``` [Pasado, presente y futuro, siempre te desearé.] _______ Adeline tenía un plan para obtener su libertad: Paso uno: matar al Rey. Paso dos: huir y vivir felices para siempre. ¿Sucedió eso? No. El plan de Adeline fue interrumpido groseramente por un extraño misterioso, pero atractivo, que le robó su arma a medianoche. Elías Luxton era un Rey despiadado notorio por sus atrocidades sin misericordia. Era el monstruo que se escondía en las sombras. Adeline Rose era una Princesa destronada con un pasado oscuro. Tras el asesinato de sus padres y un usurpador robándole su trono, huye al Imperio de Wraith y se encuentra inesperadamente con Elías. Elías afirmaba conocerla. Pero ella no lo recordaba. Y Adeline no quería tener nada que ver con él. ¿El problema? Adeline debía matarlo, pero él quiere casarse con ella. ¿Podrá escapar de las garras de este Rey desvergonzado? ¿O tendrá que enfrentar sola los demonios de su pasado? _______ [ADVERTENCIA: HAY CONTENIDO ADULTO EN ESTA HISTORIA] Extracto: —Ahora, quítatelo. Ella parpadeó hacia él, asombrada por sus palabras. —¿Qué? —susurró, preguntándose si sus oídos la habían traicionado. —Mi camisa —dijo él, contemplándola con una mirada ardiente. —¿Pero por qué? —preguntó ella. —Para que la próxima vez que me la ponga, tenga recuerdos de poseerte. _______ Editores: okatuvslife & Skale93 Este libro se encuentra exclusivamente en webnovel.com. Por favor, no lo publiques en ningún otro lugar. ```
[ADVERTENCIA: El siguiente contiene contenido sexual.]
Adeline apenas podía contener sus gemidos, su garganta ronca de los sonidos lascivos. Él rodaba sus caderas en un movimiento lento, como una ola sobre ella.
Adeline no tenía nada con qué distraerse del placer, sus sentidos sobrestimulados mientras sus ojos se volvían hacia atrás y su boca se abría. Su corazón latía acelerado por la emoción mientras él seguía meciéndose dentro de ella.
—Parece que disfrutas estar atada así —Elías bromeó, agarrando sus caderas e incrustándose más profundamente en ella, provocando que ella gritara.
Elías la forzó a tomarlo todo, su interior apretando firmemente su miembro. Él siseó ante la sensación, sus sentidos desbocados. Se inclinó y enroscó su lengua en sus pezones, su cuerpo retorciéndose de placer.
—No digas cosas tan sucias —Adeline gimoteó, apenas capaz de registrar lo que él decía.
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