—Hmm… Interesante —Gilas sonrió con malicia. Olfateó a su pareja desde la distancia, así que siguió su aroma hasta el estadio. Allí, vio a Clara, observando a Darío y a Xenia no muy lejos de donde los soldados disparaban sus flechas a Xenia.
—Parece que nuestro Rey estará bastante ocupado con su pareja por algún tiempo —comentó casualmente—. ¿No vas a entrenar tú también?
—No necesito entrenar tanto para eso —declaró Clara con arrogancia, con los ojos aún fijos en Xenia.
—Sabes que puedo oler tu ardiente celos incluso desde donde estoy... —comentó Gilas. Clara era su pareja, pero fue rechazada rotundamente por ella solo con sus acciones, demostrando lo mucho que estaba profundamente enamorada de Darío desde que se convirtió en una mujer adulta por sentido.
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