Hay una razón por la cual Lu Xinyi odiaba beber alcohol y, ahora mismo, se arrepentía de haberse embriagado tanto anoche. Andar con resaca era horrible. Se sentía enferma y mareada. Su dolor de cabeza y la resequedad de su garganta le dificultaba más el poder moverse.
Debió haber sido alrededor del mediodía cuando se despertó sin abrir los ojos inmediatamente. Recordó haber tenido una sesión de copas con Shen Yi anoche y se preguntó si acaso había quedado en ridículo otra vez.
Buena, ella realmente era ridícula, ¿no? Permitió que su ex-novio la engañara con su mejor amiga. No había leído todos los mensajes de Gong Yijun ni le devolvió las llamadas. Este era el último día de crucero y ella debía hablar con Shen Yi para sus planes futuros.
¿Realmente se casaría con él solo para vengarse? ¿era esta la decisión correcta para ella?
Tal y como lo había hecho en los últimos años, se mantuvo quieta, contuvo la respiración y no abrió los ojos. No estaba segura de en qué situación o lugar se encontraría. ¿Acaso Shen Yi le trajo a su propio camarote?
Abrió los ojos y dejó salir un suspiro de alivio. Estaba sola en una gran cama. Probablemente Shen Yi se la llevó a la suite y se marchó a otro lugar.
Bostezando y estirándose, Lu Xinyi parpadeó ante el brillante resplandor de luz que la saludaba. Se sentó en la cama y lentamente se abrió camino por el dormitorio pintado de blanco y negro. De izquierda a derecha, notó la escasez de mobiliario en la habitación, junto con una estantería llena de libros de negocio.
Qué aburrido. Moriría de aburrimiento si esos fuesen los únicos libros que ella tendría que leer en estas vacaciones. Reposó la mirada en su mano izquierda, particularmente en el dedo anular. Estaba vacío aún, pero pronto se convertiría en una mujer casada.
Estando de pie, se detuvo y sacudió la cabeza al ver su reflejo en el espejo que estaba al otro lado de la habitación. Dejó salir un fuerte chillido. Su maquillaje estaba arruinado por haber llorado tanto anoche, dejándola con unas grandes ojeras.
—¡Shen Yi! ¡¿Por qué no me dijiste que parezco un mapache?!
—¿Me llamaste, mi amor?
Shen Yi entró a la habitación. Acababa de terminar su ducha y estaba cepillándose los dientes al momento de escuchar su nombre. Lu Xinyi se cubrió los ojos apenas lo vio aparecerse en la entrada.
—¡Qué rayos, Shen Yi! ¡Al menos ponte algo antes de venir hacia acá!
En ese momento Shen Yi recordó que no se había vestido, que solo una toalla cubría su existencia y que aún tenía el cepillo de dientes en la mano. Le sonrió.
—Al menos podrías decirme que te gusta lo que ves.
Lu Xinyi se dio cuenta de que él era la mayor amenaza hacia su sanidad mental. ¡Era un total galán y un pervertido! Quien sea que haya dicho que era un hombre frío e indiferente seguramente no lo había conocido en persona. Lo que realmente le sorprendía era que, a pesar de tener una capacidad de ligar tan desvergonzadamente, nunca tuvo una mujer a su lado. ¿Qué la hacía a ella tan diferente?
Claro, él era arrogante, lo cual ya estaba dado por hecho, debido a que él podía tener a quien quisiera y que su forma de hacer las cosas era la establecida, pero él realmente aún no la había forzado a hacer algo que ella no quisiera.
De alguna forma ella podía entenderlo, lo cual era bastante raro incluso para ella.
Lu Xinyi sonrió y se dio la vuelta para no tener que ver su semidesnudo cuerpo. Algunos podrían llamarla infantil, pero, demonios, no estaba dentro de su nivel de comodidad el ver a un hombre levemente cubierto con una toalla, paseándose por la habitación con ella a solas.
—Shen Yi, ¡eres un idiota! Vuelve allá y termina de ducharte.
—¿O…quizá podrías simplemente acompañarme? —preguntó riéndose.
Su cara se ruborizó inmensamente. Sí, Shen Yi podía volverla loca. Su pobre cordura no tendría salvación en su matrimonio. Su sonrisa se curvó maliciosamente. Nunca se cansaría de verla sonrojada. Su cara era una explosión de tonos rojizos. Quizá, solo quizá, casarse con ella no sería una mala idea después de todo.
—Está bien, está bien. Me iré. Si quieres limpiarte, puedes tomar el baño que está cerca de la cocina —giró para irse, pero Lu Xinyi volvió a llamarlo.
—¿Hice algo vergonzoso anoche? —preguntó por encima de sus hombros.
Shen Yi se encogió de hombros levemente. Dormir en el sofá no era cómodo, pero no había nada que él pudiera hacer al respecto. No hubiese sido apropiado que ellos compartieran la cama antes de casarse.
—No pasa nada. Solo lloraste por él otra vez —dijo.
—Lo siento…
—¿Por qué?
—Por darte problemas. Prometo no volver a derramar una lágrima por ese idiota nunca más.
Sus ojos se inclinaron hacia ella. Eso era lo que le quería decir. No quería verla llorando por otro hombre una vez que estuviesen casados.
—Te tomaré la palabra, entonces —pausó por un momento—. Lamento no haber estado en tu pasado, pero prometo que te lo compensaré estando en tu futuro —dijo Shen Yi antes de dejar a Xu Linyi atónita en su habitación.