Freya se sorprendió por lo que acababa de escuchar decir a Gedeón. Y casi tan rápidamente como lo había hecho tal como se le pidió, la realidad de lo que había estado haciendo lentamente comenzó a amanecer en ella. Inmediatamente, sus mejillas se sonrojaron al darse cuenta de lo peligrosamente cerca que estaba de Gedeón y que incluso su cuerpo sentía que estaba siendo devastado por sus acciones.
—[¿En serio ni siquiera te diste cuenta?!] —Yal aulló divertido. —[¿Cómo puedes ser tan despistada?!]
Todo había pasado demasiado rápido. En algún momento, Freya debió haberse involucrado tanto en enseñarle a Gedeón una de sus pasiones en la vida que todas sus maneras adecuadas y su usual cautela se esfumaron. Ella había estado tan cerca de él, sus pechos incluso presionando sus hombros mientras enlazaba sus brazos alrededor de los de él, sus dedos entrelazados con los de él mientras hacía lo mejor que podía para enseñarle su arte…
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