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Los Pecados Malvados de Su Majestad

``` [Pasado, presente y futuro, siempre te desearé.] _______ Adeline tenía un plan para obtener su libertad: Paso uno: matar al Rey. Paso dos: huir y vivir felices para siempre. ¿Sucedió eso? No. El plan de Adeline fue interrumpido groseramente por un extraño misterioso, pero atractivo, que le robó su arma a medianoche. Elías Luxton era un Rey despiadado notorio por sus atrocidades sin misericordia. Era el monstruo que se escondía en las sombras. Adeline Rose era una Princesa destronada con un pasado oscuro. Tras el asesinato de sus padres y un usurpador robándole su trono, huye al Imperio de Wraith y se encuentra inesperadamente con Elías. Elías afirmaba conocerla. Pero ella no lo recordaba. Y Adeline no quería tener nada que ver con él. ¿El problema? Adeline debía matarlo, pero él quiere casarse con ella. ¿Podrá escapar de las garras de este Rey desvergonzado? ¿O tendrá que enfrentar sola los demonios de su pasado? _______ [ADVERTENCIA: HAY CONTENIDO ADULTO EN ESTA HISTORIA] Extracto: —Ahora, quítatelo. Ella parpadeó hacia él, asombrada por sus palabras. —¿Qué? —susurró, preguntándose si sus oídos la habían traicionado. —Mi camisa —dijo él, contemplándola con una mirada ardiente. —¿Pero por qué? —preguntó ella. —Para que la próxima vez que me la ponga, tenga recuerdos de poseerte. _______ Editores: okatuvslife & Skale93 Este libro se encuentra exclusivamente en webnovel.com. Por favor, no lo publiques en ningún otro lugar. ```

Xincerely · Fantaisie
Pas assez d’évaluations
249 Chs

Observándola

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El estudio privado del Vizconde Sebastián Marden daba a la carretera principal que conducía a la propiedad. Podía ver el lujoso coche negro que se acercaba por su pavimento de piedra, custodiado por algunos otros coches detrás de él.

Sus ojos se estrecharon al ver las placas reales, sabiendo que la pequeña puta de una sobrina había traído a su amante con ella. Como madre, como hija, utilizaban su encanto para conseguir maridos poderosos.

Observó con la barbilla alzada cómo ella salía del coche negro. Sus piernas se deslizaron elegantemente hacia fuera y, por un momento, pensó que veía a Addison. Cabello rubio largo como oro fundido, ojos verdes brillantes que dejaban en vergüenza a los bosques y una expresión recatada, podría haber jurado que era Addison.

—Unos días en el castillo y ya olvidó su etiqueta —siseó el Vizconde Marden. Estaba descontento con sus pantalones negros bien ajustados, hechos a la medida como si fuera a una importante reunión de oficina.

Chapitre verrouillé

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