—Ahora que estamos aquí, ¿qué haremos? —preguntó Klaus.
Ashley sonrió pícaramente y lo empujó hacia su cama. —Bueno, tenemos esta habitación solo para nosotros dos. Supongo que podemos aprovechar la oportunidad para conocernos mejor —sugirió, con un tono burlón.
Klaus se rió al caer en la cama por la insistencia de Ashley. —¿Conocernos mejor, eh? —se burló Klaus, provocando a Ashley—. Esa suena como una gran idea.
Ashley se acercó más, con una sonrisa traviesa en sus labios, y comenzó a acariciar suavemente el rostro de Klaus. Sus ojos brillaban con deseo y anticipación. Los dos compartían una conexión intensa, alimentada por el amor y la pasión que tenían el uno por el otro. Era un momento de rendición e intimidad, cuando el mundo a su alrededor parecía desaparecer.
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