—Lo primero que hice después de prepararme fue abrir y revisar las cartas. Como esperaba, no tenían el sello de la familia Wiltshire. Solo la escritura se podría comparar. Pero había una gran posibilidad de que ella negara y acusara de que su caligrafía había sido copiada —dijo Penny y yo asentí.
—Su alteza, todos la esperan en la mesa del desayuno —dijo Penny, y yo asentí.
Guardando la caja en el armario, salí y me uní a todos en la mesa del desayuno.
Miré a Cassis, que una vez más era ese hombre silencioso, orgulloso y frío. Como si la noche anterior no hubiera sucedido en absoluto. Podía sentir la mirada de mi madre sobre mí y sobre el medio pastel que habíamos dejado en la mesa.
—Madre, el pastel está delicioso —dijo Killian mientras tomaba un bocado—. Pero no deberías haber horneado el pastel. Debe haber sido muy difícil con una sola mano —dijo, y yo tosí al recordar a Casio con un delantal amarillo y harina y glacé en su rostro.
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