Después de bañarme, Martha me ayudó a vestirme. Reunirse con el príncipe heredero era tan importante para las sirvientas que me prepararon un hermoso vestido con accesorios a juego.
—Estoy lista, vamos —dije, y Martha asintió en entendimiento.
En mi bolsillo estaba el cristal mágico que Anna la adivina me había dado antes. Con este cristal supe que Jack era una de las estrellas de la profecía, y como decía la profecía, Jack se había convertido en una gran ayuda para mí.
Recordé de nuevo la profecía, la que temía que sucediera. Y hasta ahora esa profecía realmente está sucediendo. Mirando el cristal, está brillando de color amarillo. Ya sabía que Guillermo era la estrella amarilla en la profecía, el que siempre estaba a mi lado, protegiéndome.
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