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Mi nombre, mi maldición

La historia de Alexandra Snowy, la Señora del Imperio Red Moon, y su misteriosa muerte se extiende por un vasto territorio, los cuatro grandes imperios y los seis reinos dependientes, la curiosidad aqueja a todos quiénes escuchen la historia. En uno de los seis reinos dependientes, un reino de humanos, despierta gravemente herida una bebé de unas semanas de nacida, su cabello es blanco y sus cejas también pero sus ojos son tan negros como la noche, una vida que pende de un hilo para ella y una amable bruja que se apiada de su vida y empieza a cuidarla como si fuera su propia hija. Maureen Leclerk tenía una estrecha amistad con Alexandra Snowy y Charlotte Dimitry antes de accidentalmente usar un hechizo de reencarnación y acabar misteriosamente al otro lado del continente, sin memoria y convirtiéndose en una sombra de lo que una vez fue, su nombre es algo que no puede recordar y, por lo tanto, para ella es una maldición. Una bruja sin nombre es una existencia errante, Maureen nunca volvería a ser la misma y sus poderes serán incontrolables, será aislada del mundo creando a su alrededor un caparazón impenetrable, pero algún día tendrá que bajar su guardia contra el mundo para poder recuperar lo que alguna vez perdió. ¿Llegará a reencontrarse con sus viejas amigas?

alejandra_herrera · Fantaisie
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Capítulo 9: Festival de otoño (parte 1)

***

Lukene se quedó a cenar esa noche con su tía y su familia, el ambiente era extremadamente tranquilo y armonioso.

- El baile de otoño es en diez días, ¿tú padre te ha dado permiso de ir? - Elida le pregunto a Lukene, estaban sentadas una junto a la otra y charlaban animadamente.

- No se lo he preguntado... - Lukene parpadeó un par de veces y tomó un sorbo de té de manera elegante.

- Debes hacerlo mañana. Así podremos ir juntas - Elida estaba emocionada por el baile de otoño y no dudaba en demostrarlo.

- Lukene, ten. Sé que te gusta la zanahoria - Austin le pasó un plato de ensalada a Lukene, su sonrisa era radiante y sus iris negros brillaban con anticipación y timidez.

- Gracias primo - Lukene recibió la ensalada con gusto y una sonrisa satisfecha se dibujó en sus labios, sus ojos brillaron como una noche estrellada.

- Sólo quiere librarse de comerla, no deberías confiar en él, Lukene - Jay habló con sus iris color castaña parpadeando con ironía y desdén, el joven de 17 años era refinado y encantador, todavía conservaba unas facciones angelicales y atractivas.

- Ya lo sé... Déjalo ser, por mí cualquier cosa está bien siempre que reciba un beneficio - Lukene rió suavemente mientras tomaba una porción de ensalada y la metía en su boca.

- Chica astuta - Cicely le sonrió amorosamente a su sobrina. Sentado junto a ella estaba su esposo, Roland Trent, quién sonreía ampliamente al ver la convivencia de sus hijos y su sobrina política.

***

Mansión Reeve

Una familia comía tranquilamente, eran un hombre y una mujer de mediana edad, acompañados de dos jóvenes.

- ¿Como te has sentido desde que volviste, cariño? Las cosas han cambiado mucho desde que te fuiste de la ciudad - la mujer tenía el cabello ondulado color canela, su piel color melocotón se veía bien cuidada y limpia, sus ojos en forma de almendra tenían unos hermosos iris color azul verdoso, la actitud de la mujer frente a otros era cortés e indiferente sin embargo ante su familia era amorosa y entregada, ella era la esposa de Sean Reeve, su nombre era Louise Reeve y era la madre de John y Martín Reeve.

- He visto algunos cambios desde que regresé, me parece bastante diferente a lo que recordaba - Martín sonrió suavemente pero no había emoción en su mirada.

- No creas lo que dice, madre, él no ha salido de la mansión desde que volvió de la casa del abuelo - John se limpio la boca con la servilleta de manera elegante.

- No esperaba menos... mi padre siempre ha sido bastante aislado de las personas, ahora me arrepiento de haberte enviado con él - Louise sacudió la cabeza con frustración.

- Mamá deja de criticarme. Si te hace sentir feliz, saldré en el festival de otoño antes del baile de otoño, ¿esta bien así? - Martín se levantó de su silla y se inclinó ante sus padres, luego se dió la vuelta y se alejó lentamente.

***

Días después

Elida, Lukene y Araceli caminaban por la calle mientras miraban hacia las vitrinas de las tiendas, la mirada de Elida estaba iluminada con alegría, Araceli y Lukene tenían una actitud más tranquila. Detrás de ellas caminaban tres sirvientas, una vestida con un uniforme azul oscuro, la otra vestida de color rojo vino, y la última de ellas llevaba un uniforme color gris claro; a diferencia de otros sirvientes, este trío se veía excepcionalmente feliz al estar con sus amas, la mirada de las tres chicas estaba repleta de admiración y respeto.

- Vamos a esa tienda - Elida señaló una de las más lujosas tiendas de la ciudad en donde se modelaban vestidos de exquisitos diseños.

Araceli y Lukene asintieron al unísono, las seis se dirigieron al interior de la tienda. Allí las recibió una mujer treintañera con una gran sonrisa dibujada en su rostro.

- Buenos días, señoritas. ¿En que las puedo ayudar?

- Buenos días. Buscamos tres vestidos para usarlos en el bailes de otoño - Elida respondió alegremente y se acercó para mirar con atención cada vestido.

La tendera asintió y le pidió a un joven bastante atractivo que ayudará a las tres clientas.

Elida y Araceli parecían estar en su elemento por lo que el joven se acercó a Lukene, quién no parecía muy interesada en mirar las opciones.

- ¿Quiere que le ayude, señorita? - el joven sonrió amablemente, en lo profundo de sus ojos se reflejó un rayo de lujuria.

- No es necesario - Lukene lo rechazo amablemente y se giró para hablar con la sirvienta vestida de azul oscuro - ¿Qué opinas tú, Zurisaday?

- Me parece que debería observar algunos diseños, mi lady - Zurisaday tenía el cabello liso de color negro, su piel era trigueña y sus ojos tenían iris color avellana. Su a Titus hacia Lukene era de respeto y admiración, en parte porque Lukene la trataba muy bien.

- Mmm es una buena idea... pero sabes que estas cosas no son de mi agrado...

- Entonces deje que Lady Elida y Lady Araceli le sugieran algunos estilos - Zurisaday sonrió suavemente.

Lukene siguió la sugerencia de su sirvienta, poco después Elida y Araceli la arrastraron para probarse un par de vestidos. Al final, Lukene llevo un vestido color crema, Araceli llevo un vestido color celeste y Elida llevo un vestido color dorado opaco. Los zapatos no fue un gran problema, Lukene compro unos zapatos con tacón color negro, Araceli siguió su ejemplo y también compro zapatos negros, Elida compro un par de zapatos color canela.

Después de casi un día entero de compras, las tres tenían lo que deseaban. Habían comprado también ropa para sus sirvientas, después de todo ellas eran chicas solteras y debían estar en compañía de alguien por si se alejaban de sus padres, especialmente Lukene, quién todavía era considerada una niña a los ojos de la sociedad.