Unas horas más tarde, los ojos de Ashlyn se abrieron.
Lo primero que sintió fue algo duro y largo descansando entre sus nalgas. Lo segundo que sintió fue una mano sobre su vientre plano y un rostro acurrucado en su suave cuello.
Alguien había acoplado su cuerpo al de ella por detrás, sosteniéndola mientras dormía.
—Kiba...
Sin voltearse, sabía que era él.
Incluso si no fuera por su aliento fresco rozando su cuello, lo habría sabido por la dureza – la que la había agotado hasta dormirla, y eso que aún era temprano en la mañana.
Nunca antes había sentido que el agotamiento pudiera ser tan maravillosamente increíble. Era la mejor sensación que jamás había tenido.
Subconscientemente, comenzó a empujar su culo hacia atrás, haciendo que su polla se deslizara más, a un pelo de su entrada.
Sus ojos se contrajeron al darse cuenta de lo que estaba haciendo, y se detuvo.
O lo intentó... hasta que sintió el calor latiendo desde ella, haciendo que su entrada temblara de deseos.
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