—Por favor, denos un momento —dijo Fe mientras agarraba la mano de Anon y lo llevaba a un lado de la habitación.
—¿Cómo hiciste eso, Jule? ¿Sabes algo sobre esto? —preguntó Fe, mirando a Anon con expresión confundida.
—¿Puedo hablar con el señor Freeman otra vez? —preguntó Anon.
—No, no puedes. Primero, tienes que decirme lo que sabes sobre esto. ¿De qué está hecha esa daga tuya? ¿Cómo sabías que iba a herir a esa cosa? —inquirió Fe.
—Hace un mes, los humanos fueron atacados por un virus que provenía de una fuente desconocida. Nadie sabía de dónde venía, pero tenía los mismos síntomas que eso. Quien se infectaba con este virus mostraba síntomas de piel endurecida y obtenía poderes físicos inimaginables, mientras que sus mentes se deterioraban. Llamaron a los infectados 'Zombis', los muertos vivientes —explicó Anon, pero solo le contó la mitad de la verdad.
Fe entró en profundas cavilaciones, mirando al vacío.
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