Tristán le sonrió a sus palabras. Podía ver que ya no estaba tan irritada como antes.
—¿Cómo va tu primer día?
Tristán no había podido dejar de pensar en ella todo el día, pero tenía demasiado miedo para llamar. No quería arriesgarse a molestarla, temiendo que estuviera de mal humor.
Bella sonrió débilmente ante su pregunta. Su primer día se sintió como una montaña rusa porque la gerente Laura logró arruinarle el ánimo temprano en la mañana.
—Bueno, tu mujer, la señora Kiels, me da dolor de cabeza —Bella detuvo sus palabras cuando vio la expresión de disgusto en el rostro de Tristán.
Tristán presionó el botón y lentamente, un divisor apareció, separándolos de la fila delantera.
Después de asegurarse de que podían hablar sin que el conductor ni el guardaespaldas los escucharan, Tristán se giró para ver a Bella, cuya seria mirada lo sorprendió.
—Bella, por favor. ¿Cuántas veces tengo que decirte que no tengo ninguna relación con esa mujer? ¿Qué tengo que hacer para que lo creas?
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