Los marineros por curiosidad fueron a ver lo que había dentro de la caja, todos quedaron disgustados con lo que vieron o al menos lo aparentan, porque las obsesiones de los que sobrevivieron no deben ser muy simples.
"Sabes que es ,Taras?" Preguntó Ricardo con cara amarga.
"Un ritual de eso no hay duda, pero como dijo el capitán, hay que ver a quien lo dedicaron, no podemos ofender a Tusha o al Galeón". Dijo Taras con una sonrisa, sin importarle un carajo el contenido de la caja.
Ricardo miró la sonrisa de Taras y lo acompañó un poco en su locura, diciendo: "Buena pesca ,¿no?"
"Excelente pesca , muchacho, había escuchado rumores de los 'Flup', pero pescar uno es todo un orgullo, es de esas cosas que puedes ir contando en los bares de pescadores y que el bar se quede callado para escucharte mejor". Dijo Taras y aunque parezca exagerado unas lágrimas de felicidad corrían por su rostro, mientras miraba al pescado grande como si fuese su hijo recién casado.
"Cuando lo cocinemos, voy a guardarme la cabeza, creo que le voy a pedir al capitán que me devuelva el favor que le dimos con eso" Taras, se adelantó a las órdenes y fue a buscar los barriles para guardar los pescados.
Luego de un tiempo, Dima llegó a la cubierta tenía un par de cajas en las manos, las abrió y dijo: "Acá tienen , a los que les sangran las manos se ponen el polvo blanco sobre la herida y se la tapan con estos trapos"
Ricardo fue unos de los primeros en acercarse a la caja , sus manos y guantes habían quedado completamente rojos con su propia sangre luego de luchar en la pesca, tomó el tarro con el polvo blanco y lo abrió , luego agarró unos de los trapos grises de la otra caja.
Con mucho cuidado se sacó sus guantes para ver que tan mal habían quedado sus manos, al sacarlos se cayó al suelo de golpe, por suerte Dima lo ayudó a que no se golpeara.
"Mmm ... No lucen bien ,chico, se te desgarro la piel de las palmas..."Dijo Dima algo preocupado, pero su mente ya sabía que esto iba a terminar ocurriendo, lo único que no esperaba, era que el más joven fuera el primer desgraciado.
Ricardo se miraba las manos con miedo, lágrimas y mucho dolor, varias porciones de la piel en sus manos habían desaparecido y podía verse a la vista la carne roja derramando sangre, los guantes ahora tenían pegado las porciones faltantes de su piel.
Al ver al chico aturdido, Dima tomó el frasco blanco y roció algo de polvo sobre las manos del grumete:
*AHHHHHHHHHHHHHHHHH!* Un grito de dolor resonó por la cubierta
Dima no le importo el dolor del grumete y vendo las manos con el trapo, mientras le decía: "Te mentiría y te diría que se pondrán mejor, joven, pero esas cosas no ocurren en la realidad, ruégale a la diosa para que no se infecte y nos pierdas alguna de las dos manos..."
"Mejor no lo pienses mucho ... y concéntrate en no perderlo, la muerte es absoluta, un par de manos, no lo es"
Ricardo al escuchar eso, miró a sus manos vendadas, poco a poco se fueron distorsionando y se terminó desmayó en la cubierta.
"Que cruel que es el mar ... En especial con los jóvenes" murmuró Dima, mirando a Ricardo desmayado, se había meado los pantalones del miedo y su cara estaba completamente manchada con lágrimas.