—El Asistente Xu temblaba mientras miraba la campanilla de viento que tintineaba con ira, ¡esto no era algo para tomarse a la ligera, maldita sea! ¡Esto no era el primer o segundo piso, sino el décimo piso, si saltaba por la ventana, ni los Dioses podrían salvarlo! Instintivamente dio unos pasos hacia atrás y se metió los dedos en los oídos, lo que fuera, mientras no pudiera oírla... ¡no iba a pasar nada!
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