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Capítulo 4

Eira forcejeó para sacarse al intruso de encima, pero era prácticamente imposible. Abrió la boca para gritar, pero él fue más rápido, presionó su mano fuertemente contra su boca y nariz, dificultándole la respiración.

Eira movió los pies con más intensidad, como si su objetivo fuera la entrepierna. Esto hizo que el intruso usara su mano libre para tratar de pararla, lo que le dio a Eira la oportunidad de atacarlo. Alargó la mano y utilizo los dedos para meterlos en los ojos del intruso, este soltó una maldición y se echó atrás de un salto.

Eira rodó fuera de la cama y agarró la silla, para en caso de que el intruso volviera por más, lanzársela.

—¿Quién carajos eres? —pregunto a la oscuridad, donde estaba segura de que se escondía el intruso.

—Eso quiero preguntarte yo a ti —Ether surgió de entre las sombras frotándose los ojos —. Es muy sospechoso que no recuerdes nada.

—¿La amnesia te parece sospechosa?

—No, lo sospechoso es lo conveniente que te resultó tu amnesia. Mi madre no sabe esto, pero cuando te encontramos estabas esposada y si contamos el hecho de que tu ropa tenía restos de sangre, sí, tu amnesia es muy sospechosa.

Eira mantuvo la calma lo más que pudo, no necesitaba que su nerviosismo le confirmara a Ether sus sospechas.

—¿No piensas decir nada?

—Tus sospechas son tan ridículas que me dejaron sin habla.

—¿No será que lo que te dejó sin habla fue el miedo a ser descubierta?

—¿Por qué tendría miedo de algo que ni siquiera es cierto?

—¿Por qué respondes una pregunta con otra?

—¿Por qué lo haces tú?

Ambos se miraban fijamente, con la mirada cargada de desafío y una sonrisa arrogante en los labios.

Eira relajó su cuerpo y se sentó en la silla sin apartar la mirada de Ether. Necesitaba mostrarse en calma, aunque estuviera alerta en caso de que la volviera a atacar.

—¿Escapaste de la prisión?

—No me acuerdo.

—¿Escapaste en medio de tu juicio?

—No lo sé.

—¿Mataste a alguien?

—De eso tampoco me acuerdo, y aunque me acordara, ¿en serio crees que te lo diría? Ni siquiera te conozco.

—Entonces si lo hiciste.

—Llegas a conclusiones demasiado rápido, deberías detenerte a analizar la situación.

—No puedo detenerme a analizar una mierda cuando hay un posible asesino en mi barco, que no sé si hará daño a las personas que quiero.

—A ver¿Ether? ¿Ese es tu nombre, verdad? Mira, no me interesa matar a nadie porque si lo hiciera me echarían del barco y eso no sería lo mejor para mí. Tampoco podría matar a toda la tripulación porque no podría navegar todo esto yo sola. Así que, llegamos al puerto, me dejas ahí y yo te pagaré de alguna manera la próxima vez que nos veamos.

—¿Cómo estás tan segura de que no te entregaré a la guardia imperial en cuanto lleguemos a tierra?

—¿Tienes alguna prueba de que yo haya cometido algún crimen?

Ether no dijo nada por un momento, solo se quedó pensando.

—Podría decir que eres un polizón y te arrestarían por entrar ilegalmente al imperio.

—Yo podría decir que soy una pobre víctima de secuestro y podría acusarte de tráfico humano.

—No puedes creer en serio que te creerán.

—¿Por qué no lo harían?

—Porque tengo a toda mi tripulación respaldándome y afirmarán que mientes.

—¿A quién crees que le creerán? ¿A un montón de bárbaros marineros o a una pobre e indefensa chica?

Eira torció el gesto después de decir esas palabras, no se sentía cómoda chantajeando a las personas, pero bueno, situaciones inesperadas conllevan medidas desesperadas, ¿o como era la frase?

—La cosa es Ether, que la situación no está a favor de ninguno, porque ambos podemos jodernos por un paso en falso del otro, propongo que llevemos la fiesta en paz. Como dije antes, me llevas a tierra y luego no me vuelves a ver hasta que consiga el dinero para pagarte el ¿pasaje?

Ether no sabía que decir, su principal objetivo era cuidar de su tripulación y esa chica representaba una amenaza para todo lo que él protegía.

—Salgamos a tomar aire, hablaremos con más calma estando afuera.

Eira asintió, no le vendría mal un poco de aire fresco para aclarar su mente.

Al salir por la puerta, un oscuro pasillo les dio la bienvenida.

—Sígueme —Ether se adelantó y la guio en la oscuridad, subieron las escaleras hasta la cubierta.

El viento frío estaba cargado del increíble aroma del mar. Eira caminó hasta la proa y dejó que el viento le diera en la cara, era extraño como esa sensación le parecía tan familiar y relajante, como si lo hubiera hecho miles de veces antes.

Ether la estaba mirando desde lejos, tratando de no arrepentirse de lo que iba a hacer a continuación.

En el silencio de una noche estrellada iluminada por la luz de la luna, Ether se acercó a Eira y como un cobarde, con una daga en la mano, la atacó por la espalda.