Qin Ran estaba planeando subirse rápidamente al coche.
Pero Mu Ying había aparecido y se dirigía hacia ella corriendo.
Qin Ran frunció el ceño.
—Prima, ¿qué haces aquí? ¿Es tu amigo? —Mu Ying le hablaba a Qin Ran, pero no pudo evitar dirigir su visión hacia el coche en su lugar.
El diseño del Lamborghini era tal que no podía ver la cara del conductor. Pero podía ver el par de manos en el volante —delgadas y hermosas.
Podía decir que el conductor no era una persona mayor.
Mu Ying intentó mirar más adentro.
—Tengo algo que hacer —dijo Qin Ran de manera sucinta—. Me voy primero.
—Pero, prima... —Mu Ying no quería que Qin Ran se fuera todavía. Miraba hacia el coche deportivo con mucho interés.
Cheng Juan dijo casualmente:
—Qin Ran, es hora de irnos.
Qin Ran asintió a Mu Ying y luego se subió al coche.
No había forma de que pudiera ver al conductor desde su punto de vista, así que solo podía observarlo cuando el coche se fue.
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