Bliss estaba más allá de la conmoción. No tenía ni idea de lo que estaba pasando, ni de por qué sus poderes celestiales no estaban funcionando, no era solo ella, parecía que Sera tampoco podía hacer nada al respecto.
En todo su tiempo, durante todo el tiempo que había existido, algo así nunca había ocurrido antes, nunca había oído hablar de un poder como este. Al mirar a Quinn y su tono de voz, parecía que él tenía algo que ver con eso.
—¿Qué está pasando con Quinn? ¿Cómo es capaz de hacer algo así? ¿Lo saben los otros celestiales? —pensó Bliss. —No, eso es imposible saberlo, si supieran que él tenía este tipo de poder, harían todo lo que pudieran para deshacerse de él.—
—¿Qué... quieres? —preguntó Bliss. —No hay mucho que pueda hacer. Todo ya ha terminado, ¿no es así?—
Quinn sacó la cabeza de Peter de debajo de su hombro y la empujó hacia adelante, justo frente a ella.
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