Todos se quedaron allí parados en silencio, luchando con sus pensamientos y emociones. Su furia hacia Meng Hao podría estar subiendo a los Cielos, pero tampoco les quedaba otra alternativa. La escalera había aparecido por culpa de Meng Hao, y él era el único que podía subirla.
Lo habían intentado, por supuesto, todos ellos. Pero todo lo que podían hacer era verla, no tocarla.
Unos días después, todos se encontraron de nuevo. Todos se pararon frente a Meng Hao y juraron que después de que terminara el Tercer Plano, le darían la parte que él había exigido inicialmente.
Los juramentos fueron hechos y presenciados, todos basados en el Dao. En el futuro, no importaba lo que estos Cultivadores del Cielo Sur adquirieran en el Tercer Plano, no tendrían motivos para quejarse. Si rompían su promesa, el juramento seguiría en pie. Cualquier duda de su parte podría influir en su base de cultivo.
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