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Hong Guan Ji, Hong Jun, Hong Duan y Yi Yi se quedaron atónitos al ver a Xiao Tian y a sus subordinados. Les costaba creer lo que estaban viendo.
No sólo la banda Hawk no había destruido a la pandilla de Xiao Tian, sino que incluso dejaron que Xiao Tian viniera a su casa. Lo que más les sorprendió fue que Xiao Tian siguiera vivito y coleando.
Esto los enfureció contra la banda Hawk. La banda Hawk dijo que se ocuparían de Xiao Tian lo antes posible. No esperaban que la banda Hawk les mintiera.
—¡Ese bastardo de Jin Yimu! ¿Qué diablos está haciendo ahora? ¿Por qué no se ha ocupado de Xiao Tian todavía? Incluso dejó que Xiao Tian viniera a mi casa.
Hong Guan Ji apretó los dientes. Como Xiao Tian estaba delante de él, sabía que Xiao Tian había vencido a sus guardaespaldas y guardias de seguridad.
Al saber que ya nadie podía salvarlos, Hong Guan Ji no tenía idea de qué debían hacer.
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