Ciudad Jiang, Distrito Este.
En una calle concurrida se encontraba un País Sakura Dojo.
Esta escuela de artes marciales se llamaba Dojo de Karate Ichiki. Era la escuela de artes marciales dirigida por Sato Taro.
Desde que se estableció el Dojo de Karate Ichiki, se desató una fiebre de registros.
Muchos jóvenes chinos se apuntaron con entusiasmo para aprender karate.
En este momento...
En la entrada del dojo.
Dos jóvenes del País Sakura, que vestían ropa blanca de artes marciales con cinturones negros alrededor de sus cinturas y zuecos de madera, vigilaban la puerta y charlaban.
Uno de los hombres de cara cuadrada sonrió a un hombre de cara delgada y dijo:
—Tanaka-kun, el maestro de dojo llevó a Nakamura-kun, Kitada-kun y Yagyu-kun a desafiar al dojo hoy.
—Me temo que las 19 escuelas de artes marciales dirigidas por los chinos han sido expulsadas de sus lugares.
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