—Si alguien dijera que Alonso Dragón nunca antes había visto lo que era un descenso celestial, hoy, tuvo la suerte de presenciarlo.
—¡Vio una figura saltar hacia abajo con un movimiento ágil! —Después de eso, la figura aterrizó firmemente sobre un gran árbol.
—¡Rápido, rápido, llévame adentro!
—Alonso Dragón estaba totalmente aterrorizado, sus ojos fijos en ese gran árbol. —Una caída tan alta sin duda sería mortal. —Si ni siquiera eso pudiera matar, ¿acaso seguía siendo un humano?
—Pero milagrosamente, Julio Reed realmente no había muerto.
—Entre los bosques, un hombre con una espada caminaba pesadamente hacia la casa de ladrillo. —¡Su cuerpo emanaba un aura asesina!
—Esta escena provocó escalofríos en la columna de todos los que estaban adentro.
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