El Delta más fuerte.

Narra Liam

—¡DOUGLAS, DETENTE!

Maldición... Es su primera luna llena y es el doble de veloz que nosotros, en este momento él no era Douglas, su instinto salvaje tomó control sobre él y no es consciente de sus actos.

—Demonios, es muy veloz; ni siquiera puedo utilizar mi don contra él.

—¿Tú posees un don? —lo observé de reojo.

—Si. Corre más rápido, debemos detenerlo antes de que llegue a la ciudad.

—Eso trato —el viento golpeaba bruscamente mi rostro y removía mi cabello—. ¡NATHANIEL! —iba por delante de nosotros.

—¡Debemos detenerlo, se dirige a su hogar! —esto no era bueno.

Si Douglas llegase a cruzar el muro de piedra que divide a la ciudad del bosque sería demasiado tarde y no habrá nada que podamos hacer; creará un caos total y la vida de decenas de personas correrán peligro, nuestro secreto sería revelado a los humanos de los cuales solo la minoría sabe sobre la existencia de los Hombres Lobo y en ningún lugar del mundo estaríamos a salvo.

—Tengo una idea... ¡Nosotros tomaremos otro camino! —le gritó a Nathaniel.

—¡Entendido!

—¿Qué? —me dio un pequeño empujón para desviarnos del camino.

—No te detengas y sígueme —tomó la delantera.

—¿Qué tienes planeado hacer?

—Si vamos detrás de ellos no lograremos nada —se agachó para no golpearse con una rama y yo hice lo mismo—, ese camino parece un completo laberinto para llegar a la ciudad. Si siguen ese trayecto se encontrarán con el río congelado cuya superficie es delgada, lo cual hará retrasar a Douglas, ya que los Hombres Lobo le temen al agua en sus primeros días de transformación y tendremos un poco de ventaja —parece que Allen tiene todo fríamente calculado.

Solo espero que su plan funcione a la perfección o Douglas morirá en el intento, seguí a Allen por un camino de terracería, el camino estaba sobre una colina alta y conforme más continuamos, el camino se elevaba más.

A nuestro lado izquierdo se formó un barranco y del otro lado se lograba apreciar las luces que iluminaban las calles de la ciudad.

—Perfecto, nos ahorramos unos segundos de tiempo —disminuyó la velocidad hasta detenerse, al igual que yo—, ahí viene.

—¿Qué hacemos? —lo miré.

—En cuanto lo mires, te lanzas hacia él y lo tratas de sujetar.

—¿Y tú qué harás?

—¡Se acerca! —escuché sus pasos.

Tal como me lo ordenó Allen, me lancé sobre Douglas en su forma lobo cuando este surgió de la oscuridad y traté de sujetarlo como pude, pero desafortunadamente era más fuerte que yo y este me lanzó por el aire.

Cuando Douglas me vio, sus ojos resplandecieron y mostró sus colmillos en señal de enojo; quería atacarme. Antes de que pudiera hacerlo, los ojos de Allen resplandecieron como los de Douglas y este comenzó a caer lentamente al suelo, mugiendo como un animal mal herido hasta que no pudo soportar estar de pie y empezó a revolcarse en el suelo sacudiendo su cabeza hacia los lados y dando patadas en el aire.

—¡Aúúúúúúúúúú…!

Después comprendí lo que estaba pasando. Allen lo estaba lastimando mentalmente, haciéndole creer que en realidad estaba sufriendo, siendo ese su poder.

Finalmente Douglas volvió a su forma humana al no poder soportarlo y Allen se detuvo, segundos más tarde llegó Nathaniel por el mismo sitio del que había venido Douglas.

—Lo lograron, chicos —se posó a nuestro lado—. Lo han salvado.

—¿Dónde estoy…? —Douglas despertó y lo primero en hacer fue tocar su cabeza—. ¿Qué sucedió?

—Perdiste el control de ti mismo y te transformaste en tu forma lobo, ignorando por completo tu fuerza de voluntad.

—Y estuviste a punto de atacarme —me quejé.

—Lo siento, no podía detenerme. Algo me controlaba.

—¿En serio…? —extendí la última vocal de la palabra.

—¿Eso es sarcasmo? —arqueó una ceja.

—No peleen —dijo Allen—. Los Cazadores podrían llegar en cualquier instante.

—Los Cazadores no salen de caza las noches de luna llena —se levantó del suelo—. Sabemos que la luna llena les beneficia mucho a ustedes, volviéndose más fuertes y ágiles, y siendo el doble de peligrosos para nosotros —miró su cuerpo—. Ah… ¡Estoy desnudo! —se cubrió la entrepierna con sus manos.

—Nunca había notado eso —respondió Nathaniel, al mismo tiempo que le entregaba un short a Douglas—. Por cierto, creo que deben saber esto.

—¿Qué sucede?

—Encontramos a Joe inconsciente esta mañana no muy lejos de aquí; estaba envenenado con acónito y al parecer tenía horas desmayado ya que el veneno había recorrido gran parte de su cuerpo —escuché como el corazón de Allen se aceleró.

—Dime que está bien…

—No tengo noticias de él.

—Lo último que supe fue que estaba muy grave —respondió Douglas.

—Llévame con él. Necesito verlo.

—Allen, tranquilízate.

—No puedo hacerlo, Liam. Joe es la única familia que tengo —Nathaniel suspiró.

—Está bien. Síganme.

...

—¿En dónde está? —dijo con desesperación.

—Se está recuperando —le respondió un chico.

—¿Necesito verlo?

—En este momento está durmiendo, no creo que...

—Alex —le hizo una seña.

—Está bien, sígueme —entraron a una habitación.

Desde aquí se escuchaba la respiración agitada de Joe y algunos sollozos provenientes de Allen, más tarde el chico que lo llevó a la habitación regresó con nosotros.

—¿Cómo está?

—Está mejorando a un ritmo lento, el peligro ya pasó gracias a la luna llena, ya que le favoreció un poco.

—¡Nathaniel...! —gritó uno de los Betas un poco asustado.

El chico llegó con su ropa hecha trizas y arañado en algunas partes del cuerpo que iban sanando poco a poco.

—¿Qué sucedió, Ringo?

—Tal como me lo habías dicho, vigilé la casa de ese chico y tenías razón. Ellos quisieron raptarlo.

—¿A qué chico te refieres? —pude percibir un aroma peculiar impregnado en él—. ¿Te refieres a Matthew? —asintió.

—¿Recuerdas la manada que creímos que había secuestrado a Douglas? —asentí—. Están buscando a humanos con un don para convertirlos en hombres lobo.

—¿Pero cómo saben que él…?

—¿Olvidas que en esa manada la mayoría de los integrantes son Deltas? —me interrumpió—. Uno de ellos es un rastreador, posee el don de identificar a aquellos humanos con posibles dones.

—Y ese Hombre Lobo entró a la casa de Matthew. Por suerte no lo logró ya que yo se lo impedí, pero su mascota sufrió unas leves lesiones. Matthew tuvo que llevarlo a la veterinaria y le hice escolta. Por el momento está sano y salvo.

—¿Qué quieres decir con eso?

—Liam, ellos no se darán por vencidos hasta lograr su objetivo y nosotros tampoco. Debemos proteger a los humanos; debemos salvarlos.

—¿Por qué no luchamos contra ellos? Así sabrán que este es tu territorio.

—Ringo, esto es serio. No podremos luchar contra ellos, nos estaríamos arriesgando demasiado.

—Es verdad, todos poseen un don —interrumpió Allen, quien salía de la habitación donde ya hacía Joe recuperándose—. Pero no hay otro don tan peligroso como el mío.

—¿Tan peligroso como el tuyo? —dijo un tipo—. Debes estar bromeando. ¿Cómo una persona como tú puede tener un don?

—Tú no sabes por lo que yo he pasado... Un niño caprichoso como tú que lo quiere todo nunca lo entendería —esto me daba la sensación de que Allen y ese tipo ya se conocían hace tiempo atrás.

—Eres un imbécil —le respondió.

Posteriormente le dio un fuerte puñetazo en el rostro de Allen y a pesar de que era fuerte, esto no hizo que Allen retrocediera ante el fuerte impacto que recibió.

—Te mostraré —sus ojos resplandecieron.

Nathaniel estaba de brazos cruzados y los demás ansiosos por ver a Allen en acción.

—¿Eso es todo? —se burló por el simple hecho de no recibir un simple cosquilleo—. Creí que… —quedó paralizado y se hizo el silencio, mismo que rompió después de dar un grito horrible que se escuchó por toda la estancia.

Cuando el chico cayó rendido al piso los ojos de Allen dejaron de resplandecer y su víctima trató de recuperar el aliento, cuando lo hizo abandonó el lugar sin más que decir. Los Betas que anteriormente se rieron, quedaron traumatizados por el don de Allen.

—Este es mi don —miró a cada uno de nosotros—, infligir daño en las mentes de las personas haciéndoles creer que están siendo lastimadas físicamente, en pocas palabras siendo electrocutadas —si mirada se detuvo en Nathaniel.