``` [Pasado, presente y futuro, siempre te desearé.] _______ Adeline tenía un plan para obtener su libertad: Paso uno: matar al Rey. Paso dos: huir y vivir felices para siempre. ¿Sucedió eso? No. El plan de Adeline fue interrumpido groseramente por un extraño misterioso, pero atractivo, que le robó su arma a medianoche. Elías Luxton era un Rey despiadado notorio por sus atrocidades sin misericordia. Era el monstruo que se escondía en las sombras. Adeline Rose era una Princesa destronada con un pasado oscuro. Tras el asesinato de sus padres y un usurpador robándole su trono, huye al Imperio de Wraith y se encuentra inesperadamente con Elías. Elías afirmaba conocerla. Pero ella no lo recordaba. Y Adeline no quería tener nada que ver con él. ¿El problema? Adeline debía matarlo, pero él quiere casarse con ella. ¿Podrá escapar de las garras de este Rey desvergonzado? ¿O tendrá que enfrentar sola los demonios de su pasado? _______ [ADVERTENCIA: HAY CONTENIDO ADULTO EN ESTA HISTORIA] Extracto: —Ahora, quítatelo. Ella parpadeó hacia él, asombrada por sus palabras. —¿Qué? —susurró, preguntándose si sus oídos la habían traicionado. —Mi camisa —dijo él, contemplándola con una mirada ardiente. —¿Pero por qué? —preguntó ella. —Para que la próxima vez que me la ponga, tenga recuerdos de poseerte. _______ Editores: okatuvslife & Skale93 Este libro se encuentra exclusivamente en webnovel.com. Por favor, no lo publiques en ningún otro lugar. ```
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Cuando entraron en su dormitorio, Lydia de repente se sintió cohibida. Ella apretó su mano y se volvió hacia él.
—Permíteme tomar una ducha —dijo Lydia, sorprendiéndolo.
Lydia acababa de darse cuenta de que habían pasado tres años desde la última vez que durmió con alguien y necesitaba prepararse.
Weston levantó una ceja pero soltó su mano.
—Es tu casa, haz lo que quieras, pequeña bola de fuego.
—No me llames así —dijo Lydia, ocultando una sonrisa mientras se acercaba a su vestidor, su corazón amenazando con saltar de su pecho. Estaba nerviosa, pero aun así sacó su camisón más bonito.
—Es el apodo perfecto —respondió Weston—. Especialmente para tu naturaleza briosa.
Weston echó un vistazo alrededor de su amplio dormitorio y a las ventanas que daban a la ciudad. Estaba justo un piso debajo del ático y tenía vistas espectaculares de toda la ciudad desde aquí. Sus labios se curvaron.
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