En la oficina del directo estaban Dumbledore y Snape hablando sobre el articulo del periódico.
Snape: no fue ordenado por el señor oscuro, mas bien pensaba que había escapado.
Dumbledore: Tampoco fue Sirius ni Remus.
Snape: al señor oscuro no le afecta la muerte de Pettigrew, pero dudo que haga algo, todavía no quiere exponerse.
Dumbledore: si no fuimos nosotro, ni ellos, entonces tenemos un tercer jugador en esta guerra, lo que temo es no saber para donde apuntan sus ideales, matente alerta sobre las conversaciones de Voldemort, tal vez el asesino se acerque a Voldemort para formar una alianza.
Snape: entendido
En la torre de la lechuceria el trio estaba enviando una carta a Sirius, para que puede comunicarse urgente con ellos y contarles lo que esta sucediendo.
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Cuando entraron en el aula de Defensa Contra las Artes Oscuras, la profesora Umbridge ya estaba sentada en su sitio. Llevaba la suave y esponjosa chaqueta de punto de color rosa que había lucido la noche anterior, y el lazo de terciopelo negro en la cabeza.
Los alumnos guardaron silencio en cuanto entraron en el aula; la profesora
Umbridge todavía era un elemento desconocido y nadie sabía lo estricta que podía ser a la hora de imponer disciplina.
¡Buenas tardes a todos! —saludó a los alumnos cuando por fin éstos se sentaron. Unos cuantos respondieron con un tímido «Buenas tardes»
¿Así saludáis a vuestra profesora? Me gustaría oíros decir: «Buenas tardes, profesora Umbridge. Volvamos a empezar, por favor. ¡Buenas tardes a todos!
Buenas tardes, profesora Umbridge —gritó la clase.
Eso está mucho mejor.
¿A que no ha sido tan difícil? Guardad las varitas y sacad las plumas, por favor.
Sasuke metió su varita en la mochila y sacó la pluma, la tinta y el pergamino. La profesora Umbridge abrió su bolso, sacó su varita, que era inusitadamente corta, y dio unos golpecitos en la pizarra con ella; de inmediato, aparecieron las siguientes palabras:
Defensa Contra las Artes Oscuras: regreso a los principios básicos
Muy bien, hasta ahora vuestro estudio de esta asignatura ha sido muy irregular y fragmentado, ¿verdad?
Por desgracia, el constante cambio de profesores, muchos de los cuales no seguían, al parecer, ningún programa de estudio aprobado por el Ministerio, ha hecho que estéis muy por debajo del nivel que nos gustaría que alcanzarais.
Sin embargo, os complacerá saber que ahora vamos a rectificar esos errores. Este año seguiremos un curso sobre magia defensiva cuidadosamente estructurado, basado en la teoría y aprobado por el Ministerio. Copiad esto, por favor.
Volvió a golpear la pizarra y el primer mensaje desapareció y fue sustituido por
Los objetivos del curso.
1. Comprender los principios en que se basa la magia defensiva.
2. Aprender a reconocer las situaciones en las que se puede emplear legalmente la magia defensiva.
3. Analizar en qué contextos es oportuno el uso de la magia defensiva.
Cuando los alumnos copiaron los tres objetivos del curso de la profesora Umbridge, ésta preguntó:
¿Tenéis todos un ejemplar de Teoría de defensa mágica, de Wilbert Slinkhard?
Sí, profesora Umbridge
Estupendo. Quiero que abráis el libro por la página cinco y leáis el capítulo uno, que se titula «Conceptos elementales para principiantes». En silencio, por favor.
Era extremadamente aburrido, casi tanto como escuchar al profesor Binns. El muchacho notó que le fallaba la concentración, pues al poco rato se dio cuenta de que había leído la misma línea media docena de veces sin entender nada más que las primeras palabras. Pasaron unos silenciosos minutos. A su lado, Thoedore, distraído, giraba la pluma una y otra vez entre los dedos con los ojos clavados en un punto de la página.
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Ginny Weasley, levanto su mano.
—¿Quería hacer alguna pregunta sobre el capítulo, querida?
Ginny: No, pero cuando practicaremos los hechizos defensivos.
¿La práctica de los hechizos defensivos? —repitió la profesora Umbridge
Verá, señorita Weasley, no me imagino que en mi aula pueda surgir ninguna situación que requiera la práctica de un hechizo defensivo por parte de los alumnos.
Supongo que no espera usted ser atacada durante la clase, ¿verdad?.
Claro que en su clase no seremos atacados pero fuera de la escuela si, ya que todavía hay magos oscuros sueltos y libres ya que el ministerio no puede atraparlos.
Es evidente que el único propósito de la asignatura de Defensa Contra las Artes Oscuras es practicar los hechizos defensivos, ¿no es así?
—¿Acaso es usted un experto docente preparado en el Ministerio, señorita
Weasley?
No, pero…
Pues entonces me temo que no está cualificada para decidir cuál es el «único propósito» de la asignatura que imparto.
Magos mucho mayores y más inteligentes que usted han diseñado nuestro nuevo programa de estudio. Aprenderán los hechizos defensivos de forma segura y libre de riesgos.
Colin: ¿No se supone que tenemos que demostrar que sabemos hacer las contramaldiciones y esas cosas?
Si habéis estudiado bien la teoría, no hay ninguna razón para que no podáis realizar los hechizos en el examen, en una situación controlada —explicó la profesora Umbridge
—¿Sin haberlos practicado de antemano? —preguntó Colin
¿Significa eso que no vamos a hacer los hechizos hasta el día del examen?
—Repito, si habéis estudiado bien la teoría…
El Ministerio de Magia garantiza que no están ustedes bajo la amenaza de ningún mago tenebroso. Si alguno todavía está preocupado, puede ir a verme fuera de las horas de clase.
Si alguien está asustándolos con mentiras sobre magos tenebrosos resucitados, me gustaría que me lo contara. Estoy aquí para ayudar. Soy su amiga.
Y ahora, ¿serán tan amables de continuar con la lectura? Página cinco, «Conceptos elementales para principiantes».
Y tras pronunciar esas palabras la profesora Umbridge se sentó.