El suelo de piedra se rompió a merced del zapateo de la psicópata mientras dirigía sus cadenas en llamas hacia adelante, las cuales volaban hacia Regulus a una velocidad alarmante. El arma surcaba el aire acompañado por un sonido de ardor y desgarro.
La cadena golpeó la carne de Regulus, golpeando su mejilla en un costado. Sin embargo, ni la furia de Sirius ni los ataques de la cadena habían sido saciados por ese único ataque.
De izquierda a derecha, de arriba abajo, adelante y atrás. Las cadenas enrojecidas de Sirius golpeaban implacablemente el cuerpo de Regulus. Además de eso, las cadenas, que se movían a grandes velocidades, también proyectaban olas de calor.
_Sirius: ¡Desaparece, desaparece, desaparece, desaparece, desaparece! ¡¡CONVIÉRTETE EN CENIZAS JUNTO CON ESA ODIOSA SEMIBRUJA!!
El cerco de llamas se acercó al centro, atrapando a Regulus en aquel atroz infierno.
La temperatura de esa tormenta era tan alta que derretía las baldosas del piso en donde Regulus estaba parado, y el piso debajo de él se evaporó o hundió, formando depresiones en el terreno.
Presenciando el resultado del incendio, la respiración de Sirius se agitó bastante.
Compartiendo su ira, la multitud de personas exaltadas que rodeaba a Sirius sangraba por sus ojos y narices, haciendo extraños sonidos mientras se reunían.
Sin embargo—
_Regulus: Oye, ¿cuántas veces tengo que decirte lo mismo?
Regulus caminó hacia adelante sobre la baldosa de piedra al rojo vivo como si nada hubiera pasado.
Ni su blanco cabello, ni sus ropas, ni los brazos de Emilia. Nada tenía ni rastro de alguna herida. Su expresión era lo único que había cambiado, a la de un niño insatisfecho.
_Regulus: He pensado sobre eso. No importa cuántas veces la misma cosa sea dicha, algunas personas no lo pueden entender. No les importa lo suficiente como para poner el debido esfuerzo en entender qué es lo que se les dice. ¿Eso es desprecio? Ya fuera tallando lo que han aprendido en sus corazones como mandamientos, o haciendo cuidadosas introspecciones, o recordando que era algo para reflexionar mañana… no hacen nada de eso. Olvidan la misma cosa completamente por mucho que se les repita. Decir lo mismo una y otra vez no es sólo blasfemia, sino que también es despreciable, lo que causa impactos negativos a ambas partes. Tanto su propio valor como el valor de la otra parte son fundamentalmente degradados. Así es como es. Es una forma de violencia que ignora palabras y acciones. Y entonces pensé en algo.
_Sirius: ¡Maldito insecto…!
_Regulus: La doctrina del Culto de la Bruja dice que "Si una mejilla es golpeada, presenta la otra y pregúntale a tu oponente por el motivo de la pelea que están teniendo". Esto es una valiosa lección de mutuo entendimiento. Ah, pero he pensado sobre esto y creo que también es cierto que una persona, cuyas mejillas han sido golpeadas, debería contraatacar. Y esto es especialmente necesario contra personas que no conocen el dolor.
Si se tomara en cuenta solo las palabras en esa declaración, sonarían como algo respetable.
Pero Regulus era una existencia distorsionada.
_Regulus: …
Regulus, quien había salido de la oscuridad, tenía una sonrisa sombría.
Aquella sonrisa ciertamente no era un gesto muy amistoso, sino más bien, era cercana al relamido de la lengua de un depredador contemplando a su presa.
Seguía siendo un misterio cómo Regulus se había defendido de las flamas y las cadenas de Sirius. Tal vez su poder era puramente defensivo; tal vez la Autoridad de la Codicia no concedía ningún método de ataque.
Por lo tanto, la conducta de Regulus no debería ser evidencia concluyente de consecuencias fatales.
— Pero, si la batalla se alargaba, Sirius moriría.
Y no había garantía de que Regulus sólo tuviera habilidades defensivas.
Si ese joven hacía cualquier cosa, no había duda de que Sirius moriría. En ese caso, no había ningún problema. De hecho, que el número de arzobispos fuera reducido por luchas internas sería digno de celebración.
Sin embargo, pese a que sería gratificante, la muerte de Sirius involucraría a la gente a su alrededor. Obviamente, esto incluía a Subaru, a toda la gente envuelta en la ira de Sirius, y ciertamente a Lusbel y Tiina, quienes habían suplicado por la seguridad del otro y se habían sacrificado a sí mismos por ese propósito.
_Subaru: …
Incluso ahora, el miedo se estaba expandiendo sobre todo el cuerpo de Subaru.
Sus flojas piernas temblaban tanto que incluso el respirar se volvió un acto anormal. Pero, aun así—
_Beatrice: Subaru.
—En su oído, resonó una débil e inestable voz.
Aunque la dueña de ésta obviamente no podía ocultar su tembloroso miedo, su cálida voz logró hablar detrás de él; expresando algo similar a "Apóyate en mí".
Subaru apretó los dientes y, tambaleándose, se puso de pie.
Rehusaba ser incapaz de hacer nada y delegar todo a la liviana niña detrás de él. Aunque él no sería capaz de hacer nada sin la fuerza de ella.
Por eso, Subaru rechazaba luchar solo, pero también rechazaba dejarlo todo a una sola persona. Si hubiera estado solo, entonces se habría quedado arrodillado.
La razón por la que Subaru se podía mantener de pie era porque no estaba solo. La multitud envuelta por la locura era diferente. Únicamente Subaru tenía alguien cercano, únicamente Subaru no estaba por sí solo.
Aferrándose firmemente a ese sentimiento real, Subaru luchó en su hazaña.
_Subaru: Beatrice.
_Beatrice: Lo sé, de hecho.
Con tan sólo una llamada, Beatrice pudo entender completamente lo que él necesitaba.
Entre ellos no había necesidad de confirmación. Cada uno haciendo todo lo posible para terminar cada una de sus respectivas responsabilidades. En tanto ellos hicieran eso, deberían poder alcanzar el resultado esperado.
Ambos Arzobispos del Pecado —Sirius y Regulus— se habían olvidado completamente de Subaru.
Ellos sólo podían verse y desear matarse el uno al otro. El mejor resultado sería Sirius quemando hasta las cenizas a Regulus, pero eso no era posible.
Por lo tanto, Subaru debía detener la matanza de Regulus.
Tenía que atraer la atención de Regulus hacia sí mismo y tomar medidas para evitar generar un número mayor de víctimas.
Y, sobre todo,
_Subaru: ¡Deja de tocar así a Emilia!
Un inagotable amor disipó el miedo de Subaru y alumbró su corazón. Si él no se dirigía primero a su deshonesto corazón, nunca sería capaz de luchar contra Regulus.
En este momento, Regulus le daba la espalda a Subaru, y su atención estaba completamente concentrada en Sirius, lo que era muy conveniente para Subaru.
_Beatrice: —¡Shamak!
A la vez que Subaru forzaba sus temblorosas piernas a moverse, Beatrice comenzó a conjurar un hechizo detrás de él.
Su poderoso hechizo, Shamak, cubrió el cuerpo de Regulus en una neblina negra a la vez que lo separaba del mundo, obstaculizando bellamente su paso. Justo antes de que Regulus fuera engullido, Subaru tomó una posición de combate y ferozmente extendió su látigo hacia adelante.
Estaba apuntando al cuello de Regulus.
Su látigo siguió hasta el final como si intentara atar a Regulus. Con semejante alboroto, seguramente incluso el arrogante Regulus dirigiría su atención a Subaru.
Incluso existía la posibilidad de que tal vez, en el momento en que Beatrice había levantado la cortina, Regulus cayera víctima sin darse cuenta de lo que había acontecido.
_Subaru: ¡No hay respuesta!
_Beatrice: ¡¡Viene, supongo!!
La advertencia de Beatrice llegó un poco después de que una sensación de preocupación golpeara a Subaru. Su látigo pasó por el aire y la ausencia de su objetivo era dolorosamente obvia.
En el momento siguiente, un joven de cabello blanco saltó en dirección a Subaru, embistiendo desde la niebla negra.
_Regulus: Esto ha sido un caos desde el comienzo. Has estado fastidiando mi cómoda vida con tu magia. ¿Podrías evaporarte hacia algún otro sitio?
Regulus sostenía a Emilia con su mano derecha mientras su vacía mano izquierda repentinamente dirigía un ataque hacia Subaru.
_Beatrice: ¡Mi—! No, ¡MURAK!
Beatrice dejó inmediatamente de realizar un ataque para conjurar un hechizo alterador de la gravedad sobre Subaru.
Subaru inmediatamente confirmó el juicio de Beatrice y saltó hacia arriba para evitar los casi certeros dedos de Regulus.
Murak es un conjuro de MAGIA YIN que libera un objeto físico de las ataduras de la gravedad. El cuerpo de Subaru ahora era más ligero que una pluma. Ascendió volando, dejando a Regulus atrás.
_Regulus: ¿Por qué quieres evadirlo?
_Subaru: ¿Por qué no debería? ¡Es aterrador!
Subaru extendió su látigo hacia Regulus de nuevo, quien lo miraba hacia arriba. En vez de apuntar a una zona en particular, Subaru atacó sin apuntar, golpeando la cabeza de Regulus. Sus blancos cabellos se movieron hacia afuera por el impacto y la cabeza, que debería haber sido herida por el látigo, se mantuvo ilesa. Lo mismo ocurrió con su pelo mecido por el viento.
_Regulus: ¿Y si hubieras herido a mi futura esposa? ¿No crees que es bien sabido que las chicas deben ser tratadas gentilmente, y es algo que no necesita ser siquiera enseñado? ¿Ni siquiera entiendes esto?
_Subaru: ¡No seas estúpido! En este mundo, la persona que más quiero tratar con gentileza es esa chica. ¿Y qué hay con eso de "futura esposa" que has estado diciendo...?
_Regulus: Está decidido. Es el destino. —Después de todo, hice una promesa en mis sueños.
Apoyándose con una mano contra la pared de la torre, Subaru se quedó estupefacto por la sonriente réplica de Regulus. Algo parecía retorcido, pero claramente a Regulus no le importaba.
_Regulus: Ella se unirá conmigo. Es el destino. Generalmente me siento satisfecho conmigo mismo, y no quiero nada en absoluto. Y aunque particularmente no deseo nada, no soy tan estrecho de mente como para no aceptar lo que se me ha dado. Especialmente lo que el destino me ha otorgado. Aunque la mayoría de la gente no espera esto, yo quiero proteger cualquier cosa que esté a mi alcance. Esos seríamos yo y quienes son importantes para mí.
_Subaru: …
_Regulus: La protegeré. La recibiré como mi esposa y la amaré a la vez que ella me amará a mí, y juntos disfrutaremos una vida estable. Por lo tanto, por el bien de eso, no me abstendré de ejercer el poder que se me ha dado.
_Subaru: Entonces, ¿qué…? ¿Qué pasa con lo que ella quiere? Obviamente, una de las partes aún no ha consentido, así que motivarse tanto es precipitado.
La severa declaración de Regulus había confirmado sus convicciones.
Por un lado, ésta era una manera de pensar directa, inflexible e insensible. Y por el otro, era una forma de pensar ridícula hasta un punto mortal.
Era difícil explicar por qué era mortal, pero era algo que estaba claro desde el comienzo. Debido a que Regulus había caído en un frenesí, todo se había salido de control.