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Arrastrada

Bajé del coche dando un portazo y vi cómo bajó la ventanilla.

-¿Por qué te enfadas?- preguntó Adrián, mi mejor amigo, le miré echando chispas por los ojos.

-Porque me pediste que fuera contigo a esa mierda de fiesta para no estar solo y fuiste tú quien me dejó sola- gruñí mirándolo enfadada, él rodó los ojos y miró directo a mis ojos.

-Es cierto- dijo tras un minuto en silencio-, lo siento. No volverá a pasar- sonreí victoriosa, él sonrió de lado al verme-. ¿Estamos bien?

-Que pregunta más estúpida- dije adentrando la cabeza por la ventanilla, le besé la mejilla y salí-, hasta mañana.

-Descansa enfadona- me dijo soltando una risa, puso el coche en marcha y se marchó, yo lo miré irse para girarme y entrar en mi casa.

Tenía dieciocho años y Adrián veintitrés pero nos conocimos en un club de lectura de Harry Potter y nos caímos bien enseguida, eso fue hace dos años, así que llevaremos año y medio siendo mejores amigos.

-¿Mamá? ¿Papá? Ya he llegado...- paré de hablar cuando vi una mano en el marco de la puerta, había una especie de mancha de un color rojo con la forma de una mano.

Anduve lentamente hasta el marco de la puerta para observar la mancha, esa habitación era la cocina, desprendía un olor a hierro tan fuerte que me entraban arcadas, se me metía el olor por la nariz, era sangre. Temerosa abrí la puerta despacio y me tapé la boca aterrada. Mis padres estaban muertos en el centro de la cocina, mi padre tenía una herida en el estómago, no sé de qué pero se había desangrado agarrando a mi madre que tenía un boquete en la cabeza, un boquete... de bala. Cogí mi móvil y con manos temblorosas traté de llamar a la policía sintiendo las lágrimas correr por mis mejillas, me puse el móvil en la oreja.

-¿Qué estás haciendo?- oí una voz desde la escalera, me giré pero sentí un fuerte golpe en la mejilla haciéndome caer al suelo, levanté la vista para ver a un hombre encapuchado aplastando mi móvil, una vez estuvo inservible se acercó a mí ignorando mi llanto y me obligó a ponerme de pie tirando de mi cabello- ¿Quién eres tú?- gruñó sin soltarme, yo le agarraba las muñecas tratando de librarme de su agarre.

-Soy... la hija de esos dos...- susurré mirando a mis padres, él rió y me sacó a rastras de la cocina para hacerme subir las escaleras y pararse ante una puerta, donde llamó y entró al escuchar un "Pasa" de una voz grave, fría y seca masculina, entró y me empujó dentro provocando una caída dolorosa en el frío suelo.

Me levanté con lágrimas en los ojos sin poder quitarme la imagen de mis padres muertos de la cabeza, miré a un hombre también encapuchado agarrando a mi hermana mayor del brazo, quien sollozaba despeinada y con moretones en la cara, hice un ademán de acercarme a ella pero me agarraron fuertemente del brazo y me detuve temiendo que le hicieran algo.

-¿Quién eres tú?- preguntó el encapuchado que agarraba a Carla, mi hermana, frente a frente su voz era más perturbadora aún.

-Es hija de los Carson- dijo el encapuchado que me sostenía el brazo, el otro rió y se levantó soltando a mi hermana para acercarse a mí amenazante provocando así que el otro me soltara.

Ese hombre encapuchado era muy alto, me sacaba al menos tres cabezas, es verdad que yo era muy bajita pero llevaba tacones altos. Me tomó del mentón y se agachó para que lo mirara a los ojos a través del pasamontañas.

-¿Cómo te llamas?- preguntó, me perdí en sus ojos verdes y abrí la boca para responder.

-Victoria...- susurré como pude ya que me estaba agarrando el mentón, lo vi sonreír y me asusté. Su sonrisa era perversa y no traía nada bueno.

Me soltó el mentón y se enderezó, yo miré al suelo, estaba asustada ¿Qué le haría a mi hermana?

-Vámonos de una vez- exclamó, elevé la vista viendo como cogía a mi hermana y la arrastraba, sin darme cuenta me puse frente la puerta, deteniendo su paso, miré hacia arriba para ver sus ojos, no dejaría que se llevara a mi hermana-. Quítate si no quieres morir.

-No...- susurré, cogí valor de un sitio donde creí no tener y hable más alto y firme- no voy a dejar que te lleves a mi hermana.

Rió y se agachó de nuevo para volver a mirarme desde mi altura.

-Apártate, ya- gruñó.

-Vicky, tranquila, estoy bien- me dijo Carla entre sollozos, la miré seria-. Tranquila...- aparté la mirada de mi hermana y volví a mirarlo a él.

-No- dije seria, él rió, se levantó y empujó a mi hermana contra la pared, ésta calló al suelo. Quise ir con ella pero el encapuchado de ojos verdes me agarró fuertemente del pelo, sacó una pistola, apuntó a Carla y antes de que ninguna pudiéramos reaccionar disparó dándole entre ceja y ceja. La había matado...

El hombre me soltó y yo me lancé al suelo junto a mi hermana para abrazarla con fuerza, lo único que escuché por minutos fueron mis propios sollozos hasta que una mano me agarró del pelo y me obligó a separarme de ella.

-Vámonos ya, joder- gruñó.

Me arrastró tirando de mi cabello hasta la puerta de la casa, me había arrastrado por las escaleras para bajarlas y me dolía muchísimo la espalda, me obligó a levantarme y siguió tirando de mi cabello hasta una furgoneta negra, a la que me obligó a meterme con él. Nos sentamos en un asiento de cuero, otro hombre entró y cerró la puerta sentándose a mi lado, nos quedamos a oscuras, no había ni una ventana y sollocé, había gritado mientras me arrastraba pero al entrar aquí me había callado, ya nadie podría escucharme...