estas actuando extraño, tú fiebre todavia no ha bajado. Vamos adentro —dio media vuelta antes de agacharse a mi altura y tocar mi frente antes de quitar su mano en un movimientl brusco—. Eso dolío —murmuró a lo bajo antes de tallarse su mano con delicadeza, el color rojizo se hacía presente en su mano por el repentino calor.

Me levante y con la poca cordura qué tenía corrí al pequeño riachuelo que se encontraba no muy lejos de allí. Tropezando en el camino, pero eso no me importaba, tenía que comprobar lo que decían aquellas personas que no dejaban de llamarme Karin. 

—¿A dónde vas? —bramo molesto aquel idiota. A ver a tu mamá quizás. Mi ceja tembló ante la estupidez de aquel hombre—. ¡¡¿Quién se hará cargo ahora de los heridos?!! —exigió una respuesta. 

—No te procupes Kazuki —la voz de la muchacha quién se llama Yoshino habló, su voz era melancólica y triste—. En un momento estaré allí para cubrir a Karin. Solamente dejame ir con ella —pidió, antes de inclinarse y dirigirse a mi dirección.

Él hombre bufó molesto antes de soltar pequeñas maldiciones que apesar de la distancía podía escuchar con claridad. "Maldita forastera" era la que más se repetía. 

Ahora me encontraba a unos centimetros del aquel espejo natural que brindaba la naturaleza. Yo... vacilé un momento antes de agarrar entre mis manos un puñado de la fila tela de mi ropa. Mire mi reflejo en el agua antes de abrir mis ojos de la impresión. ¡Yo en verdad soy Karin Uzumaki!

El cabello color carmín, que proyecta el hermoso color sangre que brillaba intensamente como unas llamas ardientes. Ojos hipnotizantes y enigmáticos de color rojizo. Labios finos pero regordedes. Su belleza es tan cautivadores y a pesar de todavía ser una niña, su aura transmitía encanto y sensualidad que en un futuro se hará más fuerte. 

Lo único que faltaba en todo ello era la seguridad. 

Karin tenia la combi completa. Diablos, que envidia. 

No, ¿cuál envidia? Si ella paso por mucho. 

A pesar de todos sus encantos, ella estaba enamorada de una patán que solo la utilizó. Ella solo era un peón el cual servía solamente para sanar a las demás personas debido a su linaje. Ella era un personaje secundario la cual en un futuro se unira a Taka con el fin de servir a su salvador.

Si ella sigue queriendo eso, ¡estará condenada a la posible muerte por un Chidori! –si no fuera por la intervención de la Haruno–. ¡¡Maldito Kakashi!!, ¿no le podría haber enseñar otra miarda a su estudiante? Por todos los medios tiene que evitar  estar involucrada con él. 

Por supuesto que me agradaban los ninjas, shinobis y todas esas miarda. ¡Pero joder, solo son fantasias! ¿Cómo no puede evitar casí odiarlos con el alma cuando ahora tendre que sobrevivir dia a dia?... Tratando de no tener un cuchillo clavado en mi garganta. 

¡Agh! Todo era tan frustrante. Agarre entre mis dedos algunas hebras de mi cabello, molesta por lo que posiblemente pasara en un futuro. No conocía a esa persona la cuál se hacía llamar Yoshino. Tampoco se mencionó en el manga, ya que no le dieron un trasfondo a la infancia de Karin solo algunos aspectos "importantes". 

Una mano se posl sobre mi hombro, haciéndome estremecer levemente antes el contacto repentino, mis ojos se encontraban a punto de cristalizarse. Dirigi la mirada a la persona que colocó su mano, la cual brindaba una sonrisa cálida.

No, ella no me la brindaba a mi, se la brindaba a Karin, a quien le había robado su cuerpo. 

—Kaa-chan, no estés mucho tiempo afuera de la cabaña y no salgas si es posible. Debido a que hace mucho fresco y te puede afectar con tu enfermedad te cubriré por esta vez en el hospital —ella dice antes de tomar un suspiró profundo y suspirar—. Nos vemos luego —se agacho a mi altura antes de revolver levemente mi cabello y besarme la frente en forma de despedida. 

¿A quién tratas de engañar? Mi subconsciente respondió. Se despide de Karin, no de ti. 

Un amargo sabor se instaló en mi boca ante mis pensamientos y algo de clavo en mi corazón. 

Absorta en mis pensamientos lo único que pude hacer es asentir automáticamente y ver como su figura se desvanecía lentamente a través del claro, conforme ella se dirigía al hospital.

Ahora... ¿qué se supone que yo haga? ¿Quién se supone que era yo en este momento? 

Yo... ¿Era Karin o era una impostora qué le tocaba vivir la vida que le correspondía? 

Lo único que sabía con certeza era que yo sería la protagonista de mi propia vida.