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Re: zero arco 3, 4, 5.

Pueden seguir aquí después del cp25 Luego subiré el Arco 1 y Arco 2. A partir del CP 329 comienza el arco 5.

delta_zero_1153 · Fantaisie
Pas assez d’évaluations
503 Chs

Los Grilletes del Amor. Parte 3

Además de levantar polvo y los adoquines de la calle, la onda golpeó directamente al villano esperando abajo—la silueta de Regulus, incapaz de mantenerse de pie, fue mandada a volar de nuevo.

_Subaru: Esa acrobacia asesina de ahora, ¿qué fue?

" Reinhard: Él ataca tirando piedras o arena. Me muevo entre las partículas voladoras evitando que me golpeen. "

_Subaru: En mi caso suena como si quisiera esconderme de la lluvia. —Más importante, ¡traslada el campo de batalla! ¡Esas mujeres no se moverán! ¡Están tan aterradas de Regulus que no se atreven!

" Reinhard: Ya veo, entiendo. —Entonces, déjame intentarlo. "

Bajando su voz, Reinhard saltó ligeramente hacia Regulus.

Poniéndose de pie una vez más, Regulus pisoteó el suelo, mandando pequeños pedazos de madera y arena a volar. Sin embargo, sin ningún movimiento innecesario, Reinhard esquivó y blandió la espada de hielo de Emilia, golpeando a Regulus y mandándolo a volar de nuevo.

El grito del villano se superpuso al crujido de la espada de hielo, la cual se estaba resquebrajando.

_Emilia: ¡Subaru! Espera, ¿qué planeas hacer? 

_Subaru: Alejar de aquí a ese bastardo… Wow, Emilia-tan, qué atrevida.

_Emilia: Este vestido es lindo, pero es difícil moverme.

Parada delante de Subaru estaba Emilia, quien se había arrancado parte de su vestido.

Las partes restrictivas del blanco vestido de boda habían sido firmemente rasgadas, revelando completamente sus pálidos muslos… era una imagen demasiado cautivadora.

_Emilia: ¡Eso da igual! En cualquier caso, ¿qué va a hacer Reinhard?

_Subaru: Uno de los planes que diseñamos antes de la batalla. Aún no sabemos la naturaleza del poder de Regulus… así que el plan es probar todas las posibilidades que se nos han ocurrido, una por una.

Asintiendo mientras le decía eso a Emilia, Subaru sacaba de la catedral la querida espada de Reinhard. Entonces, él y Emilia corrieron directamente al campo de batalla de Reinhard.

_Regulus: ¡Agh! ¡¡Pero qué tipo más pesado!! 

Quejándose de un grito, Regulus movió sus dos brazos hacia adelante.

Su objetivo era Reinhard, quien se desplazaba rápidamente hacia atrás y adelante, esquivando la grava que él lanzaba.

Normalmente, partículas de grava servirían sólo para cegar al oponente; usar esto como arma en un duelo no era digno de alabanza—pero si Regulus era el usuario, el poder de esta táctica despreciable se volvía miles de veces superior.

Los edificios comenzaron a sucumbir donde la grava los alcanzaba, y el escenario circundante se convertía en ruinas.

_Reinhard: —Tch. 

Viendo la destrucción cataclísmica desarrollándose delante de él, Reinhard inició una evasión drástica.

Descendió su cuerpo como si estuviera a punto de gatear y se movió a gran velocidad. Incluso con una postura tan extravagante como esa, seguía moviéndose demasiado rápido para los ojos de la gente ordinaria.

Y por lo tanto, Regulus quien no era diferente a una persona ordinaria, no tenía forma de alcanzar a Reinhard.

_Regulus: ¡Maldito… gh! ¡¿Adónde fuiste, insecto?! 

Ante la amenaza de perder su objetivo, Regulus atacó indiscriminadamente hacia todas direcciones.

La sensación de escalofríos en la piel era un claro signo de que lo que se avecinaba sería terriblemente peligroso—un instinto de supervivencia con el que todos nacían, advirtiendo de enemigos cercanos.

En realidad, esto tenía poco que ver con la presencia de una amenaza evidente. Cualquier criatura viviente era susceptible a esta sensación. Regulus no era una excepción; el hormigueo de sus nervios a través de todo su cuerpo le avisaban que algo andaba mal.

—Sin embargo, esta increíble amenaza se aproximaba de todas las direcciones, un anillo opresivo de amenaza.

_Regulus: ¡Maldito, ¡¿QUÉ DEMONIOS EREEEEES?! 

_Reinhard: No soy nada más que el Caballero de Felt-sama, candidata a la Selección Real. Por favor asegúrate de darle todo tu apoyo.

_Regulus: ¡¿—?!

Con aquella frase que pudo o no tratarse de una broma, una firme voz habló.

El sorprendido Regulus recibió un impacto en su cabeza—tal vez fue golpeado por un objeto de hierro. El arma terminó torcida completamente fuera de forma y el chirrido que emitió indicaba que fue torcida por una fuerza de repulsión.

Humillado, Regulus vio el suelo mientras se mordía el labio.

Con un juego de pies impecable que evitaba fácilmente los ataques, Reinhard asumió su postura.

Tanto el Santo de la Espada como Codicia tenían claro quién era superior en ataque y quién en defensa.

Demostrando su increíble poder de combate, la fuerza de Reinhard —la cual podía arrastrar de un lado a otro como un juguete a un Arzobispo del Pecado— no parecía de este mundo. Pero, incluso así,

_Regulus: Quien ganará seré yo, ¿no puedes entenderlo? Aunque no tengo idea de cómo te las has podido arreglar tan bien con este poder que sólo puede oprimir a otros; ¡alguien como tú, cuya felicidad es construida gracias al sacrificio de los demás, será detenido aquí! Con ese poder, ¿cuántas vidas humanas has pisoteado? Esa codicia de verdad que es despreciable. 

_Reinhard: Eso en verdad es desalentador de oír. Es verdad que, gracias a mí, algunos han perdido de vista su felicidad. Sin duda, la redención es la razón por la que hago lo que hago. 

Ante la ridícula retórica de Regulus, los ojos de Reinhard se aguzaron ligeramente.

Viendo la postura que adoptó el Santo de la Espada, Regulus abrió sus ojos completamente.

_Regulus: ¿Qué significa eso? ¿Algo así como "no necesitas decirlo porque ya lo sé"? ¿O es un intento de ocultarlo bajo el agua con un "soy consciente de mis propios pecados y estoy intentando arreglar mis malas cualidades"? Ya basta de bromas. Nadie tiene expectativa alguna de lo que sea que hagas en el futuro. Lo único que importa es lo que hiciste en el pasado. Alguna vez tus pies estuvieron plantados en la tierra, donde alguien lamió tus suelas. A semejante persona, así ayudes a diez mil o cientos de millones de personas, es inútil. Sólo muere, pecador. Tú, siendo sólo capaz de suplicar a otros, deja ya de pretender ser una buena persona.

_Reinhard: Hablando contigo, realmente tengo el sentimiento de que se me esté mostrando un espejo. Ésta debe ser la razón por la que Subaru me dijo que evitara tomar en serio lo que dices.

_Regulus: Ahora que lo mencionas… ese tipo allí, ¿es este tal "Subaru"? El hombre podrido que me arrebató a mi novia, ese odioso bastardo… incluso si ella terminó siendo una sucia puta, su transgresión no puede ser perdonada nunca. Para aquellos que tratan de tomar lo que les pertenece a otras personas, el castigo será— ¡¿ah?! 

En medio de su discurso, Regulus fue volteado patas arriba.