Andrew sentía su corazón acelerado, resonando en sus oídos, mientras sus ojos presenciaban la caótica batalla que azotaba el cielo sobre la majestuosa Capital de Tretidian.
—¡¿Qué demonios está pasando? Klaus es mucho más poderoso de lo que imaginé! —concluyó mientras corría tan rápido como sus piernas se lo permitían.
El aire de la majestuosa Capital de Tretidian estaba cargado con el acre olor de la destrucción, una mezcla de humo y ruinas. Y el siniestro resplandor de las llamas devoradoras bailaba sobre los edificios destrozados.
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