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Un beso de buenas noches

Ver el frágil cuerpo de mi amado hijo bajo mis pies despierta en mí una ira incontenible, una furia que ninguna fuerza puede apaciguar. Solo una idea se apodera de mi mente mientras me encamino hacia la granja: "La venganza ha tomado posesión de mi alma". Observo cómo mis esperanzas se consumen con las llamas, los campos que una vez brillaron dorados por los relucientes campos de trigo, hoy se ven sumidos en un gris deprimente, cubiertos por una inmensa cantidad de cenizas.

Al acercarme a mi humilde morada, presencio cómo el cuerpo de Steve es devorado por las llamas. Lo encuentro encadenado a una especie de estrella, sus entrañas retorcidas expuestas como si fuera un macabro festejo, sus ojos extraídos y colgando de su rostro. Antes de que su vida se apague, escucho gritos que desgarran mi alma.

La imposibilidad de escalar y desatar su cuerpo me llena de desesperación. Las llamas devoran a Steve, y de rodillas, con lágrimas en los ojos, le suplico perdón. Le prometo venganza una y otra vez hasta que su alma mortal alcance la paz que tanto anhelaba. Mientras me sumerjo en el bosque, escucho los jadeos de una mujer.

Con cautela, me adentro, con el corazón agitado por los eventos recientes y el alma embriagada por la desesperación al desconocer el paradero de Juliet. La silueta de dos hombres ultrajando con violencia a una mujer se dibuja ante mí. Aunque no puedo ver claramente sus rostros, mi corazón palpita con desesperación, y la voz que escucho me resulta familiar. Con horror, contemplo el rostro de Juliet sumido en la agonía y desesperación, su alma apagada, la alegría que tanto amé desvanecida.

La furia se apodera de mí. Tomo una roca y la golpeo repetidamente hasta que se desvanece en mis manos. El agresor suelta una pequeña navaja, que tomo con determinación. Apuñalo al siguiente hombre hasta que su cabeza está a escasos centímetros de desprenderse de su cuerpo. Con prisa, tomo a Juliet entre mis brazos mientras lucha por sobrevivir.

En su agonía, me suplica que acabe con su sufrimiento. Me niego y le ruego que luche por su vida. Juliet comienza a llorar en mi regazo, suplicándome que termine con el dolor. Coloca mi mano en su pecho y me confiesa que aún me ama, me indica entre lagrimas que prefiere morir sabiendo que siempre fue mía que seguir viviendo con el maldito recuerdo de ser tomada por otros hombres. No puedo articular respuesta, mi garganta está cerrada, y un nudo aprieta mi corazón.

Ella me tomo de la cabeza y me besa por ultima vez, ella toma mi mano que empuña una daga y la clava lentamente en su pecho, ella se desvanece en mis brazos con lagrimas en los ojos y el alma partida en dos, tomo su delgado cuerpo entre mis brazos y comienzo a recorrer aquellos campos que hoy en día arden en las llamas de la desesperación.

Con cada paso , recuerdo aquellos días que se han desvanecido, las lagrimas no paran de recorrer mi rostro, le prometí que estaríamos juntos por siempre , no logro comprender porque Dios es tan cruel, me lo ha arrebatado todo en un instante, reniego una y otra vez mi mala suerte, me he cegado ante su voluntad y su misericordia, Ya nada queda para mi.

Solo deseo la muerte, me acerco a aquel maldito árbol donde comenzó todo, si nunca hubiese venido ella estaría viva, maldita sea porque aquella cuerda no me quito la vida ella aun estaría con vida, seria la mujer de alguien mas pero ella probablemente estaría feliz, soy tan miserable porque no pude proteger a mi amada, ya todo me da igual.

Comienzo a cavar una tumba junto a nuestro hijo, antes de dejarla en su fría tumba , le grito con todas mis fuerzas que nos volveremos a ver en esta o la próxima vida, escucho que los guardias se acercan , veo como el estandarte del virrey ondea de un lado a otro.

Soy capturado por los guardias y soy enviado a la plaza publica para mi ejecución , me han incriminado de asesinar a mi familia , ya me da igual lo que puedan hacer conmigo , estoy muerto por dentro, mi alma se ha calcinado y fue enterrada bajo aquel árbol junto a mi familia , el virrey ha cometido injuria , de pronto veo aquel caballero que me perdono la vida cuando fui secuestrado. Según el murmullo de los espectadores entiendo que es el Héroe que salvara a la humanidad de los infernales. El da la orden de mi ejecución en la guillotina, ya que soy considerado un apóstol de Zephyr , que fue enviado desde otro mundo para exterminar a la humanidad .

Me colocan en la guillotina , el verdugo corta las cuerdas, todo se oscurece frente a mi, escucho una voz que agradece mi eterna lealtad , entre las tinieblas puedo ver a una mujer de avanzada edad que se encuentra atada a un roca , se presenta como Zephyr el autentico dios de este mundo, la ira me ciega al ver que aquel dios que tanto ame me había abandonado, la sangre aun brota de su herida mortal.

Me pide que me calme , me explica que en su estado era imposible de salvar a mi familia, las cadenas que lo atan merman su voluntad, entiendo la situación pero aun lamento la muerte de mi familia , realmente estoy devastado.

Me ofrece una oportunidad para vengarme de aquellos que me han traicionado a cambio que le jure lealtad y así convertirme en su apóstol para asesinar al dios que rige las leyes de este podrido mundo, acepto sin pensar en las consecuencias ya que mi corazón desea y anhela la venganza.

Me indica que la habilidad Metamorfosis Pecaminosa de Athar1  al fin puede ser activada ya que he cumplido con todos los requisitos necesarios para poder desbloquear dicha habilidad. Le pregunto cual es la utilidad de esta habilidad2

Aquella habitación cubierta por tinieblas comienza a temblar ya que Zephyr a agotado la poca magia que tenia al forjar el pacto de lealtad, me indica que seré enviado a mi antiguo mundo y que en ese poco tiempo que me queda de vida que redacte mis memorias en una hoja , dicha hoja esta encantada con un juramento maldito que me permitirá viajar de nuevo a este mundo.

Su magia se desencadenará cuando pueda volver a nacer en alguna futura reencarnación, se despide de mi deseando volver a verme, de pronto todo se ilumina frente a mi, me encuentro nuevamente en mi antiguo mundo con el poco tiempo de vida que me queda he escrito este juramento con mi sangre y mi ultimo aliento.

A quien tenga el honor de leer esta carta, que documenta mis desventuras en el otro mundo, no imploro que confíe en mis palabras, pues bien podría ser el delirio de un escritor fracasado y embriagado. Solo ruego que plasme este relato, permitiéndome así retornar a ese reino de fantasía para hacer justicia contra aquellos que conspiraron en mi contra.

Londres - 22/10/1825