Caminando hacia la plaza principal, fue detenida por algunos miembros del personal.
—Señorita Shiro, el organizador quisiera tener una breve charla con usted —dijo el personal entregándole un pequeño dispositivo de proyección.
Alzando una ceja, Shiro sacó su teléfono.
—¿Debo llamar al organizador o él me llamará? —preguntó Shiro.
Sin embargo, antes de que pudieran responder, el dispositivo comenzó a vibrar con una tenue luz verde.
Los miembros del personal le hicieron señas para que contestara la llamada.
—Hola, Señorita Shiro, ¿cómo va su día? —dijo una figura, que estaba en sombra.
Shiro puso una cara inexpresiva, ya que deberían saber que para entonces no podía hablar. Tecleando en su teléfono, lo sostuvo frente a la cámara.
—¿Saben que soy muda, verdad? —escribió Shiro.
—No lo sabía, pero ya lo sé ahora —la silueta se rió levemente—. Ya que eres muda, solo escucha lo que tengo que decirte.
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