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Capitulo 37: Deseo de libertad

 Punto de vista de Hel

 El sonido de las cadenas contra las espadas era ensordecedor, atronador, pero no se detenía, no llegábamos a darle, pero el solo podía defenderse.

 Nuestra fiereza comenzó a aumentar, a cada minuto que pasaba nos volvíamos más audaces, recibiendo más heridas, incluso algunas profundas, pero no podíamos frenar.

 Queríamos destrozarlo y devorarlo, su olor, su presencia, es como si le tirasen un filete recién hecho a una manada de perros, no había manera de ignorarlo y no teníamos el deseo de evitarlo, como un adicto, como si él fuese nuestra marca favorita de droga, nuestra comida tras varios días de hambruna, la última gota de agua del desierto.

 Necesitamos cazarlo, necesitamos comérnoslo, lo deseamos.

 Nuestros latidos eran frenéticos y al poco tiempo un extasiante sonido inundó nuestra mente, lo habíamos alcanzado.

 Irina había conseguido herirle la muñeca, un corte pequeño debido a las espinas de nuestras cadenas, pero eso fue suficiente, su sangre blanca goteo un par de gotas y su olor fue un detonante.

 [Se ha vuelto a desbloquear vuestra linea de sangre]

 [El abismo a vuelto a bloquear la linea de sangre]

 [El abismo no desea volver a perder su control en vosotros, ha restablecido la maldición del abismo]

 [Habéis vuelto a perder vuestras estadísticas]

 Cuando vi esas notificaciones, fue como un rayo, antes de poder movernos, cadenas visibles para todos los presentes rompieron el espacio, agarrándonos y crucificandonos en el aire, impotentes mientras nuestro frenesí continuaba.

 El mensajero ya había sido herido, podríamos haberlo devorado, pero el abismo no nos dejó…

 La ira me estaba poseyendo más allá del frenesí, quería romper estas malditas cadenas, destrozarlas, no podía creer que en tan poco tiempo iba a detestar el abismo.

 Quizás estaba equivocado, quizás no tenía que buscarlo, este poder, para que al final acabar como esclavos de esa prisión.

 Punto de vista de Luneth

 La calamidad estaba encima nuestra, los invitados son los verdaderos monstruos, el terror estaba en la mirada de todos, ellos lucharon como verdaderos demonios, rápidos y letales, si alguno de nosotros se enfrentará a cualquiera de ellos, simplemente moriría.

 - Eso es cierto pequeña, mucho más en este estado, pero tranquila, ellos no se pondrían así por los vuestros, su raza es muy especial, destinada a consumir todas las reglas y leyes, por eso su hambre nunca os llegará – Ante estas palabras, mi piel se erizo, rápida y sin dudas, me gire y me arrodille.

 Los presentes al verme se extrañaron, pero rápidamente me siguieron una vez que se dieron cuenta ante quien me arrodillaba.

 Enfrente mía un trono redondo, del cual caía agua como una pequeña cascada, sobre el trono, una sirena blanca y hermosa, las mariposas y polillas comenzaron a rondar a su alrededor, enardeciendo un sentimiento sagrado que exudaba su ser.

 Ella era la luna.

 - O diosa luna, su sirviente se arrodilla y pide consejo – Si ella nos ayuda quizá podamos conseguir evitar la muerte.

 - Tranquila pequeña, todo ha ido según lo planeado – En ese momento, el grito del mensajero de la luna se escuchó, fuerte y claro, no pudimos evitar mirar y ver que tenía un pequeño corte en la muñeca.

 Para cualquiera ese pequeño corte no significaba nada, pero él era el mensajero de un dios, no un cualquiera.

 Fue entonces que un aura aterradora y opresiva apareció en el reino de la luna, atando a los invitados, ellos parecían furiosos, pero al verlos incapacitados solo pudo aliviar mi corazón.

 - Niña, esas cadenas no son nada de lo cual sentirse aliviados, es porque ellas existen que prepare que ellos entrasen a mi reino – Me quedé un momento anonadada, no entendía el porqué, pero podía ver que el desprecio y el odio que le tenía la luna a esas cadenas.

 El trono blanco comenzó a avanzar, como si levitase en el agua y se acercó a los invitados atrapados en el cielo.

 Tanto Gwen, como yo seguimos a la diosa, junto con su mensajero y Leva.

 - Joven inmortal, yo soy la luna, encantada de conocerte, yo soy quien ha dispuesto este enfrentamiento entre mi mensajero y los tuyos, quería ver de lo que erais capaces y debo decir que me habéis sorprendido, sobretodo para una facción la cual lleva poco más de un mes de existencia, eso me recuerda, os ofrezco mis condolencias – El tono tan formal de la diosa ya me sorprendió en gran medida, pero al mencionar que el inmortal había venido a éste mundo en tan poco tiempo demostró lo verdaderamente poderoso que era.

 - Mis condolencias, esta reina no sabía que esta era tu situación, para alguien que pasó por eso hace tan poco y yo tenía intención de aprovecharme de ti, permitirme disculparme – Gwen como inmortal, sabía lo doloroso que era morir y el no poder ver a tu familia de nuevo, aunque he oído de familias que entran en este mundo para visitar a los inmortales, pero tengo entendido que es un alto costo y no muchos lo pagan.

 Para mi extrañeza, Leva también dio sus condolencias, al parecer este cabeza de músculo también entendía a los inmortales, creo que es porque tiene varios amigos inmortales, aunque quizá él ha vivido algo que le ha dado este punto de vista.

 - Bueno, agradezco vuestras condolencias – El visitante respondió con cierta amabilidad, pero en su tono se podía notar una furia desmedida y yo no era tan estúpida como para mirar de nuevo sus almas, para comprobar sus estados.

 - Bien, ¿ha recibido esa misión verdad? - Luna pregunto, pero no sabia cual era la misión, debo admitir que estaba intrigada.

 - Así es, aunque no tiene ninguna instrucción, ¿tú sabes algo verdad?- Poco a poco la ira del inmortal estaba descendiendo o eso me parecía, eso era algo bueno, no querría volverlo a ver furioso.

 Fue entonces cuando sus cuerpos comenzaron a cambiar, las espinas volvieron a hundirse en el metal y volver a las cadenas de antes, sus alas desaparecieron y su máscara dejó de llorar, solo entonces esas cadenas que los ataba desaparecieron dejándolos caer.

 No sabía si volverían a volverse locos, así que no pude evitar temblar.

 - Tu, la de blanco, deja de temblar, no creo que podamos volver a entrar en frenesís en breve, así que está tranquila, me estás poniendo nerviosa – Fue la invitada bajita la que habló, parecía molesta, así que acabé poniéndome tensa para no enfurecerla.

 - Lilith, dejala tranquila, es normal temernos, ahora luna, que quieres de nosotros y responde a mi pregunta – El inmortal parecía defenderme, pero antes de agradecerle, lo escuche hablar sin ningún respeto hacia mi diosa.

 Justo cuando iba a explicarle que no podía hablarle así, el mensajero puso su mano delante mía y negó con la cabeza.

 - Bueno, mi deseo joven inmortal, es que consigáis escapar del abismo, vuestra raza ha sido olvidada y deseo su regreso, sobre la pregunta, ni si quiera yo tengo claro que tienes que hacer para poder liberarte, por ahora te sugiero que escales posiciones en el abismo, quizá así encuentres una manera de escapar -

 - Espera un momento, el abismo es la facción nueva, entonces sois vosotros – La reina parecía reconocer la facción de los visitantes, será algo que solo los inmortales saben, ni idea.

 - Así es pequeña, su facción puede ser el desencadenante de muchos eventos futuros, así que te sugiero que los contrates, ya que si eliges ayudarlos o alejarte de ellos puede acabar por volverse en la encrucijada, entre la vida y la muerte.

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Gracias y hasta el próximo capítulo.

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