Capítulo 53 – Hermandad

Mario: Escuche que te vas a marchar dentro de unos días.

Leo: Así es. Estamos planeando partir de la ciudad V e ir con dirección a la ciudad G.

Mario: Quiero pedirte algo.

Leo: Adelante.

Mario: Quiero pedirte que seas mi hermano. No solo un amigo.

Leo: ¿? No entiendo.

Mario: Me gustan mucho las películas chinas. En ellas siempre que una amistad llegaba a un siguiente nivel se llamaban hermanos. Personas que son capaces de cruzar un mar de lava con tal de ayudar a su hermano. Ya sabes.

Leo: OH. Entiendo.

Era algo común en películas de cierto actor cuyo apellido era chan, las del gran Bruce lee y otros dramas en películas chinas. Últimamente los doramas también trataban este tipo de temas de amistad entre hombres. En Latinoamérica no existía ningún concepto parecido a eso. Lo más cercano sería la relación con un mejor amigo. Pero aun así es muy difícil encontrar a alguien a quien verdaderamente llamar mejor amigo. Mario era una persona recta y directa que valora mucho los lazos por lo que no tenía razón para negarme. Incluso después que expuse varias veces el inventario el no dijo nada.

Leo: Con gusto aceptaré esa invitación hermano.

Mario: Esto merece un brindis.

Mario y yo bebimos hasta que Julia nos vino a buscar. Tuvo que pedirle ayuda a Alejandra para llevarnos de vuelta a una sala.

Al amanecer me dolía la cabeza y sentía nauseas. Sentía que necesitaba tomar una jarra de café.

Leo: ¿Dónde estoy?

Julia: En la sala de emergencia. Parece que te divertiste mucho ayer.

Saqué la estufa y puse a calentar agua en una cantina.

Leo: Sí. Julia…

Julia: ¿Qué pasa?

Leo: El experimento fue un éxito.

Julia: ¿Qué experimento?

Detrás de mi dolor de cabeza pude recordar vagamente que no le había comentado nada del plan que tenía por lo que tuve que empezar a explicar desde el principio.

Julia: ¡Por qué no me llamaste! ¡Yo también quería asado!

Leo: Encontramos una nueva fuente de alimentos por lo que no vamos a tener que preocuparnos por la proteína.

*PIIIIIIIIIIIIII

La tetera empezó a pitar por lo que apagué el fuego y serví el agua en una taza. Me preparé mi café y me senté junto a Julia. Julia puso su cabeza en mi hombro y mientras tomaba mi café disfrutamos de la presencia del otro.

El tiempo paso silenciosamente y la taza de café ya se había acabado pero mi pasión por Julia se había encendido y no estaba dispuesta a apagarse fácilmente. Dejé la taza a un lado, alce lentamente su rostro y superpuse mis labios sobre los de ella sus delicadas manos se movieron a mi espalda apretándome en un abrazo lleno de pasión. Nuestras lenguas ya se habían encontrado empezando a bailar al ritmo de nuestros sentimientos carnales.

Leo: Julia yo te amo.

Nuestro vinculo se había estado fortaleciendo silenciosamente pero últimamente sentía que algo nos frenaba. Quería saber lo que sucedía, pero no me atrevía a consultárselo directamente a Julia.

Miré fijamente a la cara a Julia, pero me sorprendí al ver su rostro lloroso.

Julia: Yo… Lo siento

Julia se levantó y salió corriendo de la sala de emergencia. Corrí tras ella, pero se encerró en los vestidores antes de que pudiera entrar.

Leo: Julia por favor habla conmigo. ¿Qué sucede?

Julia: Lárgate… Sob… ¡No quiero hablar contigo ahora!

Leo: Julia si hice algo mal lo siento mucho. Déjame enmendarlo. Te lo suplico.

Julia: ¡Ese es el problema! ¡No has hecho nada! *Sob

Las palabras de Julia me hicieron entrar en dudad. Si no había hecho nada entonces ¿por qué se pudo así conmigo? ¿Sera por qué me adelanté y le dije te amo?

Leo: Si es por lo que te acabo de decir yo…

Julia: ¡No es eso! ¡El problema es que no solo lo sientes por mí! *Sob

Leo: Si no me dices bien lo que pasa no podemos superar esto juntos.

Por mis sentidos pude saber que Julia estaba detrás de esta puerta en la misma posición que yo. Nos sentamos en el piso y pusimos nuestras espaldas contra la puerta.

Julia: En estos días he estado sintiendo que no solo me amas a mí. ¡Amas a esa mujer dentro de ti! *Sob

Leo: Julia yo no sabía que te sentías así. Es verdad que te amo a ti, pero también la amo a ella. Es algo que ya no puedo cambiar. Estamos ligados a través del alma.

Julia: ¡Ese no es el problema! ¡A ella ya la acepté! ¡Pero también sientes interés por otras mujeres!