``` [Pasado, presente y futuro, siempre te desearé.] _______ Adeline tenía un plan para obtener su libertad: Paso uno: matar al Rey. Paso dos: huir y vivir felices para siempre. ¿Sucedió eso? No. El plan de Adeline fue interrumpido groseramente por un extraño misterioso, pero atractivo, que le robó su arma a medianoche. Elías Luxton era un Rey despiadado notorio por sus atrocidades sin misericordia. Era el monstruo que se escondía en las sombras. Adeline Rose era una Princesa destronada con un pasado oscuro. Tras el asesinato de sus padres y un usurpador robándole su trono, huye al Imperio de Wraith y se encuentra inesperadamente con Elías. Elías afirmaba conocerla. Pero ella no lo recordaba. Y Adeline no quería tener nada que ver con él. ¿El problema? Adeline debía matarlo, pero él quiere casarse con ella. ¿Podrá escapar de las garras de este Rey desvergonzado? ¿O tendrá que enfrentar sola los demonios de su pasado? _______ [ADVERTENCIA: HAY CONTENIDO ADULTO EN ESTA HISTORIA] Extracto: —Ahora, quítatelo. Ella parpadeó hacia él, asombrada por sus palabras. —¿Qué? —susurró, preguntándose si sus oídos la habían traicionado. —Mi camisa —dijo él, contemplándola con una mirada ardiente. —¿Pero por qué? —preguntó ella. —Para que la próxima vez que me la ponga, tenga recuerdos de poseerte. _______ Editores: okatuvslife & Skale93 Este libro se encuentra exclusivamente en webnovel.com. Por favor, no lo publiques en ningún otro lugar. ```
—¡Estás aquí! —exclamó Adeline, juntando sus manos con alegría. Escuchó que la ropa se rasgaba y giró justo a tiempo para ver que Elios y Adelia se habían escapado a través de la camiseta.
Antes de que los padres pudieran decir algo, Elios se lanzó hacia la hija y el hijo de Weston y Lydia.
—¡Layla, Wesleyano, vamos a jugar, vamos a jugar! —Elios exigió, agarrando a sus amigos cercanos de las manos.
De inmediato, Layla dudó y se escondió detrás de las piernas de su padre, aferrándose fuertemente a él. Sus ojos rojos parpadearon hacia Weston, su cabello negro medianoche le caía más allá de los hombros. No se parecía ni a Weston ni a Lydia, evidente su adopción, pero sí se parecía a su hermano, quien también había sido adoptado.
—Está bien, Layla —dijo gentilmente Weston, acariciando la parte posterior de su cabeza con una sonrisa tranquilizadora.
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