—Pensé que me lo habías devuelto —susurró Madeline, acercándose más a él para ver mejor la hoja de trébol. Recordaba que él había tomado su pañuelo, pero mientras recordaba los eventos que habían ocurrido, recordó a su madre preguntándole dónde había dejado la hoja de trébol.
Cuando sus ojos se levantaron para encontrarse con los de Calhoun, él dijo:
—La hoja de trébol que te llevaste no era más que una ilusión. Igual que cuando creíste que yo había tirado la nota de tu madre aquella vez que visitamos tu casa.
Esto era una novedad para Madeline ya que había llegado a creer que Calhoun había arrojado sin corazón la nota que su madre le había escrito:
—¿Por qué no me dijiste antes que no la tiraste?
—Porque habrías querido echar un vistazo a lo que estaba escrito dentro —respondió Calhoun. Uno de los lados de sus labios se había elevado en una sonrisa al pensar: "Me gusta atormentar a la gente, especialmente a la que amo".
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