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Más Allá Del Odio

-Explícame que es lo que está pasando aquí ¿Por qué tienes la ropa rasgada? ¿Y porque el jardín está destruido? – preguntó mi padre confundido.

Mi hermana salió corriendo a ver como estaba, pero sabía que si se acercaba solo complicaría las cosas.

-¿Estas peleando otra vez? Te dije que esos tipos iban a aprender la lección solo con llamar a la policía, no tenías que… ¿Qué es lo que tienes en las manos? – preguntó ella confundiendo las cosas.

-No es algo importante ahora. Tienen que irse cuando antes, es peligroso que se queden aquí – dije sin voltearlos a ver, no podía distraerme.

-¿Pero de que estas hablando? ¿Acaso te golpearon muy duro la cabeza? – preguntó ella de nuevo.

Estaba a punto de contestarle, pero sentí que el suelo vibraba. Al darme vuelta noté que 2 gigantes se acercaban.

-Esa es la razón ¡Váyanse ahora mientras gano un poco de tiempo! – dije mientras me ponía en guardia para pelear de nuevo.

Mi papá también llego hasta donde estaba y por su rostro había escuchado lo que dije.

-Tú también vienes con nosotros – dijo mientras estaba detrás de mí, a solo un par de metros de distancia.

-¿No lo entiendes papá? Soy el único que puede hacer esto, ustedes tienen que irse, después los alcanzaré – dije esperado a que ellos decidieran solo atacarme a mí.

-Te digo que vienes con nosotros. Tú no puedes hacer nada contra ellos, te lastimaras igual que antes – dijo mi papá, se podía escuchar que estaba muy preocupado.

-Espera… ¿Igual que antes? ¿Qué quieres decir con eso? – pregunté confundido por sus palabras.

-Si vienes con nosotros te lo contaré – dijo el mientras tocaba mi hombro.

Pero que rayos era esto, ellos me estaban ocultando algo, pero no tenía tiempo de hacer preguntas.

-¿Cómo es posible que sigas de pie después de eso? – dijo Apollyon.

Él ya estaba cerca de donde estábamos y los gigantes estaban detrás de él. Ahora tenía grandes problemas.

-Tienen que irse ahora o no podré protegerlos. Estoy hablando enserio – dije cada vez más preocupado por lo que pudiera pasar.

-Pero tú no puedes… - dijo mi padre tratando de jalarme hacia atrás.

Ya estaba cansado de las mismas palabras. Demostré toda la fuerza que tenía en ese momento. El aire comenzó a rodearme mientras que mi cuerpo desprendía aún más calor, incluso mis manos comenzaron a brillar de nuevo.

-¿Pero qué…? Esto es igual que antes ¡detente de una vez hijo! ¡Solo conseguirás lastimarte con esto! – dijo aún más preocupado mientras se alejaba un poco.

-No te preocupes por esto, tengo esta fuerza gracias al señor Takeshi… gracias a su entrenamiento. Usare todo lo que me enseñó para protegerlos – dije mientras me preparaba.

Sin esperar su respuesta ataque a los gigantes. Fue gracias a mi velocidad que pude esquivar las púas que me habían lanzado, también los gigantes trataron de golpearme, pero fue en vano. Estaba concentrado en derrotar a Apollyon.

Y como respuesta él también me ataco. Lo que paso después fue una verdadera locura.

Apollyon trataba de acertar con su espada, los gigantes de golpearme y el otro monstruo seguía atacando con sus púas, pero de alguna manera todo eso impulsaba mi cuerpo cada vez más lejos porque no dejaría que tocaran a alguien de mi familia.

No sabía cuánto tiempo podría durar así, era momento de disminuir el número de contrincantes aún más. Me aleje de Apollyon para poder luchar contra uno de los gigantes, fue fácil acabar con él después de que corté una de sus piernas. En un descuido que tuve Apollyon casi logra clavarme su espada en el estómago, por suerte reaccione por instinto al esquivarlo, después lo golpeé con todas las fuerzas que tenía en ese momento y corrí a un lado para esquivar un golpe del otro gigante, el cual le dio a Apollyon y salió volando sin poder ver en qué dirección cayó.

En ese momento el otro monstruo decidió atacarme de frente lanzando sus púas. Hice lo mismo que antes, solo que esta vez cortaba todas sus púas. Trataba de darme con sus garras o morderme, una vez que estaba cerca seguía lanzándome sus púas casi a quemarropa, incluso trataba de clavarme su cola. No sé en qué momento me había vuelto tan rápido para esquivar y bloquear todo eso.

-¡No voy a perder ante un simple humano como tú! ¡Muere de una vez! – dijo el casi sacando espuma de su boca.

Podía ver la furia en sus ojos, sabía que iba a hacer algo. Salte lo más lejos que pude hacia atrás, en ese mismo instante atacó con sus garras, su cola, incluso lanzo una mordida en donde yo estaba hace unos segundos. 

Era mi oportunidad. Salte otra vez con mi espada en dirección hacia la bestia, logrando clavar mi espada en su vientre, pero al parecer no era suficiente.

-¡Si voy a… morir aquí… al menos te llevare conmigo! – dijo cuándo aún estaba cerca de él.

Sacó un frasco brillante de color verde, no sabía que era, pero algo me decía que era muy peligroso. Sin pensarlo dos veces levante mi espada aun dentro de su cuerpo, logrando cortarlo a la mitad, pero parecía que iba a lanzar ese frasco. Gire como pude y con mi otra espada lance otro tajo, volvió a cortarlo por la mitad otra vez y atrapé el frasco para evitar que cayera al suelo.

Esa pelea me había dejado de verdad cansado, pero todavía no podía descansar.

Apollyon ya se dirigía corriendo hacia mi junto con el gigante, mi única opción era defenderme hasta recuperar un poco de fuerza. Los golpes del gigante eran fáciles de esquivar, los de Apollyon eran muy difíciles, pero me las estaba arreglando de alguna forma. En un instante pude notar que la espada y la ropa de Apollyon estaban manchadas de sangre, con esa simple distracción recibí un fuerte golpe del gigante, después más golpes de Apollyon, luego el gigante me lanzó contra un árbol.

Después de la caída trate de ponerme de pie, pero al parecer todos los golpes que había recibido estaban haciendo efecto en mi cuerpo. Aun usando todas mis fuerza apenas si pude ponerme de rodillas en el pasto.

Apollyon se dirigía tranquilamente hacia mí mientras el gigante solo se queda quieto. Ahora que podía verlo mejor en verdad su ropa estaba manchada de sangre y no solo un poco. En ese instante lo peor pasó por mi mente.

-¿Qué…que fue lo que hiciste? – pregunté con mi voz entrecortada.

Tenía miedo de lo que fuera a contestar. Solo había una pasibilidad.

-¿Tu qué crees? - Dijo Apollyon con una sonrisa siniestra en su rostro

-¡Tu…! ¡Maldito! – dije tratando de controlarme, pero él había confirmado mi peor temor.

-¡Hubieras visto la cara de tu padre cuando los atrape intentado huir! El muy tonto intento pelear contra mí, debo admitir que ahora sé de donde sacaste todo tu valor, pero ese intento fue inútil. No era más que un simple mortal ¡Pero debo admitir que matarlo fue muy satisfactorio! – dijo como si de verdad hubiera disfrutado eso.

Ese maldito seguí hablando como si eso fuera divertido, hacia una pausa para reír y seguía hablando. Yo quería levantarme y matarlo, pero mi cuerpo no reaccionaba.

-¡Pero lo mejor fue tu madre! Su cara mientras veía el cuerpo de tu padre cubierto de sangre ¡nada fue más divertido ver su rostro mientras imploraba que los dejáramos vivir! Pude ver como su vida escapaba ¡Hacia siglos que no podía ver eso! – siguió diciendo él entre risas.

-¡Maldito…porque…como te atreves…! – dije totalmente furioso.

En ese momento no podía controlar mi ira. Quería matarlo, quería despedazarlo con mis propias manos, quería hacerlo sufrir… lo odiaba…no, era más que eso.

Las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos sin control. Después de todo no pude protegerlos, no pude salvarlos… había fallado por completo.

Deje que el odio me dominara, en ese momento todo desapareció, solo quedaba el odio hacia él. Me puse de pie sin sentir nada y sin que importará lo demás.

-¿Todavía puedes ponerte de pie? Pero ya no vales ni el esfuerzo de que el gigante te mate. Muere con esto – dijo Apollyon.

Escuche que algo de cristal se rompió cerca de mí. Algo me estaba quemando, como si fuera fuego, podía ver la luz aun en mis ojos cerrados, pero no importaba. Sentía que algo presionaba contra mi pecho, creo que perdí el conocimiento por un instante, porque vi unos ojos dorados de reptil frente a mí.

-¿Por qué me has despertado? ¿Qué es lo que deseas mortal? – dijo algo dentro de mi cabeza.

Era una voz grave, antigua e intimidante. De alguna manera no parecía humana.

-Quiero poder… ¡Quiero poder… para matarlo! ¡Sin importar nada… quiero acabar con el! – dije lleno de ira.

-De acuerdo… después de todo siempre piden lo mismo. Te daré el poder que quieres, pero morirás – dijo la voz.

-¡No me importa! Ya no tengo porque vivir – dije sin pensarlo dos veces.

-De acuerdo. Solo no te arrepientas cuando sea tarde – dijo por último la voz.

Sentí que algo dentro de mí se rompió y el odio me invadió por completo. El poder que surgió de eso era abrumador. Abrí mis ojos, el aire que circulaba a mí alrededor se había vuelto negro igual que el pasto a mis pies y las llamas que ardían por todos lados.

-¿Qué? ¡¿Pero porque no mueres?! – pregunto Apollyon casi en pánico.

-Porque… jamás te perdonare ¡Porque te matare aunque sea lo último que haga! – dije con una voz grave, casi parecía la de alguien más.

Las llamas negras se extendieron por todos lados y se hicieron mucho más altas, la tierra a mis pies se hizo pedazos, incluso el cielo se oscureció. El poder seguía creciendo y creciendo, al igual que el odio. Sentía que mi cuerpo iba a explotar, tenía que acabar con esto ahora.

En un instante ya me estaba dirigiendo hacia Apollyon, incluso estando lejos podía ver su cara de terror. Logro esquivar mi golpe, pero logre golpear la tierra y hubo una gigantesca explosión. Estaba liberando todo ese poder de un solo golpe.

La tierra se hacía pedazos, algunos árboles pequeños eran derribados por la explosión. Por cada segundo que pasaba sentía que mi cuerpo liberaba más poder y hacía la explosión mucho más grande. Incluso mi casa estaba siendo destruida poco a poco. Pero aun así nada importaba, solo quería acabar con Apollyon.

En un instante pude sentir algo familiar, por un instante vi a mi hermana cubierta por un árbol, la explosión estaba a punto de alcanzarla. Con todas mis fuerzas trate de detener todo ese poder. Hubo una enorme luz y después ya no supe más. 

Bueno... No tengo excusa para no haber publicado el domingo. Solo mi cerebro olvidando en que día estaba y mi internet de 1Mb/Segundo haciendo un complot para evitar que publicara.

Este capítulo es algo corto pero que trae consigo el mayor impacto, hasta el momento, para la historia.

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