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Los Pecados Malvados de Su Majestad

``` [Pasado, presente y futuro, siempre te desearé.] _______ Adeline tenía un plan para obtener su libertad: Paso uno: matar al Rey. Paso dos: huir y vivir felices para siempre. ¿Sucedió eso? No. El plan de Adeline fue interrumpido groseramente por un extraño misterioso, pero atractivo, que le robó su arma a medianoche. Elías Luxton era un Rey despiadado notorio por sus atrocidades sin misericordia. Era el monstruo que se escondía en las sombras. Adeline Rose era una Princesa destronada con un pasado oscuro. Tras el asesinato de sus padres y un usurpador robándole su trono, huye al Imperio de Wraith y se encuentra inesperadamente con Elías. Elías afirmaba conocerla. Pero ella no lo recordaba. Y Adeline no quería tener nada que ver con él. ¿El problema? Adeline debía matarlo, pero él quiere casarse con ella. ¿Podrá escapar de las garras de este Rey desvergonzado? ¿O tendrá que enfrentar sola los demonios de su pasado? _______ [ADVERTENCIA: HAY CONTENIDO ADULTO EN ESTA HISTORIA] Extracto: —Ahora, quítatelo. Ella parpadeó hacia él, asombrada por sus palabras. —¿Qué? —susurró, preguntándose si sus oídos la habían traicionado. —Mi camisa —dijo él, contemplándola con una mirada ardiente. —¿Pero por qué? —preguntó ella. —Para que la próxima vez que me la ponga, tenga recuerdos de poseerte. _______ Editores: okatuvslife & Skale93 Este libro se encuentra exclusivamente en webnovel.com. Por favor, no lo publiques en ningún otro lugar. ```

Xincerely · Fantaisie
Pas assez d’évaluations
249 Chs

Adiós

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—¿Dónde estabas? —preguntó Elías instantáneamente cuando la siguió afuera. Ella miraba al frente, con las manos entrelazadas delante de ella.

A pesar de la era moderna, Dorothy todavía se comportaba como si estuviera en la era aristocrática. Era anticuada y siempre se comportaba con el etiquetado que le enseñaron hace siglos. Jamás podía olvidar los estrictos azotes cada vez que cometía un error.

—Preparándome para morir —declaró Dorothy.

Elías se detuvo y la miró en silencio. Los Pura-Sangres no morían de vejez. O eran asesinados o se suicidaban. Las enfermedades y los males eran lo que usualmente los mataba, pues nada más podía ser lo suficientemente poderoso para asesinar a un Pura Sangre.

Elías notó que la piel de su abuela estaba más pálida de lo usual, pero no parecía enferma.

—¿Cuántos años tienes ahora? —reflexionó Elías—. ¿Al menos mil años?

—¿No sabes que no se debe preguntar la edad a una mujer? —comentó Dorothy.

Chapitre verrouillé

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