Antes de irse, Sam se había asegurado de compartir sus planes con Quinn. Sin embargo, no había sido un solo plan, Sam había informado al líder de la facción Maldita sobre sus múltiples planes según cómo se desarrollara la situación. Habían sido tan detallados, que Quinn había tenido un poco de dolor de cabeza tratando de recordarlos todos.
Aun así, la gran variedad le había dado confianza de que, sin importar el resultado, Sam tenía una solución y una respuesta para cualquier acción que los Dalki pudieran tomar. No podía imaginar a alguien más preparándose tanto, y sus enemigos seguramente tendrían una sorpresa.
Ahora mismo, Quinn estaba en el oscuro planeta que solía ser utilizado como el asentamiento de los vampiros. Era extraño ver al llegar al lugar que no había asentamiento en absoluto. Donde solía estar, ahora no era más que un páramo pavimentado.
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