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4º. UN DÍA INOVIDABLE

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Habían pasado varias semanas del incidente del parque y los dos jóvenes seguían haciendo su vida de siempre, ir al Furinkan, entrenar y estudiar. El fin de curso estaba relativamente cerca. Pero algo se había metido en la vida de los dos. Aunque el entrenamiento le parecía divertido, necesitaban salir a divertirse, disfrutar la juventud y vivir como hacían los jóvenes de su edad, ir al cine, a tomar algo los fines de semana y algo que ambos deseaban con ganas, ir a la discoteca. Habían pasado demasiado aventuras, secuestros, ataques y luchas, los dos querían tener vidas normales. Así se lo hicieron saber a sus padres, querían un poco de libertad y salir de vez en cuando, pero los dos hombres se negaron, nada de volver al cine, si no era con ellos, nada de salir con los amigos a tomar algo, y sobre todo nada de ir al lugar de perdición que eran las discotecas. Sus vidas estaban enfoscada al entrenamiento, al entrenamiento y sólo al entrenamiento, y así comenzó una rebelión de dos jóvenes ya por si rebeldes.

Poco después su familia fue invitada por unos familiares a Kyoto, pero los dos jóvenes por su actitud tuvieron que quedarse en casa castigados. Los dos padres esperaban que sus hijos respetasen su voluntad, pero los dos chicos estaban llamados a desobedecer a sus mayores.

También su clase había sido castigada durante el tiempo que ellos estuvieron de baja escolar, aunque ellos no participaron en el motivo del castigo. Sufrieron el duro castigo de no ir de viaje de fin curso. La verdad era que el director quiso vengase de los dos jóvenes y lo hizo a través de este castigo injustificado. Pero ellos se vengaron y el director paso unos días en el hospital junto a su hijo ya lesionado por Ranma. Cuando los dos Kuno salieron del hospital, el personal de dicho establecimiento respiró tranquilo, esos dos los había vueltos locos con sus ocurrencias.

Un día en clase mientras un descanso entre clases.

-Ranma, ven a la hora de almuerzo a la terraza, tengo que hablarte-dijo ella emocionada, y alegre.

Él se asustó, pero el chico también quería hablarle y proponerle algo, algo en contra de las órdenes de los padres.

A la hora de la comida estaban en la terraza del colegio, y mientras desayunaban.

-Me han dado entradas… -dijo la chica. -…son para el sábado y quiero ir.

Él también tenía entradas y quería aprovecharlas.

- ¿Por qué tenemos que ir donde tú quieras? -contestó él- También me han dado entradas para ese día y no pienso desaprovecharlas.

- ¿Y por qué no vas con Shampoo o Ukyo? -dijo hecha muy enfadada, hacían tiempo que no veían ni a esa chica, ni al pato, ni la loca, ni siquiera al perdido, y se dieron cuenta que no los echaban de menos.

- ¿Y tú con la tuya invita a Kuno? - comentó muy furioso él.

Se miraron enfadados, hacía días que no se enfadaban, y se dieron cuenta que desde que faltaba su familia no habían tenido un pique. Los dos jóvenes cerraron los ojos, respiraron y se tranquilizaron.

-Haber, nos estamos peleando sin saber cuál la entrada del otro. - ¿De dónde son las tuyas? -dijo la chica.

-De un concierto por la mañana-dijo él- Ya sé que puede que no me guste, pero por una vez quiero hacer algo nuevo. ¿Y tú?

-Discoteca por la tarde-dijo ella- podemos ir a los dos sitios, ¿No?

-A ver los horarios- dijo él- si podemos ir…, iremos a los dos sitios.

- ¡Y tanto que sí! -respondió Akane contenta. - Pero hay un fallo, la comida, no quiero volver a visitar una hamburguesería en milenios. Me recuerda nuestra última aventura.

- Yo tampoco quiero ir a una - contestó él. - ¿Qué tal si vamos al restaurante que dije aquella vez?

-Pero, ¿Y el dinero? -

-Aún me queda de la última vez que cobramos a Nabiki por tomarnos fotos.

Ella se le abrazó contenta y cuando se dio cuenta de lo que hacía se separó de él. Los dos estaban rojos y avergonzados.

"¿Qué he hecho?, ha sido un impulso no me he podido contener, va creer que soy como Shampoo. Pero me ha gustado tenerlo tan cerca". -pensó Akane,

"No es la primera vez que me abraza, sé que ha sido un impulso, pero ha sido tan agradable tenerla tan cerca, como me gustaría poder devolverle el abrazo, si yo no fuese tan cobarde"- pensaba él.

Siguieron haciendo la vida de siempre, como si no hubieran hecho planes para el fin de semana. Por las mañanas Ranma se levantaba muy temprano y preparaba el desayuno y el almuerzo, para la escuela para ambos, y subía a despertar a Akane.

-Despierta dormilona, que se enfría el desayuno. - le decía moviéndola para despertarla antes.

Ella tenía dos contestaciones para eso.

- "Cinco minutos más, porfa", - y su otra contestación era un- "No estoy"- pero antes de cinco minutos ella bajaba y se metía al lavabo a asearse, y después desayunaba. Cerraban la casa y salían corriendo al instituto.

Fueron pasando los días y llegó el esperado sábado, aunque tenían clases, se las saltaron, y se prepararon para estar todo el día fuera de casa.

Se levantaron y desayunaron, después se ducharon y cada uno fue a su habitación.

Akane miró en su armario, no sabía que ponerse, el mismo traje del día del cine estaba descartado. Quería impresionar a Ranma, aunque ella ya sabía que cualquier cosa que se pusiera dejaría sin hablar a su prometido. Al final se puso un vestido rojo corto, un collar. Unos zapatos blancos y cogió un bolsito blanco que le regaló Kasumi y por primera vez se maquilló un poco.

Él se puso un traje negro con una camisa blanca, y cogió una corbata y se la intentó poner.

- ¿Qué nene, estás ya listo? - oyó una voz muy insinuadora desde la puerta, y se giró y la imagen que vio le dejo, como pensaba ella, sin hablar. Estaba con un brazo apoyada al marco de la puerta, el joven la encontró muy sexy. Pasaron varios minutos sin decirse nada, los estaban dos rojos.

- Estas…estas… Estas… guapísima- dijo el chico al fin. Y tuvo que girar la cara para calmarse un poco.

- Tú… tampo…co estas mal- dijo ella, pensaba que a él le sentaba muy bien ese traje, se lo había comprado hacía semanas, pensando en el viaje familiar… que ellos no fueron.

Ranma seguía peleándose con la corbata, siempre le ganaba era una nulidad haciendo esos nudos.

- ¿Me dejas ayudarte? - dijo ella y empezó hacerle el nudo. Ranma ya se veía estrangulado, pero al ser ella quien le hacía los nudos a su padre fue bastante para que acabase con el nudo bien hecho.

Aún tenía las manos en la corbata cuando se dio cuenta que sus rostros estaban peligrosamente cerca. Se quedaron un momento mirando y los dos tuvieron la tentación cercana, muy, muy cercana. Pero…

-Ranma se hace tarde, -se oyó Akane decir un poco remolona, no quería que él le hiciera caso, ella no quiso decir eso.

-Si- dijo él con desgana y perezosamente se alejó de ella. Tampoco quería alejarse de ella sin ceder a la tentación.

Los dos se separaron en contra de su voluntad y se miraron, los dos oyeron a la tentación que les decía que se abrazasen y se besasen. Pero ninguno de los dos cedió.

-Nos…nos vamos Ran… Ranma- dijo ella sofoca y roja.

- sí, vámonos o lle…llegaremos tarde- él también estaba rojo.

"Que poco ha faltado, si me hubiese besado, no hubiese ofrecido resistencia, no podía ofrecer ninguna resistencia. Hoy está muy guapo. Y con esos ojos azules que me absorben y me dejan sin habla, ojalá siempre fuese así de amable. Quiero que me abrace, aunque sea una vez, yo ya lo he abrazado, ¿Por qué es tan tímido?, ¿A qué le tiene miedo?"-pensaba la chica.

"Ha faltado muy, muy poco. Parecía que sus labios me estaban llamando y me ha costado reprimirme, ¿Por qué he tenido que pararme? No quería parar. ¿Por qué no puedo decirle la verdad?, ¿por qué me cuesta tanto?, ¿Por qué soy tan imbécilmente tímido?, Si hubiese sido ella la que me hubiese besado me había vencido, no aguanto mirarle a los ojos, ese color de ojos me deja fuera de juego, aunque ella no lo sepa me tiene vencido y a su merced."-pensó Ranma.

Y salieron de casa, iban a pasar el mejor día desde que se conocieron, hacía poco más de un año.

Llegaron pronto al lugar del concierto y los se sorprendieron al ver que era un concierto de Rock. Al principio los otros concurrentes al evento de burlaron de sus ropas, pero al desplegar los dos jóvenes sus auras de combate, los demás decidieron dejarlos tranquilos. De repente se dieron cuenta que muchos de los asistentes al evento sabían quién eran, los dos chicos no supieron cómo era que los conocían.

Al salir del concierto, Ranma llevaba la chaqueta sobre su hombro cogida por una mano. Y Akane estaba contenta había disfrutado mucho. Y al mirar a su prometido vio que él también.

-Venga Ranma que esto solo es el principio- dijo sonriéndole y alegre.

"Me gusta verla así de contenta, con tantas luchas, secuestros, y accidentes, no hemos podido disfrutar mucho, es decir nada, como dos jóvenes de nuestra edad. Se merece que este día sea especial. Ha pasado mucho en los últimos meses, siempre la meto en jaleos a la pobre. Ojalá podamos salir más veces y que siempre sean días especiales."-pensó él.

- ¿Tienes ganas el restaurante que me comentaron?, está cerca-dijo él.

-Si-dijo ella- vamos a comer y esta tarde a la discoteca.

Al llegar al restaurante se sentaron y disfrutaron de una excelente comida. Era la primera vez que iban ellos dos solo a un restaurante, los dos estaban muy nerviosos, y se equivocaron con los tenedores y cucharas. Al ser menores no bebieron alcohol, aunque los dos lo odiaban, debía ser por lo que veían en casa con sus respetivos padres y el maestro de estos.

Cuando salieron se dieron cuenta que no le había salido muy caro y que tenían dinero para ir a cenar.

Y fueron a un parque a descansar, pero se aseguraron que no había ni parejas ni seis conocidos locos.

-Hace tiempo que no vemos a "nuestros amigos"- comentó Akane.

-No llames al mal tiempo-le respondió él-No tengo ganas de ver a ninguno de ellos, las últimas veces que los hemos visto nos han metido en líos muy gordos.

- ¿Disfrutas del día, Ranma? - preguntó la chica.

-Mucho. Está siendo el segundo mejor día de mi vida-dijo él. Junto las manos cruzaron los dedos y estiró los brazos.

- ¿El segundo? - preguntó ella y entonces se enfadó-, ¿El primero fue con una de tus amiguitas?

-Pues, no- le contestó Ranma- En ese primer día tú estuviste implicada y ninguna de mis "amiguitas" estaba cerca, yo aún no conocía alguna de ellas y había olvidado a otras. Y con una sonrisa enigmática la miró.

-Pues ahora no caigo- dijo ella y con una risa picara le tentó- Pero me lo vas a decir.

-No, si quieres de aquí a unos meses- y la dejó con la duda, durante mucho tiempo.

Al entrar a la discoteca se quedaron parados, la luces que se apagaban y encendían al ritmo de la música, ésta muy alta. Y muchos jóvenes de su edad. Tenían que gritar para oírse.

-Mira vamos a tomar algo- dijo ella- Y que no sea ni agua ni algo con alcohol.

Y con el vaso en la mano disfrutaron bailando. Algunos chicos se acercaron a Akane, pero la mirada de Ranma y la advertencia en los ojos de Akane los alejaron.

A los dos se le pasó el tiempo volando y disfrutaron tanto como cuando entrenaban en el dojo.

Y empezó la hora de música lenta. Los dos se quedaron parados, y se miraron, los dos querían bailar, pero la timidez de los dos los cortaba.

-Si tu novio no quiere bailar. Ya bailaré yo contigo y él se lo pierde- dijo un chico chulo con aire de prepotente que apareció de repente.

Akane se quedó mirando a Ranma con sus ojos pidiendo ayuda. Pero desde el momento que el chico la tocó había marcado su perdición.

- ¡Dejarla! - dijo Ranma cogiéndole a Akane por el brazo- ella no quiere bailar contigo.

- ¿Y si no quiero dejarla? - dijo el chulo, iba bebido y se creía el amo del mundo.

-Te aconsejo que la dejes-dijo Ranma aumentando su aura de combate, que se hizo visible.

¿Y qué? - dijo el inconsciente muchacho

-Primero dejaré que ella te machaque- contestó Ranma – Pero como vamos a tener la fiesta en paz y no quiero problemas. Te iras, y no bailarás con ella por qué lo haré yo.

Ella se sorprendió, y lo miró y sonrió. Ranma miró a las otras parejas y cogió a Akane por la cintura y ella lo cogió por los hombros y recostó su cabeza en el pecho de su prometido y estuvieron así hasta que se acabó la hora de las lentas.

Mientras el muchacho rechazado se reunió con sus amigos.

- ¿Habéis visto ese panoli con ese bombón? -dijo, iba un poco pasado de rosca y no se mantenía de pie-Me he ofrecido a su novia, y el muy imbécil no ha sabido cuál es su lugar y no se ha retirado.

Un amigo suyo se los quedó mirando y se sorprendió.

-Pues has tenido suerte, ¿No te ha fijado quiénes son?

-Un imbécil y su novia, seguro.

-No creo que lo sean. Estos dos van a segundo en nuestro instituto, el Furinkan- dijo otro amigo que también los había reconocido.

-Sin gafas no veo bien-dijo el chulillo que había acosado a Akane, se las puso y los miró y se asustó- ¡son… son… Ranma Saotome y Akane Tendo! ¡Qué suerte he tenido!

Estos chicos eran compañeros de Nabiki, y se asombraron de ver a los dos prometidos bailando. Pero sabía que, si expandían la noticia por el instituto de que los dos chicos habían estado bailando juntos, ellos no saldrían bien de la aventura. A todos ellos aún les dolían las piernas por el loco reto del director, y eso que hacía meses que paso el reto del director. Así que decidieron olvidar lo que habían visto. Tenían miedo de la reacción de los dos chicos.

Poco después los dos prometidos se dieron cuenta que todos los miraban con respecto y nadie se le acercaba, como pasó en el concierto. La verdad es que la leyenda de Ranma y Akane se había expandido por Nerima, y por sus institutos y en otros muchos sitios se habían oídos hablar de ellos. Que eran dos luchadores extraordinarios, que siempre ganaban y otras inventadas que podían volar, que se comían a los adversarios.

Al salir de la discoteca fueron a otro restaurante y después volvieron contentos a casa, los dos iban alegres, por el buen día que habían pasado, e iban cantando las canciones que escucharon mientras bailaban muy juntos.

-Me lo he pasado muy bien, -dijo ella, andaba casi bailando y se giró y miró al chico- Ha sido un día estupendo, mejor que las dos semanas que nos fugamos- y entonces se entristeció- Pero me parece que no vamos a volver a tener un día como este, y quiero repetirlo, quiero volver a divertirme como hoy. -casi lloraba.

- ¿Qué te pasa Akane? -poreguntó él-dices que lo has pasado bien, pero estas llorando, me preocupas.

-Nos no van a dejar a disfrutar un día igual, ni nuestros padres ni los que dicen ser nuestros amigos.

-Estas es nuestra vida y debemos vivirla como tú y yo queramos- le contestó él cogiéndola por los hombros- no dejaremos que nadie nos imponga nada.

- ¿Incluso nuestra boda? - dijo ella asustada por su posible respuesta.

Él se calló un rato y…

-Mira Akane, eres la persona que mejor me caes, pero esto lo debemos elegir tú y yo. Sea casarnos o separarnos y pasar de la promesa de los viejos. Pero mientras estemos viviendo en el mismo dojo, te apoyaré siempre que pueda, si quieres ir a la discoteca, te llevaré, aunque sea escapándonos de casa, y me importa poco que me castiguen.

Ella se acercó poco a poco mirándolo y sonriendo. Él bajó por completo sus defensas a verla tan maja, y ella aprovechó para darle un beso en la mejilla.

-Cuando no eres creído, prepotente, presumido ni tonto, eres muy dulce y agradable. Ryoga es un chico muy amable, pero tú cuando quieres lo superas. Esa parte tuya me cae muy bien.

-No sé cómo tómame eso. Si como un insulto o un piropo, por qué has hecho las dos cosas, y encima me comparas con alguien- dijo él y en broma se dio por ofrendado. Estaba muy rojo por el beso, pero también muy contento por ello.

-Me gustaría hacer algo- dijo Akane- y lo voy hacer con tu permiso… o sin él.

Y lo cogió por el brazo. Él chico se puso rojo.

- ¿Por… por qué me…? -dijo Ranma asustado.

-Por qué hace frio-dijo ella. - Y yo tengo mucho frio.

Era mentira, pero esperaba que él en su confusión no se diese cuenta de ese detalle. El chico se dio cuenta de la mentira de la chica, pero no dijo nada. Al él le gustaba tener a la chica tan cerca.

Y así cogidos llegaron al dojo.

Cada uno fue a su habitación y se cambiaron y se acostaron, pero la agitación del día les impedía dormirse.

Ranma miraba el techo con los brazos detrás de la cabeza y oyó abrirse la puerta de habitación y vio a la chica en la puerta con su almohada en la mano.

-Ranma no puedo dormir-dijo suplicante la chica- Estoy muy nerviosa. Podemos hablar.

-Pasa esta es tu casa, yo soy el invitado.

Y ella se acostó a su lado. En su mismo futón.

- ¿De qué quieres hablar? - dijo él estaba nervioso, ella tan cerca su aroma personal lo alteraba, la presencia de la chica siempre lo turbaba y tan cerca lo ponían más nervioso todavía. Ella también se sentía nerviosa. También se ponía nerviosa delante del chico. Hoy se había portado muy bien con ella. Quería que no se alejase nunca de ella.

-No sé, de cómo lo hemos pasado hoy-dijo Akane. - de lo bien que me lo he pasado, y las ganas que tengo de repetirlo.

-Te lo he dicho, lo volveremos hacer.

Y durante unas horas siguieron hablando, hasta que se durmieron. Al día siguiente Ranma se despertó y vio a Akane a su lado. Al principio se asustó si ella se despertaba la pelea estaba asegurada. Pero se la quedó mirando y le apartó un mechón de la cara.

"Puede que no tenga el cuerpo de Shampoo, ni que sea tan maja como Kasumi, ni tranquila como U-chan, pero no la cambiaría por ninguna de ellas. Para mí es mejor que ellas.".

Al rato ella se despertó y se asentó de golpe en el futón de Ranma y se puso roja.

-Me he dormido al lado tuyo- dijo ella avergonzada, aunque en realidad le gustaba- Lo siento, como nos viese Kasumi, se desmayaba… o se alegraba.

Kasumi era la confidente de los dos, era la única que sabía lo que sentían los dos chicos. Y esperaba que los dos abriesen de todo su corazón el uno al otro. Ella sabía la verdad de lo que sentían los dos chicos por el otro, cosa que no sabían ni los dos implicados

Akane se levantó corriendo y volvió a su habitación y paso toda la mañana, roja sin atreverse a mirar a Ranma. Pero mientras duró las vacaciones de la familia, ella durmió con Ranma, Siempre encontraba una excusa y Ranma no se quejaba, le gustaba tenerla cerca. Cuando volvió la familia, Akane volvió a utilizar su habitación, pero echó de menos tener a su lado a Ranma, y él a la chica. En realidad, los dos echaban de menos el tiempo que durmieron los dos en la habitación de Akane cuando ella estuvo enferma. Y ahora pudieron repetir esa experiencia.

-Venga Akane, salta ya-dijo Ranma con exigencia- os nos pillaran.

Era de noche. Se estaban escapando del dojo para ir a la discoteca, no era la primera vez. Saltaban el muro y corrían para desaparecer de miradas indiscretas. No sabían que alguien sabía su secreto, alguien que los había visto escaparse más de una vez, y ese alguien se revelaría muy pronto.

-Venga que no llegaremos a tiempo- dijo Akane.

- ¿A tiempo para qué? - dijo alguien.

Ambos reconocieron la voz, era alguien que los dos apreciaban mucho. Pero en ese momento al oír esa voz se sintieron atrapados.

- ¿Dónde vais? - dijo Kasumi sonriendo- Dejarme averiguar. Vais a la discoteca, sabéis que no os dejan ir, pero los dos sois jóvenes y comprendo que necesitáis alguna vez que otra vez salir como chicos normales, los dos padres se han olvidados qué edad tenéis, y os tratan como adultos y os han marcado un objetivo que para vuestra edad es muy difícil de cumplir.

- Hermana, no nos relates por favor- suplicó Akane.

-No lo haré- dijo ella- pero hoy iré con vosotros, si no os sabe mal.

-No, todo lo contario- dijeron contentos los dos jóvenes.

Al entrar a la discoteca

-Buenas noches, señor Saotome, señorita Tendo- y miró a Kasumi- pero si es Kasumi Tendo, hacía años que no la veía por aquí.

-Hola, "Tetsu", hoy he venido aquí con mi hermana, y mi hermano: el prometido de mi hermana.

-Ya conocemos a sus dos hermanos, y a su otra hermana, la señorita Nabiki, hoy ha venido y ya está dentro.

-Fabuloso-dijo Akane con amargura- nuestras fugas se han acabado.

-Eso está por ver-dijo Kasumi irónica.

-Kasumi, ¿tú también te es…? -empezó a decir Ranma.

-Sí, yo también me escapaba-dijo riendo Kasumi, - Y creo que ya lo hemos hecho todos los jóvenes de la familia.

Dentro se encontraron con las dos amigas de Akane.

Y al llegar la hora de las lentas como siempre bailó con Akane.

Kasumi estaba hablando con las amigas de Akane.

-Hacen buena pareja-dijo Yuka.

-Sí, pero son tan tercos que no lo quieren reconocer.

-Ya veréis, con el tiempo lo harán-dijo Kasumi- Me acuerdo cuando él llegó, siempre se peleaban, hace tiempo que no tienen una pelea en serio, las ultimas han sido en bromas para tomar el pelo a nuestros padres.

- ¿Y vuestros padres caen? -dijo Sayuri

- Y tanto, parecen peleas suyas reales-dijo Kasumi riendo.

En eso los vieron venir riendo y Akane se sentó y Ranma cogió a Kasumi por la mano.

- ¿Señorita, quería bailar conmigo? - dijo muy formal.

Ella lo acompañó y antes de alejarse.

-Akane, o te espabilas o este chico me lo quedo yo- dijo Kasumi.

Akane se rió y pensó.

"Eso no ocurrirá jamás"

-Ranma espabílate o venda alguien y te la quitará.

El chico se entristeció.

-Si es alguien mejor que yo, y eso hay a montones no me importara, bueno si me importaría. Pero si es verdad que me quiere, ¿Qué ve en mí?

-Estás a su lado siempre, cuando te necesita estas allí, siempre que ha tenido un problema has estado a su lado. No la has dejado nunca en la estacada. Ya vas siendo hora que aclaréis vuestros sentimientos.

-Pero me es tan difícil decirle esas dos simples palabras, siempre que se la he querido decir se me paran en la boca. Se me hace difícil decirle lo que siento.

-Algún día te saldan y desde ese momento habrá más palabras que te saldrán.

- O se volverá todo más difícil- dijo él con tristeza.

Cuando acabó esa canción se reunieron.

- ¿De qué has hablado con Kasumi? -dijo Akane.

-Me ha aconsejado sobre ti, me ha dicho que tenga cuidado con los que cocinas.

Y sintió un golpe fuerte en la cabeza.

- ¡Que bruta eres!

Y ahí iba empezar una discusión, pero Kasumi los paró. No quería que se peleasen, y todo el resto de la noche los dos prometidos lo pasaron bailando juntos.

Al salir del local encontraron a Nabiki.

-De vosotros ya sabía que erais habituales- dijo Nabiki a Akane y Ranma- pero pensaba que tú ya no venias-le comentó a Kasumi.

-Hoy me he escapado con estos dos niños- dijo ella sonriendo. - Como hacía cuando tenía la edad de ellos, pero no les digas nada a los dos viejos.

-Vale no le diré nada a los viejos si me dais…

-Si ellos se enteran que nosotros venimos por tu culpa, ellos se enterarán que tú también…-dijo Ranma, los tres sabían un secreto de Nabiki que ella no quería que se supiese.

- ¿No seréis capaces de chantajearme? - dijo la mediana.

- ¿Nos desafías? - dijeron las otras tres personas.

Ranma y Akane tenían ganas de ir cogidos por el brazo, pero se lo impedía la presencia de Nabiki y su manía de hacer fotos y venderlas. Volvieron al dojo y entraron en él en silencio, sin hacer ruido.

-Cuidado, id con silencio os se despertarán…-dijo Kasumi en voz baja.

-Ya estamos despiertos-dijo Soun a la vez que se encendía la luz- ¿Qué horas son esta de llegar? Y ¿Dónde habéis estado?

Los cuatros se asustaron, los habían pillado cuando volvían de una escapada, ahora serían castigados.

Kasumi estaba incomoda, por un lado, se quería rebelar, pero por otro su lado dócil le decía que debía claudicar ante la autoridad paterna. Nabiki siempre fría y seria, sentía como si la cosa no fuese con ella, no diría nada y no se quejaría. Los dos más jóvenes ya estaban en guardia serían los primeros es protestad. No soportaban que se les pusiera rejas. Estas semanas de escapadas les había gustado y no querían perder esa libertad.

-Kasumi, Nabiki id a vuestras habitaciones ya hablares con vosotras en otro momento.

-Pero papa fui yo quien les pidió que me acompañasen—dijo suplicando la mayor.

- ¡Sube a tu habitación! - ordenó Soun- ¡queremos hablar con Ranma y Akane!

-No culpes a Kasumi, ni a Nabiki, fui yo quien arrastró a todos a esta…-empezó Akane.

-No, es verdad. -dijo Ranma no iba permitir que las tres chicas fuesen castigadas, con que lo castigasen a él ya había bastante, lo malo de su plan seria Akane. Ella no dejaría que lo castigasen a él solo-Yo convencí a Akane para que me acompañase, como es tonta cayó en mi red. -quería que Akane se enfadase con él si así librarla del castigo.

- ¡No es verdad! -dijo ella- fui yo quien engañó a Ranma-no había caído en la trampa de Ranma, no quería caer.

-Veo que os protegéis- dijo Genma- Eso está bien, pero queremos a el culpable.

Los dos chicos se callaron. Su aptitud era un desafío, ninguno de ellos delataría al otro.

-Bien-dijo Soun – o sale el culpable o castigamos a Kasumi.

Soun jugaba muy sucio. Los dos chicos se desanimaron, no dejarían que Kasumi sufriese el castigo por ellos. La expresión de abatimiento los delató.

-Así, que fuisteis los dos- dijo Soun- de ahora hasta nueva orden, no saldréis juntos de casa, solo al Furinkan, no os sentareis juntos en la mesa, ni os hablareis si no es para estudiar. Nada de entrenar juntos. Y se acabó eso de ir a las discotecas.

Los dos chicos estaban enfadados por la maniobra de sus padres para que se delatasen. No se callarían y dirían lo que pensaban.

- ¿Por qué?, ¿Por qué no podemos divertimos como chicos de nuestra edad? - dijo Akane casi llorando- ¿Por qué no me puedo poner vestidos majos e ir con mis amigas o con Ranma a tomar algo al cine o donde nos plazca?

- ¿Por qué debemos entrenar siempre?, ¿Por qué no podemos tener un descanso el fin de semana? - preguntó con rabia Ranma, girando la vista y cerrando el puño con fuerza. - ¿Es que vosotros no os divertíais a nuestra edad?

-Cuando teníamos vuestras edades ya entrenábamos con Happosai- dijo Genma riendo- Fueron buenos tiempo, ¿verdad Soun?

-Si buenísimos-dijo Akane con sorna-Robando, espiando chicas cuando se bañaban, bebiendo. No sois un buen ejemplo.

-Heredareis el dojo- dijo Soun- Debéis tener un carácter insensible, ¿o es inflexible?

- ¿Acaso nos habéis preguntado a nosotros? - dijo Ranma- Queréis hacernos fuertes, pero ¿Es eso lo que queremos nosotros? Yo no sé Akane, pero yo quiero ir a la universidad, ya me he fijado en varias carreras. Y vosotros no lo vais a impedir. - lo dijo en voz baja y con pena.

-Pienso lo mismo que Ranma- dijo su prometida-No me doblegareis- miró a su prometido- y a él tampoco. Y otra cosa.

-PENSAMOS VOLVER A LA DISCOTECA CUANDO QUERAMOS, CON VUESTRO PERMISO O SIN ÉL. - Dijeron gritando los dos jóvenes.

Dieron media vuelta y empezaron a subir las escaleras.

- ¿Dónde vais? - dijo Soun alterado- ¡volver! ¡No hemos acabado! - Pero ellos no le hicieron caso y se fueron a sus habitaciones.

-Nodoka ¿tú qué opinas? - dijo Genma.

- Son unos desobedientes y se merecen un castigo-dijo la mujer- Pero os han desobedecido por culpa vuestra, os habéis metido en sus vidas cuanto habéis querido, debéis dejarles más libertad, os se volverán a fugar. Dejarles que se diviertan. Y otra cosa- y sacando la katana- es hora que hablemos de vuestros pecados de juventud.

Esa noche del dojo Tendo salieron voces de terror, pero nadie le hizo caso.

Akane estaba en su cama, no se podía dormir, no volvería a ir a la discoteca, y tenía prohibido relacionarse con Ranma hasta nuevo aviso.

Había hablado con Kasumi, ya no lo aguantaba. Su padre no le controlaría la vida. La habían prometido con el chico. Ése joven era arrogante, burlón, tonto, creído. Pero cuando quería también era agradable, amable, y siempre que lo necesitaba estaba a su lado, había arriesgado su vida por ella más de una vez. No quería dejar de hablarle, necesitaba verlo, aunque fuese para se metiese con ella. Kasumi le prometió ayudarla.

Ranma estaba sentado en su habitación, no iba hacer caso a su padre, no quería dejar de hablar a Akane, era bruta, no sabía cocinar, un poco torpe, aunque él también lo era, pero siempre la tenía a su lado cuando luchaba dispuesta ayudarle. También había hablado con Kasumi, y esta prometió ayudarlo. El chico se levantó abrió la ventana y sin hacer ruido se deslizó fuera y se acercó a una ventana cercana.

Kasumi, estaba acostada, desde que Akane estuvo ingresada, solía dormir desnuda o en braguitas, pero siempre tenía a mano el camisón. Le daba pena el castigo que les pusieron a los dos jóvenes, ella prometió ayudarlos, los dos chicos eran las personas que más quería y no los dejaría tirados, Y ya sabía cómo ayudarlos. En eso vio por la ventana una sombra. Alguien pasó y se dirigía al dormitorio cercano. No se asustó, reconoció al quien consideraba su hermano. Era curioso, Ranma no era pariente suyo aun, pero lo quería más que su hermana mediana e incluso más que a su padre, debía estar loca para tener semejantes sentimientos.

Akane oyó ruidos en el cristal de su ventana, al principio se asustó, pero enseguida supo quién era y abrió la ventana.

-Pasa Ranma- dijo ella-si te ven entrar te van a castigar y a mí también. Sabía que vendrías, te estaba esperando. -Era quien mejor conocía al chico y sabía de antemano como actuaria él. Como Ranma sabia como actuaria ella.

-Me da igual- dijo el chico con rabia- No pienso ni puedo seguir ese castigo, te voy a hablar siempre que quiera, y si me prohíben hablar a tus hermanas tampoco haré caso.

- Yo tampoco quiero dejarte de hablar, ni voy a hacerlo-dijo ella- Somos jóvenes, nuestros compañeros y amigos, salen de fiesta, se divierten y nosotros por ser los herederos del dojo no tenemos adolescencia. Yo quiero ser una chica como las demás, quiero divertirme, salir con quien quiera como mis amigas o… contigo. Y cuando sea adulta tener alegres recuerdos de juventud.

- Yo quiero lo mismo que tú- dijo él- Mi padre me ha criado fatal, no ha sido un buen padre, si alguna vez tengo hijos no quiero ser como él. Pero desde la boda fallida, se ha vuelto peor, esa presión para que sea el mejor no la aguanto, quiero divertirme, ir a un parque de atracciones, al cine o a un museo, pero quiero que no me corten las alas. Bueno Akane-chan- y la llamó así por primera vez- me voy a dormir que como nos pillen juntos, se nos caerá el pelo.

La miró y decidió contarle parte de lo que sentía.

-Akane… eres la mejor amiga que tengo... a ver si me expreso bien y digo lo que quiero. No quiero perder nunca tu amistad. Aunque pasemos de la promesa de nuestros padres y cada uno vaya por su lado… quiero que seamos amigos… para siempre. - dijo él chico muy nervioso.

Ella lo miró sorprendida y extrañada.

-Estoy de acuerdo, siempre seremos amigos-dijo ella.

-Seremos amigos para siempre… como mínimo, por qué no me conformo solo con eso-pensaron los dos jóvenes

Los dos se iban a separar cuando ella en un impulso lo besó en la mejilla.

- ¿Y esto por qué? - le preguntó él colorado.

-Para que tengas unas buenas noches y felices sueños-dijo ella riendo sonrojada.

Y el chico salió por la ventana y volvió a su habitación, se acostó. No se había tapado cuando su madre abrió la puerta y miró al chico que se hacía el dormido. Y volvió a cerrar la puerta.

-Que justo- dijo él en voz baja. Se tocó la mejilla, allí donde le besó su prometida y sonrió- me ha gustado ese beso, ojalá me bese cada noche, Aunque sé que eso no sucederá.

-Ya ha vuelto, me imagino donde ha ido. Suerte que he entretenido a su padre, opino lo mismo que Kasumi, no pueden vivir el uno sin el otro. Si los viejos se proponen separarlos temporalmente será su perdición, se revelarán y volverán a fugarse. Ánimos Akane y Ranma este castigo no durara mucho. Creo que vuestra admirada Kasumi ya sabe cómo eliminarlo.

Mientras tanto Akane pensaba en el beso también.

-Me ha gustado besarle. Cuando se porte bien conmigo le daré un beso de buenas noches. Pero sin que se entere la familia. La que más me preocupa es Nabiki si nos pilla, nos venderá a nuestros compañeros. Deberé besarlo cuando esté segura que no haya nadie que nos espié.

Al día siguiente se levantó toda la familia a Ranma le tocó comer en medio de sus padres, estaba callado, pero miraba de reojo a Akane, no le quitaba un ojo de encima. Ella comió en medio de sus hermanas al igual que su prometido, miraba a este. Los dos padres se encontraron que Kasumi no les tenía preparados el desayuno.

-Estimada hija, ¿Dónde está los platos de Genma y mío?

No tuvo contestación.

- ¿Se puede saber qué pasa? - dijo suplicando Soun.

-Se ve que si Akane y Ranma están castigados vosotros también- dijo Nabiki.

- ¿Hasta cuándo? -dijo Genma.

-Mientras dure el castigo de los chicos.

- Se han portado mal merecen un cas…-empezó a decir Genma. Pero Soun se abalanzó sobre él y le cerró la boca.

-De acuerdo. Pueden hablarse- dijo Soun.

-Y ¿Salir? Ir a la discoteca, cine y otros sitios.

-Están castigados por vida- dijeron los dos hombres.

-Pues no comeréis hasta que se levante ese castigo.

Al final los dos hombres claudicaron, para alegría de los dos jóvenes. Pero ninguno de los dos sabía que su próxima salida a divertiré seria después de mucho tiempo.