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Capítulo 9

Las reuniones del consejo siempre eran ruidosas y molestas, pero esa vez era más insoportable que de costumbre. Los jefes de cada familia noble discutían sobre que hacer respecto a la situación actual. No se ponían de acuerdo entre ellos y por más que le preguntaran a su rey, este se limitaba a ignorarlos y beber vino.

Sinceramente, Leandre estaba demasiado cansado como para prestar atención a un montón de idiotas que apenas sabían hacer bien su trabajo. Si el incidente de la coronación no hubiera ocurrido, ellos ni siquiera estarían sentados ahí.

—¡Su alteza! —un guardia irrumpió en el salón, su grito hizo que todos dejaran de discutir para lanzarle una mirada asesina.

—¿Quién te crees para interrumpir así una reunión del consejo? Deberías ser castigado por no conocer tu lugar.

—Tengo algo importante que informar al rey —dijo el guardia.

—¿Qué piensas que haces? ¿Por qué no me respetas? Soy un noble, soy por mucho superior a ti, trátame con el bebido respeto.

—Silencio —las severas palabras del rey lo hicieron cerrar la boca —. Salgan todos de aquí, doy por finalizada la reunión.

Los nobles estaban desconcertados, no entendían el porqué de la actitud de su rey. Estaban reacios a irse, pero no había nada que ellos pudieran hacer contra una orden directa.

Una vez que estuvieron solos, Leandre ordenó al guardia que hablara. Tenía la esperanza de que hubieran encontrado una pista.

—Seguimos sin encontrar rastros de la señorita Eira —cuando escuchó eso, Leandre se derrumbó en su asiento —. Así que decidimos tomar otra ruta de investigación. El mismo día de la ejecución zarpó un barco con destino a Kenna. Creemos que la señorita pudo haber sido rescatada y llevada de regreso. Estamos esperando que usted nos diga como proceder a partir de ahora.

Una pequeña chispa de esperanza, eso fue todo lo que necesitó Leandre para volver en sí.

—Dile al mago real que envíe al archiduque Gavril una petición para abrir un portal en su territorio. También pide a las sirvientas que me preparen un baño, y pide algún té que sirva para diminuir los efectos del alcohol.

El guardia empezó a moverse en cuanto el rey terminó de hablar. No mucho después, cuando Leandre entró en su habitación, ya todo estaba listo. Ordenó que nadie lo molestara y entró al baño.

Se desvistió dejando expuesto su cuerpo tonificado y sin cicatrices. Lentamente, se sumergió en el agua caliente, hasta que esta lo tapó por completo. Se mantuvo así por un momento, la tensión de su cuerpo desapareció poco a poco, por primera vez en días se permitía relajarse.

Una pequeña mano tocó su torso, fue bajando, tratando de llegar a la entrepierna. Leandre tomó la mano y lanzó a su dueño al agua, agarró su cabeza y la presionó contra el mármol de la bañera.

—Por favor no me mate —la voz dulce e inocente que suplicaba piedad pertenecía a la concubina de la última vez.

—¿Quién te dijo que podías entrar aquí?

—Lo siento, por favor perdóneme —sus ojos se llenaron de lágrimas —. No lo volveré a hacer.

Leandre no sabía qué hacer con la mujer frente a él que lloraba desconsolada. Suspiró y con voz más calmada dijo: —¿Qué haces aquí?

—Yo solo quería complacer al rey, se lo veía muy estresado los últimos días.

—Claramente, dije que no quería que nadie me interrumpiera —al notar que su tono había sido severo y que la concubina volvía a llorar, se calmó —. Ahora no puedo, estoy ocupado con un asunto importante. No tengo tiempo para nimiedades, así que vete.

La concubina salió de la bañera decepcionada. Recogió su ropa del piso y se fue del lugar a toda prisa.

Leandre estuvo media hora más relajándose en el agua, al salir ya habían preparado para él la ropa que se pondría. Una hermosa pieza de tela color negro con detalles en dorado, los bolsillos tenían uno degradé rojo, como si de sangre se tratara.

Se vistió y ató el pelo. No usaría nada que lo pudiera identificar como rey de Maylea, así que dejó todas las joyas reales de lado y se dirigió al sitio acordado para el encuentro con el mago.

:/

El mago real era un tipo viejo y malhumorado, había migrado de Kenna cuando era joven y se había convertido en mago real al ser único existente en Maylea. Aparte de eso, nadie sabía nada más sobre él, y tampoco habían intentado averiguarlo, para Maylea tener uno de los miles de recursos mágicos de Kenna era lo único importante.

Cuando Leandre llegó a la torre, el mago ya se había preparado para abrir el portal. Solo pasaron unos minutos entre la creación del portal, que Leandre lo atravesara y luego que apareciera en la pequeña ciudad portuaria del territorio de Gavril.

Los marineros caminaban de aquí para allá, unos apenas iban a zarpar y otros estaban desembarcando.

Se acercó a uno de los marineros que desembarcaba y le preguntó: —¿Has visto a una chica de pelo blanco por aquí? —no era necesario más descripción que esa, ya que solo existía otra persona con el cabello blanco, y era un hombre.

El marinero iba a responder, pero una fuerte mano presionó sobre su hombro.

—¿Qué haces que no estás trabajando? —Ether estaba parado detrás de él con cara de pocos amigos.

—Estoy buscando a alguien, ¿podrías ayudarme? —dijo Leandre —. Tiene el cabello blanco.

—Lo siento, pero la única persona que conozco con esa descripción es mi abuela, y está muerta —sin decir nada más, Ether se dio la vuelta y se fue, arrastrando al marinero consigo.

Leandre, al ver lo groseros que eran los marineros, decidió buscar por sí mismo y se adentró en el pequeño pueblo. A medida que avanzaba la cantidad de personas iba aumentando, pero legó a un punto donde había demasiada gente alrededor del mismo lugar y se preguntó qué pasaba. Eso fue hasta que vio un mechón de pelo blanco moverse entre la multitud.

Corrió para alcanzarla, pero las personas de alrededor se interponían en su camino y apenas pudo avanzar. Los guardias imperiales aparecieron un momento después. Interrogaban a las personas y calmaban a la multitud, lo que le dio vía libre a Leandre para buscar a Eira.

No la vio por ningún lado. De repente, un fuerte sonido atrajo la atención de todos, y ahí la vio. La altura era la indicada y por lo que veía a través de la capa la complexión era similar, además de la manera impulsiva en la que actuaba, no tenía dudas de que esa era Eira.

No conocía el porqué ella atacó al guardia imperial, pero supuso que estaba en problemas cuando empezó a correr y subir al techo. Los guardias la siguieron y él también. Todo parecía ir bien en el escape de Eira, excepto que miró atrás, tropezó y cayó.

Leandre aumentó la velocidad, no podía permitir que ella muriera de esa forma. Logró rebasar a los guardias y de una manera casi milagrosa logró atrapar a Eira antes de que tocara el suelo. Aunque el verdadero milagro ocurrió después, ante él había un laberinto de callejones y aprovecho eso para despistar a los guardias.