—La tarde del día anterior a que Garfiel llegara al búnker…
_Mimi: Y luego~ Hetaro estaba al borde del llanto~, así que Mimi tuvo que darle~ una mano. Y luego Tivey se veía solo, así que Mimi no tuvo otra opció~n que coger la mano de ambo~s.
_Garfiel: …Ah, ¿fue así?
_Mimi: Sip, exacto~. ¡Y luego; después de e~so, la señorita lucía muy~ feli~z!
Incluso después de dar esa desinteresada respuesta, la pequeña joven caminando a su lado sonrió sin desanimarse ni un ápice.
La ingenua chica tenía el pelo anaranjado y unos ojos redondos. Garfiel no tenía ni idea de cómo había acabado con alguien de una facción rival — esta chica-bestia, Mimi.
Desde que vino a la ciudad de Priestella… No, más bien, desde que fue a la mansión de Roswaal como mensajera, Mimi había estado pegándose a Garfiel.
Al principio, Garfiel sospechó que Mimi quería averiguar cómo era el más fuerte de la facción de Emilia, pero esa hipótesis fue desechada hace mucho debido a la actitud de Mimi. Ahora, Garfiel no tenía ni idea de por qué se había apegado tanto a él.
El motivo era imposible de deducir, y Garfiel sólo podía ladear su cabeza a un lado con curiosidad.
—Ahora, ambos estaban caminando a través de las calles de Priestella en el anochecer.
Ninguno había invitado al otro; más bien, Mimi simplemente siguió a Garfiel mientras éste huía del ryokan.
Parecía que Mimi no se daría cuenta de que Garfiel quería estar solo para reflexionar sobre sus pensamientos, y él estaría muy avergonzado si le dijera eso a Mimi como excusa para poder quitársela de encima. Por eso acabó paseando por la ciudad intentando organizar sus pensamientos mientras oía de fondo la conversación insustancial de Mimi.
_Mimi: Garf, tu expresión es rara~. ¿Ha pasado algo? ¿Es algo~ divertido?
_Garfiel: Si algo divertido hubiese pasado, ¿no 'staría feliz? Mi asombroso ser no quiere hablar del tema, y no tengo la obligación de contártelo.
_Mimi: Si sigues hablando de cosas complicadas como~ las obligaciones, terminarás como Joshua, ¿no crees? ¡Mimi cree que es mejor relajarse y disfrutar de las cosas! Es mejor cuando Garf echa su cabeza hacia atrás mientras se ríe como un idiota~.
_Garfiel: Oye, ¿'stás diciendo que luzco como un idiota cuando me río?
Las palabras de Mimi eran muy exageradas, y Garfiel mostró sus dientes mientras ensanchaba y abría mucho los ojos. Mimi gritó un «¡Ahh!» y huyó rápidamente. Se detuvo a una corta distancia, riéndose mientras esperaba que él la alcanzara, haciendo como si nada hubiera pasado. Garfiel pensó que era increíble que ella lo acusara de reírse como un idiota.
Antes de la cena, Garfiel había retado al Santo de la Espada, Reinhard, a una batalla. De eso ya hacía aproximadamente una hora.
El actual Santo de la Espada era el más fuerte del reino; o como algunos dirían: el más fuerte del mundo.
Antes de su encuentro, Garfiel había oído de su poder gracias a Subaru.
Reinhard era un amigo, un benefactor, y de una forma compleja, un rival para Subaru. Encontrarlo en este inesperado lugar fue una sorpresa.
A través de sus conversaciones, Subaru confirmó que más o menos solucionó su bochorno anterior. Ya que su preocupación se había esfumado, Garfiel no sintió la necesidad de seguir conteniéndose.
El título del "Más Fuerte" poseía un significado muy especial para Garfiel.
Ser el más fuerte. Convertirse en el más fuerte era como una meta. Esforzarse para llegar a convertirse en el más fuerte.
Garfiel creía que ese era el objetivo de los hombres cuando nacen y gritan por primera vez.
Todo el mundo, sin importar quién, alguna vez habían deseado o imaginado ser "El Más Fuerte" mientras avanzaban por el largo camino conocido como "La Vida". Tarde o temprano, todos olvidarían ese imposible sueño. Todos excepto Garfiel.
Ese sueño había echado raíces en su corazón, y fue su gran apoyo para mantener su gran persistencia a lo largo de su vida. Para Garfiel, el título de "El Más Fuerte" era su meta natural por haber nacido como hombre, y al mismo tiempo era una indispensable condición que le permitía cuidar de todo aquello que quería proteger.
Por eso, ante el hombre que se encontraba en la cúspide del poder, Garfiel no reprimió sus inquietos dientes y garras.
Había ido con Subaru, y recibió el permiso para retar a Reinhard.
El Santo de la Espada no daba la impresión de ser el más fuerte; sino que daba la impresión de ser un hombre amable y galán que no tenía ninguna destreza marcial.
Sin embargo, Garfiel sabía que la gente más poderosa era capaz de ocultar su poder. Dejando a un lado su tendencia de actuar, la mayoría de las personas fuertes no lucían fuertes cuando realizaban sus actividades diarias. Roswaal y Subaru eran así.
Determinó que Reinhard estaría en el mismo saco que ellos.
—El combate tuvo lugar en el patio cubierto de grava del ryokan.
Rechazando la propuesta de Garfiel de salir de la ciudad por temor a los daños a sus alrededores, Reinhard decidió que la pelea se haría en el mismo ryokan, añadiendo las condiciones de "no dañar el patio".
Decir eso sólo podía entenderse como una ofensa para el contrincante. Aunque fuera el hombre más fuerte, estaba subestimando a Garfiel. Inmediatamente tratando de obligarlo a lamentar esa degradante arrogancia, Garfiel lo arrastró afuera.
La confrontación tuvo lugar en el patio, donde Subaru había dado una señal que marcaba el comienzo del enfrentamiento. Garfiel mostró sus dientes, pensando sólo en darle con el metal de sus muñecas al héroe carmesí.
_Garfiel: …
Ese pensamiento desapareció casi inmediatamente.
El hombre que tenía delante de él podía moverse más rápido de lo que uno tardaría en parpadear.
La atmósfera gentil que él había mantenido hasta entonces despareció, revelando una filosa espada, o más bien una llama finamente afilada.
Una persona normal no podría distinguir el cambio de su estado natural a un estado afilado como si él mismo fuera una espada.
Y si una persona entendiera un poco sobre artes marciales, ese sentimiento se describiría como un sentido de opresión que aplastaría tus pulmones.
Pero ambos casos no se aplicaban a Garfiel.
Al menos él tenía una fuerza comparable a la del Santo de la Espada.
Al verlo de pie como si nada y al sentir el temblor de sus órganos por la presión, Garfiel aulló quitándose su vacilación mientras salía disparado hacia Reinhard.
Habían acordado no causar lesiones graves en su pelea; pero, olvidando ese acuerdo, había apuntado a la garganta de Reinhard con sus afiladas garras, intentando efectuar un golpe decisivo.
En ese momento, antes de que su golpe pudiera alcanzarle, saltó quedando su cuerpo elegantemente suspendido en el aire. En ese momento, Garfiel entendió la disparidad entre sus fuerzas.
_Garfiel: …He perdido.
Tras decir eso para sí mismo, atacó desde varios ángulos, pero Reinhard seguía evadiendo fácilmente todas las tácticas de Garfiel.
Y para colmo, Reinhard había esquivado todos los ataques sin siquiera dar un paso desde donde se situaba.
Como resultado, Garfiel había agotado toda su fuerza al intentar golpear la parte superior de Reinhard.
Después de que un ataque repentino y poderoso le alcanzara y lo lanzara por los aires, Garfiel declaró su propia derrota.
El Santo de la Espada ni siquiera había usado su especialidad: la espada. Había derrotado a Garfiel usando solamente sus puños desnudos.
Garfiel no recordaba lo que dijeron exactamente Reinhard y Subaru después del combate.
Garfiel no quería dar la impresión de ser irrespetuoso o descarado como para no aceptar su propia derrota. Salió del ryokan con tan sólo unas pocas palabras.
Agobiado por su incapacidad de comprender el remolino de sentimientos que fluía dentro de sí mismo, Garfiel intentó buscar una respuesta en solitario mientras caminaba por la Ciudad de las Compuertas de Agua — llegando hasta aquí.
_Mimi: Garf! ¡Garf! ¡Mira! ¡Mira~! ¡¿Ves?, la puesta de sol se refleja completamente en el agua! ¡Es super-rojo! ¡Esto es increíble~! ¡Increíble~! ¡Qué hermoso~!
La ruidosa niña empezó a molestar a Garfiel continuamente, tirando de su manga, de sus pelos, o sentándose en sus hombros; dejándolo sin otra opción que seguirla.
Gracias a ella Garfiel pudo salir del ryokan, pero a cambio se quedó sin tiempo para estar a solas.
_Garfiel: Oye, desde el primer momento, has sido muy ruidosa. ¿Puedes calmarte un poco, enana?
_Mimi: Mmm, ¡no~!
_Garfiel: ¡¿Una respuesta rápida?!
Ella agarró las muñecas de Garfiel y empezó a correr y a girar. Con las muñecas atrapadas en una inesperada y fuerte tracción, Garfiel giró en círculos.
Pensó en usar toda su fuerza para liberar sus muñecas del agarre de Mimi y huir todo lo rápido que pudiese, pero no sabía si la sangre demihumana de Mimi la capacitaba para alcanzar a Garfiel fácilmente.
Y también tenía que evitar llamar demasiado la atención en la ciudad.
Antes de irse a Priestella, Frederica y Ram le recordaron repetidas veces que no debería causar problemas a Emilia o Subaru por dar mala imagen con sus extravagancias. El único al que podía molestar era a Otto, quien era como un hermano mayor acostumbrado a solucionar todos los desastres.
_Garfiel: Jaja.
_Mimi: Ohoh~ ¿Mmm? ¿Qué pasa, Garf? ¿Hay algo que te desconen… disconer… desconde…?
_Garfiel: ¿Quieres decir "desconcierta"?
_Mimi: ¡Sí! ¡Desconcierta! ¿Qué te pasa~? ¡Habla, habla~!
Era incapaz de hablarle con franqueza a Mimi, como resultado empezó a pegarle constantemente en el costado mientras decía «Ehh, eehh». Pensando que ella era extrañamente robusta a pesar de lo pequeña que era, Garfiel abandonó esos pensamientos y miró hacia el canal de agua estrechando un poco sus ojos.
_Garfiel: Ah… ciertamente es una imagen conmovedora.
_Mimi: ¿Cierto? ¡Esto es asombroso~! ¡Asombroso~!
Aunque Mimi sólo debería ser escuchada la mitad del tiempo, el reflejo del sol poniéndose sobre el agua era en verdad una brillante e inspiradora imagen. El agua brillante estaba teñida por luces blancas y amarillas, y el atardecer teñía lo demás de tonos anaranjados.