"Tarde en la noche, Quan Manor.
Alan yacía en su sofá mientras bebía de la copa de vino en su mano. Llevaba un conjunto delgado de pijamas, pero la calefacción no estaba encendida en la habitación.
El antiguo ama de llaves se apresuró a entrar en la habitación con una manta esponjosa. —Joven Maestro, hace frío...
—¿Ya encontraron a Chantel? —preguntó Alan con los ojos medio cerrados mientras llevaba la copa de vino a sus labios—. Sus acciones tenían un aire malvado, lo que hacía difícil no atraer la atención.
—No. La Segunda Señorita parece haberse desvanecido en el aire. Hemos buscado por todo Pekín y no podemos encontrarla —respondió el viejo ama de llaves—. Joven Maestro, ¿por qué no...?
—Sal —Alan sabía lo que el viejo ama de llaves quería decir, por eso estas dos palabras salieron fríamente de sus labios—. Los demás pueden no saberlo, pero tú eres muy consciente de lo que significa Chantel para mí.
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