Cuando le tocó el turno a Shiro, Kuromi iba a despertarla pero se detuvo al ver su expresión pacífica.
—Es un poco extraño ver mi propio rostro así, pero supongo que no está mal —pensó Kuromi con una sonrisa suave.
Justo cuando iba a continuar su turno un poco más, los ojos de Shiro se abrieron lentamente.
*Bostezo~
—¿Creo que ahora es mi turno? —Shiro murmuró mientras se frotaba los ojos.
—Eh... Tu reloj interno es bastante preciso —dijo Kuromi con una sonrisa.
—Mn, es algo que adopté después de tener bastantes enemigos en el mundo. De todos modos, ya puedes descansar, tomaré mi turno —Shiro se estiró mientras se rascaba la cabeza un poco.
—Entendido, en ese caso, buenas noches Shiro —Kuromi asintió antes de acomodarse cómodamente en la rama.
La noche pasó bastante tranquila ya que solo hubo aullidos ocasionales por aquí y por allá. Ninguno de los animales se había acercado mucho al campamento, así que no estaba demasiado preocupada.
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