Casi en el mismo momento en que las tres Tribus bandidas cargaron hacia delante, más atrás en el paso, rugió un dragón negro que tenía varios miles de metros de largo; sobre él se encontraban más de diez mil Cultivadores. Alrededor de la muñeca de cada uno había un cordón negro.
La intención de matar pulsaba desde dentro de estos cordones. Las prendas que llevaban los diez mil Cultivadores eran sencillas, y en sus rostros se veían miradas duras. Su visión era fría, y a primera vista, se parecían mucho a las expresiones de la Tribu de la Divinidad del Cuervo.
La principal diferencia entre las dos era que, sorprendentemente, en sus frentes se podía ver la marca de un dragón negro.
Esta era... ¡la gran Tribu Dragón Negro!
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