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Arriba, abajo, dinero sin igual

Cuando salto por el pozo, destellos y remolinos de colores empezaron a observarse a su alrededor. Poco a poco el color se volvía traslúcido. Se lograba ver pequeñas mariposas de u. Color azul brillante, estas desprendían polvillo azul. La caída parecía un tobogán, al mirar hacia abajo parecía llegar el final al fin. El viaje terminó cuando sus pies tocaron el suelo, rápidamente observo, había el cielo y logro ver como aquel tubo que los había transportado empezaba a alejarse de él. Observo al frente y todos estaban ahí.

Suavemente, empezó a mirar a su alrededor. Sorprendido por lo que veía, se acercó a los demás.

Árboles de diferentes colores y sabores, sí, sabores, un árbol de algodón de azúcar, un árbol de caramelo y uno de chocolate, chocolate negro y blanco.

Los animales eran coloridos, algunos eran más grandes de lo normal, otros eran más pequeños, los conejos eran dos veces su tamaño y un perro tenía el tamaño de un cachorro. El lugar era raro. Seguía sus propias leyes.

—No se sorprendan, maravillas tiene reglas que son diferentes, los árboles aunque se ven comestibles no todos lo son, los de algodón de azúcar son tóxicos, así que no piensen en comerlos. —Raynol cargo la bolsa en sus hombros y empezó a caminar.

—¿Cuánto tiempo nos llevará llegar a la fábrica? —Acalia pregunto mientras miraba los árboles de chocolate.

—Un día, una semana o incluso horas, el tiempo aquí es relativo. Así que sugiero solo disfrutes del transcurso y ya. —Sol encogió los hombros mientras caminaban.

—Eso quiere decir que

—Así como piensas, Neil, este mundo está loco —Zack volteo hacia Neil haciendo viscos, ambos se rieron y regresaron su vista al frente.

—Pero antes, debemos llevar nuestro paquete. —Raynol hablo mientras cambiaba la bolsa de hombro.

—¿Les pagan por eso? —Neil toco la bolsa y se movió.

—Estos pequeños son una plaga a las afueras y dentro de maravillas, pagan mucho por cada uno. Después de eso los envían a un libro mágico donde se quedan ahí para siempre. —Raynol carraspeo mientras su hermana hablaba —Espero, que no me estés mandando indirectas Raynol.

—Oh, no, claro que no hermanita. Solo te aliento.

—Pequeño desgraciado…

—Entonces donde queda el lugar donde vamos a dejar a los pequeños —Acalia entrecerró los ojos.

—El lugar se llama Logier. Ahí reciben cualquier clase de criaturas, y personas, así que, ustedes nos esperarán afuera. No queremos que nuestros apuestos invitados sean una presa para todos esos cazarrecompensas. —Sol menciono entusiasmada.

Todos caminaron entre los árboles altos y coloridos con pequeñas hojas que caían, el viento las movía y las hojas desprendían un polvillo plateado.

—Zack, mira qué hermoso. —Neil jalo de la prenda de su brazo.

Zack muro y sonrió —Es igual que…

—Neil, el polvillo huele a vainilla. —Su hermana lo tomo del brazo, le acerco el polvillo y lo olieron ligeramente, ambos hermanos abrieron los ojos y se rieron. Zack suspiro. Sol había acercado a los hermanos para explicar sobre el polvillo, pero Raynol se acercó a Zack y empezó a susurrar.

—¿Es verdad que te volvieron un sapo?

—Sí

—¿Quién rompió el hechizo, ella o él?

—¿Por qué me preguntas eso?

—Porque sí, tú estás destinado a ella, entonces él rompió el hechizo.

—No te equivocas.

—¿Qué se siente? —Zack lo miro confundido —Es porque hace mucho que yo salí y me siguen mirando raro, aunque claro, tu caso debería ser diferente.

—Nada especial, el mío nadie lo sabe muy, apenas la familia de ellos y la mía deberían de saberlo.

—¿Realmente quieres cambiar tu cuento? Si yo fuera tú estaría muy feliz, es un chico apuesto, he escuchado sobre él.

—¿Acaso quieres preguntarle por una cita? —Zack lo miro, pero Raynol estaba mirando a otro lado, evitando su mirada.

—Pues sí, ahora que lo dices, lo voy a hacer. Dado que si a ti te atrae debería adelantarme a ti, príncipe sapo. —Raynol le dio un codazo y alentó su paso. Zack observaba con asombro como era que Raynol empezaba a hablar con Neil. Él se empezaba a sentir furioso. No quería que él se adelantara a él.

Aunque después su expresión, cambio, estaba confundido, ¿quería ser el primero en invitar a Neil?

—Hemos llegado, espérennos aquí mientras conseguimos nuestro dinero.

Sol y Raynol entraron a un lugar lúgubre, parecía un lugar grande totalmente hecho de madera y maleza que crecía a su alrededor, había muy pocas ventanas. Los tres se acercaron a la sombra de un árbol que estaba en temporada otoñal.

—Entonces el polvillo, ¿qué era? —Zack se acercó a los hermanos

—El polvillo es un ingrediente que los viajeros usan en la sopa, sabe a vainilla solo, pero cuando se cambia de temperatura sabe a limón. —Neil mostró una pequeña bolsa de cuero lleno de polvillo.

—Ella me dijo que muchos de los ingredientes que se exportan al otro mundo son de aquí. Solo que en otra forma. —Acalia encogió los hombros.

—Algo me llama la atención, antes habías mencionado que habías terminado con tu novia. —Zack preguntó curioso.

—Ah, sí, pero no te alarmes, si bien también podría salir con un chico con músculos y sabroso — Acalia fingió desmayarse en el hombro de Neil.

—Es bisexual, hace tiempo salió con un príncipe totalmente egoísta. Me tenía hasta…

—Sí, ya sabemos eso, hermanito, era mi etapa que estaba ilusionada con su fuerza, y vaya que tenía un cuerpo muy sabroso.

Zack estaba tratando de no reírse.

—¿Qué hay de ti Neil? —Zack preguntó

—No me he puesto a pensar, pero realmente no es tan importante para mí, el amor es algo que llega, no se puede controlar. Independientemente de todo.

Zack sonrió, sentía que había una oportunidad. —Jamás me dijiste a que sabían mis besos —Se acercó más a Neil.

—¿De verdad quieres saberlo?

Zack asintió. Pero antes de que logrará decir algo. Los hermanos llegaron vitoreando y todos observaron un fajo de billetes en la mano de sol.

—Al fin nos dan una recompensa digna de nuestras habilidades. —Sol guardo el dinero en una bolsa.

—El dinero me hace feliz.

—Nos hace feliz mi querido Raynol, dinero es dinero.