—¿Ahora me estás desafiando abiertamente? —El Alfa Steve gritó a su obstinado hijo.
—Papá, ya que te niegas a hacer lo necesario. ¿No sabes que estás poniendo en peligro la seguridad de la manada indirectamente? —Dante se atrevió a preguntarle a su padre. El Alfa Steve se burló de su audacia.
—¿Preferirías que yo renunciara a este cargo por ti, ya que ahora sabes más que yo y entiendes mejor cómo asegurar la seguridad de la manada, de la cual ¡yo no sé nada! —El Alfa Steve gruñó y le mostró los dientes furiosamente. Dante se acobardó y el Zeta se inclinó en sumisión.
—¡Respóndeme, cachorro! —añadió el Alfa Steve. Sus ojos estaban rojos y Dante podía ver claramente la rabia en ellos. Dante sacudió la cabeza rápidamente y se alejó acobardado.
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